En apenas diez días, el gobierno de Meloni ha dicho la última palabra sobre cuál será la estrategia de gobernanza de la migración.
Tras el horror del decreto Cutro del pasado abril, el Gobierno dio luz verde el jueves 7 de julio a un «decreto de flujos» (un dispositivo que cuantifica las «necesidades de migrantes» del sistema productivo) que prevé 452.000 entradas regulares en los próximos tres años, la cifra más alta de los últimos quince años aproximadamente.
Diez días más tarde, la Primera Ministra volaba a Túnez para poner su mano manchada de sangre en el Memorándum firmado entre la Unión Europea y Túnez para la gestión de los flujos migratorios (y no sólo).
Los rasgos dibujados en los últimos meses adquieren así una visión clara y homogénea. Por un lado, la criminalización de los migrantes llegados de forma irregular al país, impulsada por guerras, crisis climáticas y persecuciones casi siempre provocadas o apoyadas por gobiernos europeos y occidentales.
Este es el «baño de realidad», como sumariamente afirman las oposiciones, realizado por el gobierno Meloni con el decreto de los flujos, que del «pequeño capitalismo» italiano sabe y bien que encarna sentimientos abyectos e intereses miopes.
Por lo demás, el modelo libio -inaugurado por el PD- bien puede extenderse a Túnez, que con los años se ha convertido en el principal puerto de salida hacia Europa.
El acuerdo UE-Túnez, firmado en la parte europea por la tríada Von der Leyen-Rutte-Meloni, prevé una dotación inicial de 100 millones para operaciones de «Búsqueda y Rescate».
Una forma elegante de intentar extender las fronteras de la UE más allá de las establecidas por los Tratados, deteniendo a los hombres, mujeres y niños que huyen de la miseria idealmente antes de llegar al Mediterráneo.
Un muerto que no se ve es un muerto que no existe, por lo tanto políticamente digerible para los criminales a cargo de las instituciones continentales.
Los demás pilares del Memorándum renuevan la visión neocolonial con la que el mundo occidental contempla África: apropiación de las materias primas y de la mejor inteligencia a cambio de deuda, productos acabados y subordinación política y cultural.
Según el Gobierno, este pacto será un «modelo» para las relaciones entre la UE y el Norte de África: «Hemos logrado un objetivo muy importante que llega después de un gran trabajo diplomático», dijo el Primer Ministro ante la próxima conferencia internacional sobre migración, prevista en Roma el 23 de julio, en la que «Saied será uno de los protagonistas».
Sobre la base de este último acuerdo, el imperialismo occidental pretende una vez más imponer una visión occidentalocéntrica del «desarrollo» que, a lo largo de los siglos, ha demostrado ser una verdadera hipoteca para cualquier hipótesis de «progreso» autónomo e independiente de los pueblos de África.
Aquí y allá, después de todo, los que luchan por su emancipación luchan contra el enemigo común.
Artículo publicado originalmente en Contropiano.
Bajada a cargo de PIA Global.
Foto de portada: extraída de Contropiano.