Europa

España tiende la mano a Argelia para mitigar el acercamiento de Francia e Italia en plena crisis energética

Por Miguel Muñoz* –
«Me encantaría ser yo el que fuera», dijo este martes el presidente Pedro Sánchez. Las relaciones bilaterales entre ambos países se rompieron tras la decisión del Ejecutivo de apostar por la autonomía que propone Marruecos para el Sáhara Occidental.

«A mí me encantaría ser yo el que fuera a Argelia«. Las palabras pronunciadas este martes por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han vuelto a poner el foco en las relaciones bilaterales entre España y el país argelino. El líder del Ejecutivo contestó de esa manera en Alemania a una pregunta sobre si él o el canciller alemán Olaf Scholz tiene previsto visitar el país magrebí. En plena crisis energética en Europa, España trabaja, sin avances concretos aparentes, por recuperar la relación bilateral tras un acercamiento de Francia e Italia a Argelia que no ha pasado desapercibido. 

La relación entre España y Argelia se rompió entre mayo y junio debido al cambio de posición del Gobierno de Sánchez en su tradicional postura respecto al Sáhara Occidental. El líder del Ejecutivo envió una carta en marzo al rey de Marruecos, Mohamed VI, en la que apostaba por la autonomía como la solución «más seria, realista y creíble» para el conflicto saharaui. Se rompía así la «neutralidad activa» que históricamente había tenido España y sus diferentes gobiernos. 

La decisión desató una tormenta política interna con el rechazo prácticamente unánime de todos los grupos políticos y cierto desconcierto incluso en el propio PSOE. Y también de forma externa, con la crítica directa del Frente Polisario, representante legítimo del pueblo saharaui ante la ONU y de Argelia. Los argelinos son aliados tradicionales de la causa saharaui y en su territorio acogen los campamentos de población refugiada que se encuentran en Tinduf. 

Desde entonces la sucesión de declaraciones y decisiones desde Argelia han sido numerosas. A principios de junio se anunciaba desde la Presidencia argelina dirigida por Abdelmadjid Tebboune la suspensión del Tratado e Amistad, Buena Vecindad y Cooperación. Ya en marzo el embajador argelino fue retirado de su puesto en nuestro país.

Las relaciones comerciales también se han resentido aunque respecto a las operaciones bancarias hubo una rectificación argelina. «Conocimos hace unos días una nueva circular de la asociación bancaria que liberalizaba las relaciones comerciales en la posibilidad de la domiciliación bancaria y lo que estamos haciendo es ver y constatar sobre el terreno si esto se está produciendo de manera total», dijo el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, hace unas semanas. 

Pero desde el primer momento estuvo en el foco principal el tema del gas. Argelia es uno de los principales exportadores de esta materia. El presidente argelino y otras autoridades gubernamentales del país vecino garantizaron en todo momento el suministro. Y así lo pusieron de manifiesto también desde el Gobierno de Sánchez en reiteradas ocasiones. 

Fuentes diplomáticas españolas explican a Público que su posición en este asunto sigue siendo la misma desde entonces. «Nuestra mano está tendida«, reiteran las citadas fuentes. «Nosotros no tenemos ningún problema. Estamos desde el primer momento diciendo que llamamos al diálogo», añaden. En Moncloa recuerdan que la decisión de ruptura ha sido de Argelia. 

«La diplomacia española tiene todos los cauces de diálogo abiertos desde el primer momento y la prueba es que nunca hemos retirado al embajador ni nos lo hemos planteado. Es una de las muestras claras de la mano tendida», añaden fuentes consultadas. La idea que subyace en el seno del Gobierno es que el conflicto tiene que solucionarse y que el Ejecutivo de Sánchez está haciendo todo lo posible para ello. En el Gobierno reiteran que los contratos de gas firmados con Argelia se cumplirán y que hay mecanismos para que eso suceda.

Macron y Draghi mueven ficha y Scholz apoya a Sánchez

Tras la ruptura anunciada por Argelia los movimientos geopolíticos se han sucedido de manera incesante. Mientras Sánchez se acercaba a Rabat, el presidente italiano, Mario Draghi, se convertía en el principal socio energético de los argelinos.  La empresa estatal Sonatrach y ENI aumentarían las exportaciones a Italia con la ambición de proyectar a este país como su cliente prioritario.

Y este pasado fin de semana el presidente francés, Emmanuel Macron, viajó hasta Argel. De la visita salieron una serie de acuerdos generales rubricados en la «Declaración de Argel», que certifica una «renovada asociación» y una «nueva dinámica irreversible» en las relaciones entre ambos Estados, 60 años después de la independencia de Argelia del colonialismo galo. 

En paralelo, Sánchez y Scholz certificaron este martes el frente común para avanzar en el proyecto Midcat. Con este gasoducto, ambos mandatarios pretenden transportar el gas desde la Península hasta el corazón de Europa tras el temor de que Rusia corte su suministro en la próxima temporada invernal. Francia, que se había negado en todo momento, valoró estudiar el asunto por la alianza entre los mandatarios español y alemán. 

Fuentes conocedoras de la política en el Magreb consideran que Argelia no tiene de momento intención de realizar gestos hacia España. Precisamente porque no necesitan en estos momentos el mercado energético español tras las maniobras políticas de Italia y Francia. De momento, los gestos vienen por tanto solo por la parte española. Hechos, de momento, no se han producido.

*Miguel Muñoz, periodista.

Artículo publicado en Público.es

Foto de portada: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Argel, durante su visita oficial a Argelia en octubre de 2020. —Pool/EUROPA PRESS

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