En sus aplaudidos discursos por el pueblo, este se comprometía a garantizar justicia social, igualdad, respeto a los pueblos originarios y cambios conceptuales de la seguridad nacional en las Fuerzas Armadas.
Está muy claro que con la fuerza que aún tienen en Chile ese sector de la derecha y centro derecha y que se expresa en una buena representación parlamentaria, puede ser un importante obstáculo para el Presidente y su Gobierno. Pues obviamente esos sectores de la derecha no se parecerán a la antigua derecha de las décadas pasadas, con lo sucedido en estas elecciones y la relativa derrota de la derecha pinochetista, modificará sus contenidos formas y los debates y diálogos será distintos.
Pero este nuevo gobierno y el presidente Boric, tendrán que demostrar que todo lo que ellos reclamaban y criticaban muy fuertemente a los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría, ahora como Gobierno cumplirán y harán un gobierno apegado a cumplir con aquellas reclamaciones y no se parecerán aquellos Gobiernos de Lagos y Bachelet y muy lejos de lo que fueron los gobiernos de la derecha de Patricio Aylwin y Sebastián Piñera.
De presentarse un escenario de incumplimiento, sólo serán las mismas masas que lo eligieron y se unan a los que se abstuvieron y de nuevo tomen sus decisiones de exigir pacífica y democráticamente en la calle, que se cumpla con lo prometido en la campaña.
Acciones parecidas, al mismo escenario que ellos enfrentaron como oposición hace 10 años atrás, solo que en esta ocasión tendrá que dar absoluta garantía de que no serán reprimidos. Ellos serán los que presionen no al gobierno, sino a la derecha y a las elites que, desde el Congreso, obstaculizarán el cumplimiento de los compromisos de campaña y la gobernabilidad del Presidente.
Es evidente que la derecha y centro derecha qué, en las elecciones votaron a favor del pinochetista y nazi-fascista José Antonio Kast, no quieren se cambie el actual sistema neoliberal. Tomar en cuenta que Kast alcanzó un 42 por ciento de votos, una no despreciable cifra de más de 3 millones de electores. Y tienen una importante representación en el Parlamento y también en la Asamblea Nacional Constituyente, que actualmente trabajan en el cambio de la constitución de 1980 legada por el dictador Augusto Pinochet.
Con estas consideraciones, lo que este analista quiere alertar, que Boric, se enfrentará a una muy compleja situación política, económica y social, interna. Ciertamente el actual escenario, no es el mismo de la crisis, que tuvo que enfrentar el presidente-mártir Salvador Allende. Hoy el pueblo chileno tiene más conciencia de lo que está ocurriendo en su país y no se van a dejar engañar con cantos de sirena.
Tampoco es momento de que se pueda ejecutar un Golpe de Estado Militar, sería repudiado, agravaría la crisis interna y Chile quedaría totalmente aislado, ni Estados Unidos ni la Unión Europea podría reconocerlos y de reconocerlos quedarían totalmente desenmascarados y cómplices de una acción antidemocrática. La derecha y extrema derecha pinochetista, pueden recurrir a supuestas vías pacíficas y legales con los llamado Golpes Blandos, a través del parlamento como ocurrió en Brasil. Es en esa trampa en la que tiene que cuidarse el nuevo gobierno y su Presidente.
Otro escenario posible, es que el presidente Boric y el Gobierno, acepten realizar solo algunos afeites de corte social, pero sin cambios estructurales estratégicos y necesarios, que son los que requiere ese país y espera su pueblo, hoy sumido en una grave crisis económica interna, de gran pobreza, de graves actos de represión contra el pueblo y especialmente contra los pueblos originarios. Esto ya se convertiría en una traición a sus seguidores y el pueblo qué, espera reales cambios socioeconómicos en Chile.
Para solucionar esa crisis, tienen que buscar la fórmula que sus riquezas económicas, comerciales, agrarias y minerales, que están hoy en manos extranjera, pasen a ser patrimonio de la nación, sin que obviamente se afecte al empresariado nacional, el que puede ser regulado mediante una política fiscal, para beneficiar políticas públicas en salud, educación, empleos y viviendas. No se trata de una Revolución Socialista, como señalan algunas campañas y que la propiedad privada seria eliminada, no, a ese objetivo solo se podrá llegar por otras vías, si los sectores de poder en Chile insisten en mantener el actual statu quo.
El tema de la política exterior es otro elemento importante, se trata de respetar el derecho internacional y diplomático con todos los países. No debe juzgarse a ninguno y menos basados en falsas y viejas campañas de Estados Unidos contra países que no se subordinan a su política imperial. Estos son los casos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, atacados por el presidente Boric, repitiendo la misma campaña de la mafia cubana-americana de Miami y los Estados Unidos, cuando él, se encontraba en campaña electoral. Sobre ese tema me ocuparé en la cuarta parte de este largo artículo.
En Chile hoy, hay una lucha de contrarios y que lo que se pretende es que el Presidente se aleje de cualquier proyecto que vaya en contra de los intereses y privilegios de las elites de poder económico y político. Es muy claro que, para lograr justicia social, no tiene otra solución que cambiar la política económica neoliberal impuesta por los Chicagos Boy, por la dictadura de Pinochet desde época muy temprana.
El otro tema muy sensible el de los pueblos originarios, será muy difícil resolverlo de hoy para mañana, pero sí eliminar la militarización en los territorios que estos ocupan. Lamentablemente hay una cultura ya instaurada de discriminación desde hace muchos años y eso solo se resuelve con un fuerte trabajo educativo teniendo como principio el de la igualdad.
En Chile además de la defensa del cumplimiento de los objetivos sociales, económico y políticos de campaña, que hizo el elegido Presidente. Actualmente se desarrolla ese importante debate del contenido que debe tener la nueva Carta Magna, que presentan sus propuestas y sus delegados discuten en la Convención Constituyente y cuyo objetivo estratégico será cambiar radicalmente la vieja Constitución pinochetista de 1980.
El debate interno en ese cenáculo, es bien heterogéneo y con múltiples intereses, porque los convencionales de la derecha y centroderecha, están por mantener muchos de los artículos pinochetistas y evitar que algunos factores que hoy tienen un poder que además nunca debieron tenerlo, como en el caso de los militares, es un elemento en debate.
Es conocido que el ex almirante Jorge Arencibia miembro de la Convención Nacional y quien lidera a un grupo de convencionales de la extrema derecha, presentó una propuesta de articulado que, esencialmente contiene los límites, dentro de los cuales los civiles pueden o no actuar.
Y por tanto eso abriría el escenario en el cual las FFAA podrían desobedecer al Presidente, al Congreso o a cualquier poder del Estado, si este pretendiera modificar el “Orden Institucional”, que es lo que supuestamente Boric y su proyecto persigue, cambiar la actual institucionalidad. Mientras Arencibia y la derecha se propone, dejar intacta en la nueva Constitución este concepto de los límites de los civiles y donde puedan o no actuar, que es la que recoge la actual constitución pinochetista.
Lo que propone este chafarote pinochetista, de aprobarse en la nueva Constitución semejante artículo, ataría de pies y mano al nuevo gobierno, al Presidente o a cualquier poder del estado y por tanto no podrían ejecutar leyes de corte social, que aunque fuera aprobada por el Congreso, los militares podrían no obedecerla como es por ejemplo la desmilitarización de la Araucanía.
Diversas fuentes internas me han informado, que el debate en la Convención Nacional será fuerte, también señalan que la nueva directiva de la Convención, no es no solo muy calificada y prestigiosa, sino también muy apegada a principios que exige se respete la dignidad y el bienestar de su pueblo y que nada permitirían que la nueva Carta Magna se manche con artículos autoritarios y que atenten contra ese bienestar popular en función de beneficiar a elites excluyentes y corruptas.
Esperemos que el nuevo gobierno pueda llevar a cabo su proyecto de cambiar la institucionalidad a favor de su pueblo, pero lo que, si está muy claro que se enfrentara a un importante obstáculo en el gobierno y a una derecha, que, aunque derrotada en las elecciones aún conserva fuerzas y apoyo de un sector que se niega a abandonar las practica del pinochetismo y mantenerse bajo la sombrilla de Estados Unidos en política exterior.
Lo que sí es real y ninguna fuerza de derecha podrá acallar será el histórico cambio que tendrá Chile a mano de estas generaciones de jóvenes venidos de sus luchas estudiantiles. Amanecerá y veremos.
Notas:
* Periodista, politólogo y analista internacional. Colaborador de PIA Global