El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dirigió un discurso en el Congreso de Estados Unidos que resonó con tintes de campaña electoral, abordando una serie de cuestiones domésticas y cuestiones internacionales como la situación en Gaza y la guerra en Ucrania.
En relación a las cuestiones domésticas, Biden resaltó la necesidad de una ley bipartidista de protección fronteriza que permita una ampliación en la contratación de agentes fronterizos y jueces de migración. Apuntó que la lentitud en resolver las solicitudes de asilo, tomando hasta seis años, es inaceptable y atribuyó el fracaso de la legislación a cuestiones políticas. El presidente hizo un llamado a la unidad política para asegurar la frontera sur y prevenir el tráfico de drogas y migrantes. En las últimas semanas, el gobierno federal viene trabando una disputa con el gobierno de Texas por diferencias en cuanto a la seguridad fronteriza, lo cual llevó a la expulsión de la patrulla de frontera, que responde a la Casa Blanca, por parte del gobernador Greg Abbot.
En cuanto a la economía, Biden defendió su gestión al afirmar que recibió una economía al borde del colapso y ahora es “la envidia del mundo”. Destacó la generación de empleos y proyectó que Estados Unidos se convertirá en la capital mundial de la manufactura. Además, resaltó la disminución de la inflación y la reducción de la brecha entre ricos y pobres como logros de su administración. A lo largo de sus intervenciones, Biden se refirió a Donald Trump en varias ocasiones como “mi predecesor” al comparar su gestión y destacar los logros obtenidos.
Biden también mencionó la decisión de la Corte Suprema de revertir el fallo Roe vs. Wade que legalizaba el aborto en todo el país. La decisión abrió la puerta para que varios estados gobernados por conservadores impulsaran leyes más restrictivas y, con ello, que el debate respecto de la necesidad de aprobar una ley que legalice el aborto a nivel nacional, lo cual aparece como una de las banderas de los demócratas en lo que será la campaña electoral de cara a noviembre.
En cuanto a cuestiones internacionales, Biden condenó la invasión de Rusia a Ucrania, calificándola como un factor de caos mundial. Sin embargo, expresó confianza en que Ucrania puede detener a Putin con el respaldo y el suministro de armas adecuados, motivo por el cual instó al Congreso a continuar aprobando envíos de ayuda. Además, reafirmó su apoyo a la OTAN, que ahora cuenta con Suecia como miembro.
Biden se mostró duro respecto de la situación en Gaza. El presidente anunció una misión encomendada al Ejército para llevar ayuda humanitaria mediante la instalación de un puerto temporal, aunque también instó a Israel a asumir su parte de responsabilidad en este proceso. Posteriormente Biden hizo referencia a la dificultad del gobierno de negociar con Israel para avanzar en un alto al fuego e instó a Netanyahu a garantizar las condiciones para ponerle fin al conflicto al tiempo que enfatizó que la única forma de llegar a un acuerdo definitivo es la solución de dos estados.
Abordando una crítica recurrente, Biden enfrentó el tema de su edad, señalando que su experiencia le brinda claridad y optimismo para liderar el país. A pesar de ser el presidente de mayor edad en la historia de Estados Unidos, Biden restó importancia a su edad, argumentando que lo crucial son las ideas y no los años acumulados.
Biden, quien tendría 86 años al final de un posible segundo mandato en 2024, concluyó su discurso enfatizando su compromiso con el país y su optimismo para abordar los desafíos futuros, en lo que fue un inicio de año legislativo marcado por la campaña electoral que recreará la elección de 2020.
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