A lo largo de su funcionamiento, en la última semana, Rusia, sus socios BRICS y más de cien países “no occidentales” consolidaron una sociedad concretada en 982 contratos entre las empresas participantes, por una suma superior a los 70.000 millones de dólares.
Estos contratos, referidos mayormente a energía, transporte y agroindustria, permiten conformar nuevos vínculos entre estados que no responden al bloque euroatlántico y que pretenden establecer relaciones equitativas y mutuamente beneficiosas entre ellos.
Lo más previsible, al final del Foro, es que estos avances terminen de concretarse en la siguiente cumbre BRICS que, con la presidencia pro tempore de Moscú, se llevará a cabo en octubre próximo en Kazán, capital musulmana de Rusia. Más de 30 países han presentado ya su solicitud para asistir a la reunión de mandatarios de los diez miembros BRICS: Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Arabia Saudita, Emiratos, Irán, Etiopía y Egipto.
La masiva solicitud de incorporación a los BRICS, en paralelo con la masiva asistencia al Foro de San Petersburgo, motiva la creación, en la cumbre de Kazán, del status de países asociados a los BRICS, para dar cabida, así, a las decenas de naciones que han solicitado su ingreso.
En las reuniones del Foro participaron más de 21.000 representantes de 139 países, entre ellos 40 altos dignatarios, como los presidentes de Bolivia Luis Arce y de Zimbabwe Emmerson Dambudzo Mnangagwa o la titular del Nuevo Banco BRICS Dilma Rousseff.
El resultado más evidente y resonante del Foro ha sido, sin duda, el estrepitoso fracaso de la política de sanciones aplicada por el bloque euroatlántico en su afán por retener el control monopólico ejercido hasta ahora por el mundo multipolar. Punteras de esta reunión y pilares de este proceso son las principales economías mundiales, reconocidas por el Banco Mundial y el FMI: en primer lugar la china, en tercer lugar la india y en cuarto lugar la rusa.
En conjunto, las naciones presentes en el Foro petersburgués y más adelante en la cumbre de Kazán, representan casi el 50% del PIB mundial y reúnen a más de la mitad de la población del globo terráqueo. Detentan casi el monopolio de la producción energética y agroindustrial, y el principal volumen comercial mundial.
Durante las deliberaciones en la hermosa “Venecia del Norte”, como se la conoce a San Petersburgo, terminaron de delinearse las principales direcciones de cooperación internacional y ello, lo que es más importante aún, independientemente de las intenciones de bloqueo que esgrime el bloque euroatlántico.
Los principales contratos y convenios concluidos en el Foro atañen tanto a energía como a logística de transporte, así como a la estructuración de un sistema financiero internacional liberado de las “reglas” que dictan tanto el FMI como el BM.
Vale la pena detenernos en estas direcciones de trabajo, claramente marcadas en el Foro. En materia energética, Rusia y los países árabes consolidan la posición coincidente y coherente en la OPEP+, que fija precios y volúmenes para el mercado petrolero mundial. También se han suscripto convenios para el desarrollo de la energía nuclear en países árabes, africanos y asiáticos, sobre la base del equipamiento y la financiación de la rusa “Rosatom”, líder mundial en la producción de generadores atómicos.
Tanto Bolivia como Nicaragua han suscripto, en este sentido, sendos contratos con “Rosatom” para la construcción o el desarrollo de centros médicos nucleares.
En cuanto a la logística del transporte, además de los aportes asiáticos para el desarrollo de la ruta comercial marítima permanente del Ártico, Irán, Turquía, Azerbaidzhán y Rusia suscribieron el acuerdo para el desarrollo de la ruta ferrovial “Norte-Sur” que, desde el mar Báltico se extenderá hasta el Océano Índico, abarcando las redes de transporte de once países. De la misma manera que la ruta del Ártico, este corredor terrestre, además de ser competencia directa del Canal de Suez abaratando en casi tres veces los costos de flete y disminuyendo a la mitad el tiempo de traslado, permitirá eludir las sanciones que el bloque euroatlántico aplica a buques, fletadoras y aseguradoras que transportan mercaderías entre estos países.
El tráfico comercial por el Ártico fue, en 2023, de 36 millones de toneladas, pero en 2024 llegará a los 80 millones de toneladas. Las actuales “flotas grises” que transportan casi a riesgo propio combustible y fertilizantes, entre otros productos, por el Canal de Suez ahora tendrán plena autonomía con respecto a los “sancionadores”.
Se estima que el corredor ferrovial “Norte-Sur” transportará unos 150 millones de toneladas entre los países a los que afectará. En tanto que el llamado “polígono ferroviario oriental” conformado por las magistrales ferroviarias del transiberiano y del BAM, luego de su reconstrucción y modernización, permitirán transportar unos 210 millones de toneladas hacia 2030 entre China, Corea, Mongolia, Kazajstán y Rusia.
En el Foro, los países del África Central agradecieron a Rusia el suministro de alimentos y fertilizantes, en muchos casos en forma gratuita. En las reuniones mantenidas durante su funcionamiento, se terminó de definir la plataforma agroindustrial que será adoptada en la próxima cumbre BRICS de Kazán y que permitirá trabajar este mercado en un régimen bursátil de alto rendimiento y eficiencia.
La presencia de Dilma Rousseff terminó de decidir la conformación de una unidad de pagos y transacciones financieras BRICS, que facilitará a los países del nuevo mundo multipolar establecer paridades operativas con sus propias monedas nacionales. En una perspectiva a mediano o largo plazo, esta unidad de pagos y transacciones financieras, conformada en una plataforma digital, terminará por convertirse en la moneda única BRICS.
El monopolio del dólar como divisa única de cambio permitió a los grandes grupos monopólicos apoderarse de los recursos de los países que ahora integran las nuevas asociaciones multipolares. Es contra esta nueva forma de neocolonialismo que la llamada “mayoría global” genera las estructuras alternativas de cooperación y solidaridad.
Aunque en el Foro sus participantes estuvieron lejos de conformar una entidad única y homogénea y cada uno presentó sus propuestas de negocio, la tónica general continuó con la tendencia de anteriores Foros y definió los motivos básicos, las necesidades comunes y los objetivos generales a las que todos los países del nuevo mundo multipolar intentan responder.
Todas tienen un denominador común: la conjunción de posturas independientes y soberanas para resolver las cuestiones del ulterior desarrollo y consolidación de esta nueva estructura o formación socioeconómica mundial. El Foro es una seria apuesta del conjunto de naciones interesadas en lograr un nuevo trato, más justo y equitativo, en la economía y las finanzas internacionales.
Aunque no se trató de conformar una beligerancia con el obsoleto mundo unipolar, la divisa de este Foro lo dice todo: “La base del mundo multipolar es la formación de nuevos puntos de crecimiento”. Los 139 países presentes se convirtieron en socios reales para lograr el éxito de este proceso irreversible. La presencia de países como Italia, Corea del Sur o Turquía evidenció el carácter ecuménico del Foro.
Es notable que en las deliberaciones de los distintos seminarios, reuniones sectoriales e informes regionales, en el Foro no se mencionara el enfrentamiento con el mundo unipolar. Por el contrario, como lo señala el “Huffington Post”, el leit-motiv político básico del Foro ha sido “la formación de nuevos territorios de crecimiento como piedra fundamental del mundo multipolar”.
No es casual que, durante la realización de la reunión petersburguesa se agudizaran las campañas mediáticas contra sus principales “fogoneros”: Rusia, China y la India. En especial, el incremento de la “histeria atómica” que, por sí misma, acerca peligrosamente al mundo hacia su holocausto.
Durante el trabajo del Foro se registraron importantes contactos entre los líderes de esas potencias, lo que derivó en fundamentales declaraciones del presidente ruso, Vladímir Putin, en la reunión con los directivos de las principales agencias noticiosas mundiales. Además de negar supuestas intenciones de Rusia de atacar a Europa Occidental, hasta el punto de definir a quienes las sustentan como “ciegos más duros que esta mesa”… el mandatario ruso dejó sentada la posibilidad de suministrar armamento especial a quienes se enfrentan a las agresiones del bloque euroatlántico.
El Foro de San Petersburgo, sin necesidad de grandes alocuciones, dio por tierra estas provocaciones y cimentó el despliegue de las principales tendencias del desarrollo conjunto del mundo multipolar. Pero además, terminó con la conducta dictatorial del bloque euroatlántico emperrado en imponer sus normas de dominación, recurriendo incluso a la fuerza. Las declaraciones del presidente Putin, en línea con las conductas de Beijing, Teherán y Nueva Delhi, advierten que también en este terreno el mundo multipolar asegura sus propias líneas de defensa ante la agresión colonial.
La Argentina, cuya presencia en los BRICS sigue siendo esperada con mucho interés por todos sus miembros, debería tener en cuenta este panorama. Tendría que ser política de estado participar en este Foro y abrir las posibilidades de comercio con los 139 países que se hicieron presentes en el mismo.
Esto, mal que les pese a las defectuosas y erráticas políticas de nuestra actual diplomacia, debería ser la piedra angular de nuestra inserción en el mundo, en el nuevo mundo multipolar, en las nuevas y mayoritarias tendencias de la economía mundial. En las actuales condiciones de nuestra economía, agredida y violada por una conducción cegada por su dependencia del viejo orden unipolar, por su incondicional sometimiento al bloque euroatlántico, retomar el camino de la asociación con esta nueva realidad debería conformar el Punto Crítico del futuro de nuestra Patria.
Hernando Kleimans* Periodista, historiador recibido en la Universidad de la Amistad de los Pueblos «Patricio Lumumba», Moscú. Especialista en relaciones con Rusia. Colaborador de PIA Global
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