En febrero de 2022, comenzó la operación militar de Rusia en Ucrania, lo que provocó un rápido deterioro de las relaciones entre Rusia y Europa. La Unión Europea, siguiendo a Estados Unidos, introdujo rápidamente varias rondas de sanciones. En la actualidad, la situación no se ha controlado y se han suspendido varios proyectos importantes de cooperación entre Rusia y Europa (como el Nord Stream 2). A corto plazo, la tensión entre Rusia y Europa, tras la situación de la guerra de Crimea de 2014, se ha intensificado; a largo plazo, la seguridad, que está estrechamente relacionada con el desarrollo de ambas partes, se convertirá en una cuestión importante en las relaciones entre Rusia y Europa.
La propuesta de la Gran Eurasia y sus ventajas
En 2016, el presidente ruso Putin presentó un plan de «Gran Eurasia»: en el Foro Económico de San Petersburgo, Putin mencionó «considerar las perspectivas de una asociación euroasiática más amplia que incluya la Unión Económica Euroasiática», que incluirá a China, Pakistán, Irán e India. En cuanto a su concepto, la consideración central de la Gran Eurasia es volver a Asia. En cuanto a su práctica, el núcleo de la Gran Eurasia es la relación entre China y Rusia: el noreste de China y Rusia mantienen vínculos comerciales muy estrechos. La Gran Eurasia contribuirá a la interconexión entre China y Rusia, promoviendo el desarrollo del Extremo Oriente ruso y revitalizando la economía del noreste de China. En los últimos años, la cooperación entre la Iniciativa de la Franja y la Ruta y la Gran Eurasia ha sido fructífera: en 2019, el puente de Heilongjiang construido por Heihe y Blagoveshchensk, después de 31 años, finalmente entró en uso; también se ha completado el gasoducto de la ruta oriental China-Rusia.
Tanto desde el punto de vista geopolítico como geoeconómico, la Gran Eurasia tiene un gran potencial y ventajas.
Desde la perspectiva de la geopolítica, la Gran Eurasia puede estabilizar el oeste de Rusia a corto plazo. En primer lugar, el desarrollo de la Gran Eurasia hacia el este amortiguará la presión de la alianza atlántica y la expansión de la OTAN hacia el este. En segundo lugar, la Gran Eurasia promoverá un equilibrio geopolítico entre Rusia, Europa y Asia. En el pasado, el enfoque político de Rusia se limitaba a Occidente, lo que supone un cierto grado de vulnerabilidad: una vez que las relaciones con Europa se deterioran, Rusia cae en el aislamiento. La Gran Eurasia puede compensar esto desplazándose hacia el este.
Desde la perspectiva de la geoeconomía, la Gran Eurasia se ajusta a los intereses tanto de China como de Rusia, y tiene una sólida base práctica. En primer lugar, la Gran Eurasia responde a la necesidad de un desarrollo equilibrado en Rusia. La economía rusa está desequilibrada: aunque la parte central y oriental tiene billones de dólares en recursos naturales, estas regiones se han quedado atrás en su desarrollo. La puesta en marcha de la Gran Eurasia puede aprovechar al máximo los recursos de la región oriental y lograr un desarrollo más equilibrado. En segundo lugar, China tiene la capacidad y la necesidad de conectarse con la Gran Eurasia: China es el mayor país manufacturero del mundo con una enorme demanda de recursos internacionales y de mercado internacional, que puede formar una buena estructura económica complementaria con estas regiones. Por último, la Iniciativa de la Franja y la Ruta proporcionará una buena base para el desarrollo económico del este de Rusia. La Gran Eurasia desempeñará un papel clave en la cooperación sino-rusa y en la interconexión euroasiática: la construcción del ferrocarril de alta velocidad China-Mongolia-Rusia contribuirá a la interconexión de las infraestructuras euroasiáticas.
Por otro lado, la Gran Eurasia ha sido considerada como una estrategia rusa hacia el Este desde que se propuso. Se planteó como una respuesta a la presión de Occidente a la que se ha enfrentado Rusia desde el final de la guerra fría, al ser la UE incapaz de integrar a Eurasia en su conjunto. El conflicto entre Rusia y Ucrania puede verse como una reacción al hecho de que el espacio estratégico de Rusia ha sido continuamente comprimido por la UE y la OTAN, lo que puede comprenderse desde tres dimensiones. Desde la dimensión del Milenio, Ucrania y Rusia solían compartir un mismo origen, pero sus contradicciones internas las dividen. Desde la dimensión del Centenario, Europa sigue insistiendo en el modelo de Estado-nación del Sistema de Westfalia, y Ucrania fue en su día la zona de amortiguación entre los países centrales de Europa y Rusia. La expansión hacia el este de la UE y de la OTAN supone una fuerte disminución de estas zonas de amortiguación, lo que amenaza la seguridad estratégica de Rusia. Desde la dimensión de la Guerra Fría, tres décadas después de la desintegración de la antigua Unión Soviética, en lugar de disolverse, la OTAN siguió expandiéndose y recortando el espacio de seguridad de Rusia. El discurso de Putin puede verse como una respuesta a esto: quiere despedirse de la antigua Unión Soviética y volver al Imperio Ruso, criticando públicamente la política de autonomía nacional de Lenin.
Riesgos potenciales y el futuro de la Gran Eurasia
Teniendo en cuenta el conflicto entre Rusia y Ucrania y la actual situación de severas sanciones occidentales, la parte europea de la Gran Eurasia ha encontrado dificultades. Por ello, ha surgido una pregunta muy aguda: ¿Es posible la Gran Eurasia sin Europa?
Este problema refleja la decepción de Rusia con Europa y una sensación de inseguridad. Para responder a esta cuestión, quizá podamos inspirarnos en el Acta Final de Helsinki (1975). Como resultado de la distensión entre el campo oriental y el occidental durante la Guerra Fría, el Acta Final proporciona un marco de actuación para ambas partes. Y, lo que es más importante, plantea el concepto de «seguridad indivisible». Como dice Norman Davis, «el conflicto entre Rusia y Ucrania demuestra una vez más que la «seguridad indivisible» se ha convertido en una cuestión global». El principio de la indivisibilidad de la seguridad, propuesto por primera vez por la OSCE, reviste una importancia especial para la situación actual, que no sólo debería respetarse, sino también aplicarse.
Aplicar la «seguridad indivisible» a la Gran Eurasia significa que el desarrollo de cualquier país de Eurasia es inseparable de la estabilidad de otros países. Europa pertenece a todos los europeos. Corresponde a los países europeos, incluida Rusia, hablar de una futura estructura de seguridad europea: aunque estratégicamente Rusia pueda apoyarse en sus socios asiáticos, no puede separarse de Europa geográficamente. Si Rusia pretende promover la Gran Eurasia hacia el este sin problemas, la estabilidad europea debe tenerse en cuenta: la cooperación con la Iniciativa del Cinturón y la Ruta, cuya ruta va hacia el oeste, es también una parte importante de la Gran Eurasia. Por lo tanto, no se debe ignorar por completo a Europa. Teniendo en cuenta la situación actual en Ucrania (aunque no se ha resuelto), se puede predecir que si Ucrania sigue el camino de Finlandia, se convertirá en un puente entre el Este y el Oeste, conectando a Rusia y a la UE, lo que es más favorable para todas las partes que convertirla en un Telón de Acero.
Además, si Europa queda completamente excluida, la Gran Eurasia se enfrentará a una serie de riesgos a largo plazo. Los riesgos también pueden analizarse desde los aspectos geoeconómicos y geopolíticos.
En términos de geoeconomía, los riesgos residen más en la aplicación del plan. En primer lugar, la población de Rusia se concentra en el oeste, mientras que la parte oriental está escasamente poblada. Si Rusia planea impulsar la Gran Eurasia, es necesario contar con suficiente mano de obra en ese lugar. En segundo lugar, sin la participación de Europa, es difícil satisfacer las necesidades de todas las partes en términos de mercado, recursos y tecnología. Habrá un problema de insuficiente motivación para el desarrollo sostenible: Europa es un importante mercado energético para Rusia. La ausencia de Europa traerá defectos congénitos a la Gran Eurasia.
En términos de geopolítica, la ausencia de Europa implica que Rusia girará completamente hacia el este, lo que puede dar lugar a la competencia y el enfrentamiento entre China y Rusia contra Europa y Estados Unidos, socavando Eurasia y la estabilidad mundial. Europa no debería quedar completamente excluida de la Gran Eurasia. El conflicto entre Rusia y Ucrania ha llevado a Europa a reflexionar sobre la seguridad europea, y ha surgido una voz racional que subraya que «la seguridad europea no debe tener como objetivo ni dejar de lado a Moscú». Algunos líderes de la UE dijeron que la expansión de la UE y de la OTAN en el pasado ha provocado el odio de los países de Europa del Este hacia Rusia, lo que ha torcido la agenda de la UE, y que Europa se ha dejado llevar por la emoción de estos países y ha olvidado su objetivo original. Si se maneja adecuadamente, la guerra entre Rusia y Ucrania puede ser también una oportunidad, que requiere no sólo que Europa reflexione y ajuste sus políticas a tiempo, sino también que Rusia se enfrente a la existencia de Europa. Ambas partes deben trabajar juntas para construir un mecanismo de seguridad europeo equilibrado, eficaz y sostenible, de acuerdo con el principio de «indivisibilidad de la seguridad». El futuro de la Gran Eurasia no puede separarse de la paz y el entendimiento mutuo entre Rusia y Europa.
En resumen, a corto y medio plazo, la Gran Eurasia será viable, lo que hará que el desarrollo económico interno de Rusia sea más equilibrado y aumentará la resistencia de Rusia a la presión de Occidente; sin embargo, a largo plazo, en comparación con el triángulo China-Rusia-Europa, una Gran Eurasia sin Europa tiene una «seguridad dividida», lo que puede conllevar ciertos riesgos y limitaciones en términos de geoeconomía y geopolítica. Partiendo de la realidad y adoptando una visión a largo plazo, se puede llegar a la conclusión de que la interconexión entre la Gran Eurasia y la UE seguirá siendo posible, y que una Gran Eurasia garantizada por un marco de seguridad global será más estable y de mayor alcance.
*Wang Yiwei, China. Profesor de la Cátedra Jean Monnet, Director del Instituto de Asuntos Internacionales y Director del Centro de Estudios Europeos de la Universidad Renmin de China.
*Duan Minnong, China. Estudiante de posgrado de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Renmin de China
Artículo publicado en El Club Valdai.
Foto de portada: © Sputnik/Maxim Blinov