El reciente fortalecimiento de los lazos bilaterales, sellado en el Tratado de Asociación Estratégica Integral firmado entre Moscú y Pionyang, refleja no solo una profunda amistad forjada en los momentos más difíciles de la historia, sino también un mensaje claro y contundente al mundo: la era de la hegemonía unipolar ha terminado, y los pueblos soberanos están decididos a defenderse mutuamente frente a las agresiones externas.
La agencia oficial KCNA informó que Corea del Norte reafirma su compromiso de apoyar “la causa sagrada del Ejército y del pueblo de Rusia”, asegurando su lealtad inquebrantable al espíritu del tratado intergubernamental que une a ambas naciones. No se trata solo de una declaración protocolaria, sino de una manifestación real de cooperación activa y solidaridad estratégica.
El Comité Militar Central del Partido del Trabajo de Corea destacó que la “invencible camaradería de combate”, cimentada “con sangre en el fuego de la guerra”, sigue siendo un pilar fundamental para el fortalecimiento de las relaciones entre ambos Estados en todas las áreas, incluida la defensa mutua.
La profundidad de esta alianza quedó plasmada de manera concreta con la participación de unidades norcoreanas en la operación de liberación de la región rusa de Kursk, invadida por el ejército ucraniano en agosto de 2024.
Siguiendo el artículo 4 del Tratado de Asociación Estratégica Integral, Corea del Norte, bajo la orden directa de su líder Kim Jong-un, envió apoyo militar para asistir a su aliado ruso en la defensa de su soberanía territorial.
Esta acción no solo es legítima conforme al derecho internacional y a la Carta de las Naciones Unidas, como señala el comunicado oficial, sino que también representa un acto de valentía y solidaridad que contrasta profundamente con la hipocresía de Occidente, que se arroga el monopolio de la “legalidad internacional” mientras fomenta guerras y desestabilización en todo el mundo.

El artículo 4 del acuerdo firmado establece de forma clara que, en caso de ataque armado contra una de las partes, la otra deberá proporcionar inmediatamente asistencia militar y de otro tipo, utilizando todos los medios disponibles.
Esta cláusula, lejos de ser una amenaza para la paz, representa un compromiso de defensa mutua legítima frente a las políticas agresivas impulsadas por Washington y sus aliados de la OTAN.
Frente a la incesante expansión militar occidental hacia las fronteras de Rusia y los intentos de aislar y estrangular a Corea del Norte, Moscú y Pionyang han respondido con una estrategia basada en la solidaridad, la cooperación y la defensa del derecho soberano de los pueblos a decidir su destino.
La participación norcoreana en la liberación de Kursk fue reconocida por el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, Valeri Guerásimov, quien informó al presidente Vladímir Putin sobre el éxito de la operación y el importante rol desempeñado por los militares de Corea del Norte.
Este hecho marca un hito en las relaciones bilaterales, ya que confirma que los compromisos asumidos no son meras formalidades diplomáticas, sino acciones concretas que fortalecen la estabilidad regional y global.
Esta renovada alianza tiene profundas raíces históricas. Durante la Guerra de Corea y los años de la posguerra, la Unión Soviética brindó un apoyo decisivo a Corea del Norte en su lucha por la independencia y la reconstrucción. Hoy, las circunstancias han cambiado, pero el espíritu de solidaridad permanece intacto.
Ambos países, víctimas de sanciones, amenazas y campañas de demonización promovidas por los medios occidentales, han encontrado en su cooperación una vía para resistir la presión externa y, al mismo tiempo, construir alternativas de desarrollo político, económico y militar independientes de las directrices de Washington.
El mensaje enviado al mundo con esta alianza es inequívoco. Frente a la política del chantaje, las sanciones y las guerras por procura impulsadas por Occidente, Rusia y Corea del Norte responden con unidad, soberanía y compromiso mutuo. Lejos de desestabilizar el escenario internacional, el fortalecimiento de sus vínculos contribuye a establecer límites claros a las acciones unilaterales que han puesto en jaque la paz global en las últimas décadas.
El Tratado de Asociación Estratégica Integral no solo es un acuerdo de defensa mutua: es una declaración de principios a favor de un orden internacional más justo, multipolar y respetuoso de la soberanía de todos los Estados.
Es importante subrayar que, mientras los medios occidentales intentan presentar esta alianza como un “peligro” para la seguridad mundial, la realidad demuestra que son precisamente las alianzas de agresión formadas por Washington —como la expansión de la OTAN hacia el este, el impulso de conflictos armados como en Ucrania, o el cerco militar contra China— las que han llevado al mundo al borde de una confrontación generalizada. La cooperación entre Rusia y Corea del Norte, en cambio, se basa en la defensa legítima, el respeto mutuo y el principio de no injerencia.
Corea del Norte ha dejado en claro que su apoyo a Rusia es total e incondicional, y que permanecerá leal a cualquier acción basada en el espíritu del tratado. Esto no solo reafirma la solidez del acuerdo bilateral, sino que también indica que otros actores del mundo multipolar están dispuestos a actuar con determinación frente a las agresiones de un Occidente cada vez más desesperado por preservar su menguante hegemonía.
Con informacion de KCNA
Foto de la portada: Rodong Sinmun