Dos eventos se han combinado para crear un importante punto de inflexión para Europa: el primero, es el abandono de Estados Unidos de la táctica del Gran Juego que pretendía mantener a las dos grandes potencias terrestres de Asia Central, Rusia y China, divididas y enfrentadas entre sí. El segundo, ha sido la consecuencia inevitable de la derrota de Estados Unidos en Afganistán y la pérdida de su último punto de apoyo estratégico en Asia.
La respuesta de Washington fue un regreso a una vieja táctica geopolítica del siglo XIX: “la contención marítima del poder terrestre asiático, mediante el control de las rutas marítimas”. Sin embargo, el giro de Estados Unidos hacia China como su interés de seguridad primordial ha dado como resultado que el Atlántico Norte se vuelva mucho menos importante para Washington, ya que el quid de la seguridad de Estados Unidos se compacta para «bloquear» a China en el Pacífico.
Una conocida figura del establishment de Washington y del complejo industrial-militar , George Friedman, delineó recientemente en la televisión polaca la nueva estrategia de Estados Unidos (después de Afganistán).
Friedman dijo con aspereza : “Cuando buscamos aliados [para una fuerza marítima en el Pacífico] sólo contamos con los británicos y los australianos. Los franceses no estaban con nosotros ”. Friedman también sugirió que la amenaza de Rusia está muy exagerada, e insinuó que la OTAN y Europa no son relevantes para Estados Unidos, en el nuevo contexto de «competencia de China».
Además Friedman se preguntó sin remilgos , “¿Que hace la OTAN por los problemas que tiene Estados Unidos en este momento?. El AUKUS es una alianza que ha existido desde la Segunda Guerra Mundial. Así que, naturalmente, Australia decidió comprar submarinos estadounidenses en lugar de submarinos franceses, así es la vida ”.
Para George Friedman: “Los países de la OTAN no tienen la fuerza suficiente para ayudarnos. La organización ha sido debilitada por los europeos. Para tener una alianza militar, debes tener un ejército y a los europeos no les interesa gastar dinero en un ejército. Europa no nos ha dejado otra opción: Estados Unidos asumió la estrategia AUKUS como resultado de las políticas Europeas. Dejemos las cosas claras, primero no hay Europa. Hay un montón de países que persiguen sus propios intereses. Hoy Estados Unidos solo puede llegar a acuerdos bilaterales, por ejemplo, trabajando con Polonia y Rumania. No hay una ‘Europa’ con la cual trabajar”.
¿Estas declaraciones son una tormenta en una taza de leche? Posiblemente. Sin embargo, los franceses sufrieron un ataque de apoplejía. Expresiones como ‘puñalada por la espalda’ y ‘traición’ fueron lanzadas por el canciller francés. Europa ha sido despreciada. La vieja Europa está enojada. Biden se tuvo que disculpar con un humillado presidente Macron. y Blinken ha estado en París suavizando el affaire, pero, los franceses no podrán construir los submarinos para Australia.
El contundente relato de George Friedman sobre la «nueva estrategia» puede no ser el «lenguaje» de Biden, pero es la conceptualización de los expertos de la industria militar. ¿Cómo lo sabemos? En primer lugar, porque Friedman es uno de sus portavoces, pero sobretodo porque expresa la continuidad de la política del Pentágono .
Quienes se sientan en el salón oval de la Casa Blanca van y vienen, pero los objetivos de seguridad de Estados Unidos no se alteran fácilmente. Cuando Trump estaba en el gobierno, sus puntos de vista sobre la OTAN eran muy similares a los que acaba de repetir Friedman. Los presidentes pueden cambiar, pero las perspectivas de los think tanks militares evolucionan a otro ritmo.
La «dimensión multilateral» de las relaciones con Francia podría ser una preocupación para Biden, pero Friedman expresó la continuidad del actual temor de Estados Unidos: China es la amenaza más importante para la primacía estadounidense. La OTAN no desaparecerá, pero desempeñará un papel limitado (especialmente a raíz de su «debacle en Afganistán»).
La élite de seguridad estadounidense no considera a la UE como un actor global serio y, considera a Europa como un «actor más «, entre otros importantes; peor aún, un actor que no compra armas en Estados Unidos. De hecho, el contrato de los submarinos con Australia fue una pieza central de la estrategia de París para la «autonomía estratégica» europea.
Macron creía que Francia y la UE habían establecido una posición de influencia en el corazón de Asia-Pacífico. Creía que había superado a Gran Bretaña, limitando el poder del mundo anglófono (los Cinco Ojos) y que Francia se estaba convirtiendo en un socio privilegiado de Australia. Biden menospreció la reacción de Francia y de Europa…pero, la presidente de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, se sumó a los franceses, declarando a CNN, que después del AUKUS no se podía hacer “negocios como de costumbre” con EEUU.
El factor determinante para que el Reino Unido fuera elegido como «socio del Indo-Pacífico» fue probablemente la exitosa persuasión de Trump con «Bojo» Johnson. Trump logró que los británicos abandonaran el acercamiento con China, establecido durante el gobierno de Cameron.
Antes de ese “trabajito” de Trump las tres grandes potencias de europeas (Alemania, Francia, Reino Unido) eran percibidas por la seguridad estadounidense como ambivalentes con respecto de China. Pero, el Reino Unido cortó los vínculos con Europa. El Brexit, abrió a los británicos nuevas opciones estratégicas, que de otro modo habrían sido imposibles.
Puede haber un alto precio que pagar: el sistema de seguridad estadounidense está empujando la crisis de Taiwán hasta el límite (posiblemente para debilitar al PCCh). Esto es un riesgo extremadamente alto. China puede decidir que ‘ya es suficiente’ y aplastar la alianza marítima llamada AUKUS.
El segundo «tramo» de este punto de inflexión global (desencadenado en torno al pivote afgano en el eje Ruso-Chino) fue la cumbre de la OCS (Organización de Cooperación de Shanghai) del mes pasado. La reunión aprobó un memorando de entendimiento que uniría la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China con la Comunidad Económica Euroasiática, dentro de la estructura general de la OCS, al tiempo que agregaría una dimensión militar a una estructura “ampliada” de la OCS.
Significativamente, el presidente Xi se dirigió a los miembros de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (de la que China no forma parte), para delinear una futura integración militar en las estructuras militares de la OCS. Por otra parte Irán se convirtió en miembro de pleno derecho, y junto a Pakistán (que ya era miembro), son ahora considerados como naciones fundamentales de Eurasia.
En resumen, todas las vías de integración euroasiática se están combinando para crear un nuevo bloque comercial, de recursos y de carácter militar. Hoy la OCS representa una arquitectura de seguridad de una gran potencia en plena evolución que cubre aproximadamente el 57% de la población mundial.
Habiendo elevado a Irán a la membresía de pleno derecho, Arabia Saudita, Qatar y Egipto también pueden convertirse en socios de la OCS. Esto es un buen augurio para una arquitectura más amplia que pueda abarcar otros países del Medio Oriente.
Otro elemento a considerar es Turquía, después de la cumbre de Erdogan con Putin en Sochi la semana pasada, este país dio claros indicios que se está dirigiendo hacia el complejo militar de Rusia. Erdogan en una entrevista con los medios estadounidenses dijo que Turquía iba a adquirir un sistema adicional de defensa aérea ruso ( S400), sin importarle las sanciones .
Todo esta nueva situación enfrenta a la UE con un dilema: los aliados que aplaudieron el eslogan de Biden ‘Estados Unidos ha vuelto’ han descubierto, ocho meses después, que el ‘Estados Unidos primero’ nunca desapareció. Al contrario Biden, paradójicamente, está cumpliendo la agenda de Trump (¡continuidad de nuevo!): Una OTAN disminuida (Trump propuso renunciar a ella) y un posible repudio a Alemania, si este país se inclina por salir del paraguas nuclear ofrecido por los anglosajones . Aunque el SPD todavía habla de la OTAN, el partido se opone a un gasto en defensa del 2% (que tanto Biden como Trump exigen).
Los europeos pueden sentirse traicionados (aunque, ¿cuándo la política estadounidense ha sido diferente a la de «Estados Unidos primero»? Washington ha despreciado sistemáticamente a Europa en el plano mundial. El eje Rusia-China ya está en el asiento del conductor en Asia Central; su influencia se filtra a Turquía y hacia el Medio Oriente.
En la naciente Eurasia sus países no sólo tienen el grueso de la población mundial, también, están hambrientos de desarrollo económico y controlan la “parte del leon” de los minerales y de la energía.
Sin embargo, el punto aquí es el «ADN» de la UE. La Union Europea fue un proyecto originalmente comadronado por la CIA, y está vinculado por tratado a los intereses de seguridad de la OTAN (es decir de los EEUU).
Desde el principio, la UE fue construida como “el poder blando” del Consenso de Washington, y el euro se convirtió deliberadamente en un valor atípico en la esfera del dólar, para excluir la competencia con él (en línea con la doctrina del Consenso de Washington). En 2002, un funcionario de la UE (Robert Cooper) argumentó que Europa debía ser un nuevo ‘imperio liberal’.
Lo «nuevo» fue que Europa evitó el poder militar duro, en favor del poder «blando» sustentado por su «visión liberal del mundo «. Por supuesto, la afirmación de Cooper sobre la necesidad de un «nuevo tipo de imperialismo» no era tiernamente liberal. Abogó por «una nueva era imperial», en la que las potencias occidentales ya no tendrían que cumplir con el derecho internacional con los estados «pasados de moda»; y que se podría utilizar la fuerza militar, independientemente de las decisiones de las Naciones Unidas; e imponer protectorados para reemplazar los regímenes que «gobiernan mal».
Al principio, esto puede haber sonado bastante loable para las élites europeas, pero el “ideal” europeo del poder blando estaba respaldado por la suposición no declarada, de que Estados Unidos «respaldaría siempre a Europa». El primer indicio del colapso de este pilar fue Trump, quien habló de Europa como un ‘rival’. Ahora, después el desastre de Kabul, Estados Unidos con el acuerdo de AUKUS, está actuando a espaldas de Europa, revelando así que no confía en absoluto de los europeos.
Este no es un asunto semántico. Es fundamental para el concepto sobre el cual se erigió la Union Europea. Un solo ejemplo: cuando Mario Draghi fue elegido a dedo como primer ministro, señaló a los partidos políticos italianos que lo apoyaron: “si Italia es europeísta también debe ser parte del Atlántico Norte”. Esta sentencia del inefable Draghi no tiene ningún sentido a la luz de los últimos acontecimientos. Entonces, ¿qué es Europa? ¿Qué significa ser ‘europeo’ o europeista ? Todo necesita ser pensado de nuevo.
Europa hoy está atrapada entre la espada y la pared. ¿Posee la energía (y la humildad) para mirarse en el espejo y reposicionarse diplomáticamente?
No lo sabemos , lo que sí sabemos es que una realpolitik -que realmente defendiera los intereses europeos- debería modificar su actitud con Rusia y con China.
*Alastair Crooke, ex diplomático británico.
Artículo publicado en Observatorio de Crisis.