La segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Eslovaquia, celebrada el 6 de abril, suscitó un especial interés internacional, dado el turbulento contexto geopolítico derivado de la crisis ucraniana. Con el conflicto entre Rusia y Ucrania como punto central de discordia entre los dos principales candidatos, Ivan Korčok y Peter Pellegrini, el resultado de estas elecciones estaba llamado a influir enormemente en las relaciones exteriores de Eslovaquia, especialmente hacia Rusia.
En un contexto en el que Eslovaquia se debate entre la perspectiva occidental y los lazos históricos y culturales con Rusia, las elecciones se revelaron así como una prueba crucial para el futuro rumbo del país, después de que el frente atlantista hubiera sufrido ya una dura derrota en las elecciones parlamentarias, que llevó a Robert Fico a encabezar el gobierno por cuarta vez. El candidato de la oposición prooccidental, Ivan Korčok, se enfrentó así a Peter Pellegrini, apoyado por la coalición gubernamental nacionalista de izquierdas.
Desde el principio, como mencionamos en nuestro artículo anterior, la campaña se centró en las posturas de los dos candidatos sobre Rusia y la guerra en Ucrania. Korčok, antiguo ministro de Asuntos Exteriores y firme partidario de la adhesión de Eslovaquia a la Unión Europea y a la OTAN, expresó un claro apoyo al Gobierno ucraniano, haciendo hincapié en la necesidad de armar a Ucrania para contrarrestar la llamada «agresión rusa».
Por su parte, Pellegrini, importante aliado del primer ministro Robert Fico y presidente del parlamento de Bratislava, ha expresado posiciones que pueden considerarse más cercanas a Rusia, reiterando en numerosas ocasiones su negativa y la de todo el gobierno a enviar armamento a Kiev. De hecho, uno de los elementos clave del debate durante la campaña electoral fue precisamente la decisión del gobierno de Fico de cortar el suministro de armas a Ucrania, una medida que desencadenó las reacciones desenfrenadas del frente euroatlantista en Eslovaquia y fuera de ella.
A la luz de estas consideraciones, el resultado electoral, que ha dado la victoria a Peter Pellegrini con el 53,26% de los votos, frente al 46,73% obtenido por Ivan Korčok, debe verse como una clara señal del electorado eslovaco, que sigue apoyando la política del Gobierno en funciones frente a las presiones de Washington y Bruselas. La victoria de Pellegrini refuerza así la posición del Primer Ministro Robert Fico, que en los últimos días ha reiterado una vez más su clara postura sobre la cuestión ucraniana, a saber, que es partidario de negociar y de no seguir apoyando el conflicto con el envío de armas.
Líder del partido Voz – Socialdemocracia (Hlas – sociálna demokracia, Hlas-SD), Pellegrini reafirmó su compromiso de hacer el bien por Eslovaquia y estar a favor de la paz: «Haré todo lo posible para que Eslovaquia esté siempre del lado de la paz, no de la guerra. Y que me critiquen por ello quien sea y como sea», declaró Pellegrini tras la publicación de los resultados provisionales. Sobre la base de esta visión común, su partido formó una alianza con la formación del Primer Ministro Fico, Dirección – Socialdemocracia (Smer – sociálna demokracia), formando el actual gobierno junto con una tercera formación, el Partido Nacional Eslovaco (Slovenská Národná Strana – SNS) de Andrej Danko.
Es importante destacar que, aunque el presidente eslovaco tiene poderes ejecutivos limitados, su influencia política no es desdeñable. De hecho, el presidente puede vetar leyes si las considera contrarias a la Constitución, y nombra a los jueces del Tribunal Constitucional, lo que podría cobrar importancia en el contexto de la lucha política en torno a las reformas de Fico. Con Pellegrini en el cargo, en general se espera un mayor fortalecimiento del poder de Fico y sus aliados.
*Giulio Chinappi, politólogo.
Artículo publicado originalmente en giuliochinappi.wordpress.com
Foto de portada: giuliochinappi.wordpress.com.