La situación de la Franja de Gaza es absolutamente crítica. La ONU, a través de los resultados del análisis de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC), declararon que más de medio millón de personas atraviesan la hambruna.
Según el IPC, en las próximas semanas la hambruna se extenderá desde la gobernación de Gaza hasta las gobernaciones de Deir Al Balah y Khan Younis.
La ONU reclama y exige la entrada de alimentos e insumos con verdadera llegada a los ciudadanos y la descentralización de la entrega de comida de la empresa estadounidense-israelí GHF (Gaza Humanitarian Foundation).
Al mismo tiempo, algunas voces internas dentro del gabinete de gestión de Israel cuestionan las políticas desenfrenadas del primer ministro, denunciándolo en diferentes medios de comunicación. No solo por sus desacuerdos, sino también como una estrategia para cuidar sus espaldas cuando la opinión pública se torne mayoritariamente en contra de este genocidio.
A mediados de agosto, Hamas dio su aprobación a los términos propuestos para una tregua, pero Tel Aviv no contestó y seguidamente anunció una operación de ocupación gestada junto a su ejército.
Estas cuestiones, hacen parecer que la entidad sionista no duda en continuar con su proceso de anexión de los territorios palestinos que aún pertenecen a la AP. Pero hay ciertos detonantes que podrían facilitar el terreno para los buscadores de la libertad.
¿Qué planes tiene Israel?
El proyecto magnate del primer ministro, Benjamín Netanyahu, es el concepto del “Gran Israel”. De él habla en su libro “Un lugar entre las naciones: Israel y el mundo” escrito en 1993 donde trae su idea del estado judío como una necesidad histórica y espiritual. El Gran Israel incluye las tierras de Cisjordania y Gaza, los territorios al este del río Jordán, la península del Sinaí y la ribera oriental del río Nilo.
Este proyecto fue nombrado por el primer ministro en una reciente entrevista en el canal de televisión israelí i24News, en donde se insinuó la idea del desplazamiento de la población gazatí para la anexión de las tierras palestinas al ente de ocupación.
La visión del Gran Israel se ve reflejada en las acciones que toma el gobierno:
1- Un plan militar para ocupar la ciudad de Gaza y desplazar masivamente su población hacia el sur. Esto es solo una oficialización de las acciones represivas y expulsivas que realiza ya el ejército israelí.
El jefe del Estado Mayor confirmó la preparación de la maniobra en dos fases: primero evacuar y cercar a la población, y luego avanzar de forma gradual hacia el interior de la ciudad.
“Al que no evacúe, no lo dejen salir. Sin agua, sin electricidad: déjenlos morir de hambre o que se rindan.” anunció el gobierno.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) tomarían el control de la Ciudad de Gaza, buscando el desarme de Hamás, la devolución de todos los rehenes, tanto vivos como muertos, la desmilitarización de la Franja, el control de seguridad en manos israelíes sobre la Franja de Gaza y la creación de un un gobierno alternativo no liderado por Hamas ni la Autoridad Palestina.
2- La concreción de un proyecto de levantamiento de 3.410 viviendas en el asentamiento ilegal de Maale Adumim en Cisjordania, así como una carretera que lo uniría con Jerusalén.
El plan llamado E1, busca ocupar con mayor amplitud los territorios que aún forman parte de la AP, generando además, más divisiones en el enclave con la construcción de la carretera.
3- Conversaciones con gobiernos como los de Sudán, Etiopía, Libia e Indonesia para trasladar a los gazatíes hacia dichos países.
Según el diario israelí, Yediot Ahronot, el Ministerio de Exteriores israelí transfirió un millón de shekeles (290 mil dólares) a la organización sudanesa IsraAID, especializada en asistencia a refugiados.
Desacuerdos internos
En instancias del anuncio del plan de toma de control de Gaza, el jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Zamir, refrendó durante la sesión del Parlamento que sería dificultoso declarar un plazo para que sus milicias desplacen a la población. Así mismo, aclaró que su ejército se encuentra agotado y con importantes bajas luego de dos años de guerra casi ininterrumpida.

Con esa misma razón, el gobierno de Netanyahu anunció la detención de miles de judíos ultraortodoxos desertores del servicio militar. Este año se abolió una ley que contemplaba que los estudiantes de religión no fueran llamados al ejército.
Cuando cientos de jóvenes viajen a Ucrania para las festividades judías de otoño, las fuerzas de seguridad los esperarán en los aeropuertos para capturar a quienes intenten salir del país sin cumplir con la obligación de reclutamiento.
Quienes lleven hasta 540 días sin presentarse serán enviados a la base Bakum para iniciar el proceso de alistamiento; pero, quienes superen ese periodo enfrentarán penas de prisión. El plan incluye detener también a judíos ultraortodoxos que lleguen desde el extranjero para pasar vacaciones o reunirse con familiares.
Al mismo tiempo, la opinión pública comienza a movilizarse en las calles. El domingo 17 de agosto se realizó una masiva movilización en Tel Aviv en la que se exigía el alto al fuego para la recuperación de los rehenes. Si bien, esta cuestión buscó respaldar la búsqueda de sus propios intereses, la movilización generó un efecto rebote en donde se sumaron numerosas cantidades de israelíes que se posicionan en contra de la guerra.
A esto se le suman cartas abiertas de diferentes profesionales, rectores de universidades, sindicatos de artistas y periodistas, además de más movilizaciones casi diarias en diferentes puntos del territorio ocupado.

*Gianna Rosciolesi Técnica en Comunicación Social, Técnica en Relaciones Públicas y Ceremonial, Miembro de la Cátedra de Relaciones Internacionales de la Facultad de Periodismo UNLP, Integrante del equipo de Investigaciones de PIA Global.
Foto de portada: AFP

