La crisis entre el ministro de Guerra, Israel Katz, y el comando del ejército, encabezado por el jefe del Estado Mayor, Eyal Zamir, continúa agravándose en un escenario sin señales de resolución cercana, reflejó el diario israelí Maariv.
La ruptura continúa alimentando la indignación pública en Israel y ha llevado a los comentaristas a describir al gobierno de Netanyahu como “un jardín de infantes”.
El desacuerdo se hizo visible tras el discurso de Zamir durante la ceremonia en memoria de David Ben-Gurión cuando llamó a un “liderazgo valiente, decisivo y capaz de transformar la realidad”.
Según corresponsales militares citados por Maariv, el discurso de Zamir reavivó el debate sobre la crisis de liderazgo en Israel, después de que el jefe del Estado Mayor planteara la necesidad de un modelo que reconozca los errores y defina con claridad el rumbo para la siguiente etapa.
Medios israelíes coincidieron en que sus palabras, pese al marco protocolar, estaban dirigidas Netanyahu y al ministro Katz, en un momento de creciente fricción entre los círculos políticos y de seguridad.
Muchos coinciden en que se ha convertido en una pulseada y una demostración de fuerza entre el gobierno y todo el estamento militar y de seguridad.
También pareció que Netanyahu intentó explotar la disputa amenazando la posición de Katz dentro del partido Likud antes de las primarias internas y poniendo en duda la posición de Zamir dentro del ejército, presentándose como la única figura fuerte en la arena, cuya presencia no deja lugar para ninguna otra.
El último episodio ocurrió el jueves por la noche cuando Netanyahu convocó a ambos hombres a una reunión de reconciliación.
Katz no llegó a tiempo y le dijo a la oficina de Netanyahu que prefería reunirse con cada uno por separado. El primer ministro accedió, no para evitar la confrontación, sino para prolongar la ventaja política al máximo.
El agravamiento de la crisis se produce mientras el ejército enfrenta una presión operativa creciente en distintos frentes, entre ellos la operación “Cinco Piedras” en el norte de Samaria, lo que intensifica el carácter del conflicto político–militar.
La disputa se intensificó en los últimos días después de que Zamir castigara a generales, brigadistas y coroneles que dirigieron el comando sur durante el ataque de Hamas, y elaborara una lista de altos ascensos del ejército sin consultar al ministro.
En ese sentido, Katz decidió congelar durante 30 días los nombramientos para altos cargos dentro del ejército, una medida que llevó a Zamir a acusarlo de “interferencia política y daño a la preparación militar”.
Otras filtraciones sugirieron que Netanyahu creía que el nombramiento de Zamir como jefe de gabinete fue un error y que Zamir estaba actuando con excesiva independencia, contradiciendo lo que había prometido cuando fue considerado para el puesto.
El periódico Haaretz afirmó que la disputa era una prueba de que el gobierno del 7 de octubre liderado por Netanyahu está decidido a responsabilizar únicamente al ejército.
Agregó que el conflicto entre el ministro de Defensa y el jefe del ejército no era sólo personal, sino parte de un esfuerzo político más amplio para afirmar el control sobre el aparato de seguridad.
Mientras tanto, el líder de la oposición Yair Lapid dijo que someterá a votación la próxima semana el plan de veinte puntos del presidente Donald Trump destinado a resolver la crisis de Gaza y asegurar la liberación de los rehenes israelíes.
La medida de Lapid pretende acorralar a Netanyahu y avergonzarlo ante Estados Unidos, ya que muchos ministros y legisladores de la coalición se oponen al plan, mientras que la mayoría de los partidos de oposición lo apoyan.
El opositor también planea convencer a su socio de la oposición, Avigdor Lieberman, para que respalde la propuesta, aunque Lieberman actualmente se opone a muchas de sus disposiciones.
Foto de portada: El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, el jefe del Ejército, Eyal Zamir / Ministerio de Defensa israelí
