El derrocamiento del presidente sirio, Bashar Al Assad, abre las puertas a los atlantistas para continuar con su depredación de tierras en Asia, y para concretar ciertos objetivos que les han sido detenidos por fuerzas contrarias. La cuestión del gasoducto Qatar-Arabia Saudita-Jordania-Siria-Türkiye interesa a Occidente para obtener en Europa una alternativa al gas ruso, pero lo cierto, es que aún se visualiza más como un antojo que como un proyecto.
Sin embargo, la idea de realizar el Gasoducto Qatar-Türkiye ha sido propuesta por los mandatarios de ambos países en el 2009. El Reino árabe enviaría gas hasta el suelo turco, y conectaría con otro proyecto no concluido, el gasoducto Nabucco, pasando por Bulgaria y llegando a Austria.
El objetivo era concretar la obra para 2018, sin embargo, sufrió una baja cuando Azerbaiyán optó por transportar su gas en 2017 por el gasoducto Trans-Adriático hacia Italia.
Las acciones de Türkiye, reflejan sus ansias por reforzar su estatus en la Unión Europea, entidad a la cual ha esperado pertenecer desde hace más de 40 años. El proyecto busca debilitar la hegemonía energética rusa en Europa, puesta en la mira principalmente desde la guerra con Ucrania. Además, el país euroasiático se beneficiaría de las tarifas de tránsito y otros ingresos generados por la energía. Se suma también, que, contando con el apoyo de Washington, podría asegurarse que los proveedores de gas de la región le exporten libremente el producto.
Cuestiones que definen
La iniciativa considera proyectarse en territorio sirio, dado que sería uno de los países que atravesaría el gasoducto. Por ello, una de las cuestiones que hace tambalear el plan, es la crisis de seguridad que está viviendo el país levantino. En Siria, grupos armados y terroristas, se encargan de sabotear estas estructuras, por lo que construir en la región sería riesgoso.
Por otra parte, Estados Unidos aún tiene sanciones vigentes sobre Siria, que restringen acciones bancarias y de seguros. Mientras estas penalizaciones estén en curso, se dificulta la inversión extranjera en infraestructura en el territorio.
En tercer lugar, y el motivo de mayor peso en la cuestión, es que Qatar exporta todo el gas que produce transformándolo en GNL. Su mercado principal se orienta hacia el lado opuesto de Europa, cuenta con una inmensa flota de buques cisterna para su venta a Asia Oriental, a países como China, Corea del Sur, Taiwán y Japón.
También tiene contratos con Alemania y otros países occidentales, pero de igual forma se abocan al GNL, por lo que las políticas qataríes no se centran en redes de gasoductos.
Finalmente, pero no siendo un dato de menor importancia, es necesario comprender que el gasoducto también correría por territorio saudí. Qatar y Arabia Saudita atravesaron fuertes discusiones luego de que Riad, junto con los Emiratos Árabes, Bahréin y Egipto impusieran un fuerte bloqueo sobre su vecino del Golfo. La causa fue la difusión de un discurso del príncipe qatarí en el que elogió las políticas de Hamas e Irán y criticó a los líderes de la Península. Como respuesta, los países árabes cerraron sus fronteras terrestres, aéreas y marítimas con Qatar, además de expulsar a ciudadanos qataríes que se radicaban en sus territorios.
En 2021, los reinos firmaron un acuerdo de solidaridad y paz, pero las tensiones se mantienen vigentes, y la relación de cooperación que Qatar e Irán establecieron luego del bloqueo, continúa generando molestias a Arabia Saudita.
Gianna Rosciolesi* Técnica en Relaciones Públicas y Ceremonial, periodista junior del equipo de PIA Global
Foto de portada: PHOTO/ SERVICIO DE PRENSA PRESIDENCIAL TURCO / AFP –
