Pragmatismo, flexibilidad y adaptación podríamos decir que han sido pilares en la política china de las últimas décadas. Pero el discurso esgrimido por el máximo líder chino Xi Jinping en el aniversario del Centenario del Partido Comunista Chino agrega dos pilares más: protagonismo y autoridad.
Con la celebración del Centenario del Partido Comunista Chino, Xi Jinping (y toda China) no sólo festejó un aniversario histórico sino que aprovechó para hablarle a los propios y ajenos del destino de su país y del mundo. En relación al pronunciamiento de Xi Jinping (y de otros líderes) hemos podido corroborar en sus discursos, más allá de los momentos y figuras representativas del partido, que las palabras y las metáforas no son síntomas de una mera enunciación; sino por el contrario son contendoras de ideas y prácticas. Más allá de mostrar el éxito en la continuidad de una forma de gobierno, China decidió fijar su agenda en el ámbito global e internacional.
Este centenario se puede leer (al menos) desde dos momentos. El primero referido a la escenificación que diseñó y erigió China para los ojos de su Nación y el resto del mundo; donde a través de un despliegue artístico – cultural y militar se dispuso a contar la historia, presente y futuro de una civilización milenaria que busca la centralidad nuevamente. El segundo momento lo podemos visualizar en la esfera discursiva y su correlato en la política exterior.
China decidió fijar su agenda en el ámbito global e internacional
Hablamos de un aniversario caracterizado de fuertes simbolismo, siendo algunos objetivos concretos, irrenunciables y sin vuelta atrás. Un acto ante el orgullo nacional que por algunos pasajes se alejó de las “generalización mediante metáforas” una de las constantes de la visión China en el ámbito de las Relaciones Internacionales; para dar lugar a palabras fuertes y concretas. El paisaje que configuró el acto del centenario, contempló a un país que está iniciando un firme paso a un nuevo peldaño donde China no se bajará nunca más. A los cien años del aniversario de la creación del PCCh ¿qué elementos nuevos han aparecido en el discurso del Secretario General del Partido? ¿Qué cambios y continuidades podemos encontrar en otros discursos?
China ha recorrido un camino de cien años de historia bajo un vector ideológico – económico que no se ha desviado de sus objetivos y con el aniversario del Centenario chino hemos podido reafirmarlo.
Da igual que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones
Deng Xiaoping
El discurso del Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de China, y presidente de la Comisión Militar Central ha dejado varias cuestiones a analizar. Pero rápidamente podemos identificar que para China sigue vigente aquella frase del gran timonel Deng Xiaoping: “Da igual que el gato sea blanco o negro, lo que importa es que cace ratones”. Se trata de un refrán tradicional de Sichuan que Deng toma prestado de Liu Bocheng, uno de los diez mariscales del Ejército Popular de Liberación (EPL) quien empleaba dicha frase de manera asidua. Por su parte Deng utiliza la frase acuñada por aquel Mariscal en el año 1961, tras el fracaso del Gran Salto Adelante, en el marco de una conferencia.
Señalar la permanencia de esta frase en los tiempos que corren, es afirmar el indeclinable proyecto de que China nunca ha renunciado a erigirse como país Grande, Central y rector de una Civilización global. Pragmatismo, continuidad en el cambio y políticas continuistas (y no rupturistas), han nutrido la política del PCCh a lo largo de sus últimas décadas. La continuidad en el cambio la podemos visibilizar en los procesos políticos de carácter acumulativo. “No podemos descartar bajo ningún concepto la bandera de Mao Zedong (…). Hacerlo supondría, de hecho, negar la gloriosa historia de nuestro Partido (…) La condena de Mao Zedong equivaldría a desacreditar el Partido y el Estado.
Según Wang Yi lo que vemos hoy es que las reglas internacionales y los mecanismos multilaterales están bajo ataque, y el paisaje internacional está lleno de incertidumbres y factores desestabilizadores. En este sentido, este escenario se interpela a través de los siguientes interrogantes: ¿deberíamos mantenernos comprometidos con el multilateralismo o deberíamos dejar que el unilateralismo se salga con la suya?, ¿deberíamos tratar de mantener la arquitectura del orden mundial o deberíamos permitir que esta se erosione y derrumbe?
100 años de obstáculos y éxitos
El éxito actual del gigante asiático responde a los 100 años de lucha del partido el cual estuvo atravesado por duros obstáculos. La guerra civil interrumpida por la invasión japonesa, la victoria de las tropas de Mao y la fundación de la República Popular China en 1949 fueron el primer escollo. No obstante, siguieron décadas tumultuosas dónde el aislamiento geopolítico en el periodo de la Guerra Fría y la decadencia económica subsumieron al pueblo en la pobreza.
Otro aspecto relevante tiene que ver con el giro geopolítico que realiza Mao y que va a ser fundamental en el futuro próximo: el distanciamiento con una URSS que comenzaba a mostrar signos de debilidad y el acercamiento hacia los Estados Unidos dan los primeros indicios que cómo China pretende insertarse en el capitalismo. La estrategia del sucesor de Mao, Deng Xiaoping en su programa de “reforma y apertura” fue el de una “globalización selectiva”, es decir, promover la apertura a los grandes capitales multi y transnacionales de forma paulatina y en recortes territoriales específicos. El capitalismo posfordista generó un proceso de desterritorialización-reterritorialización el cuál China supo aprovechar sacrificando su mano de obra para obtener la necesaria transferencia tecnológica y de esta manera convertir el “Made in China” por el “Made by China”.
Pragmatismo, continuidad en el cambio y políticas continuistas han nutrido la política del PCCh a lo largo de sus últimas décadas
La transición ordenada continuó con Jiang Zemin quien profundizó las políticas económicas de su antecesor y propicio el ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio a inicios del presente siglo. Estas políticas fueron reforzadas por Hu Jintao quien se encargó de afianzar el crecimiento y desarrollo económico. Lo relevante es que el siglo XXI comienza a posicionar a China como un actor regional y global. La doctrina del heping jueqi (emerger rápidamente de forma pacífica) buscó la expansión pacífica enmarcada en los “cuatro noes” (no a la hegemonía; no a la fuerza; no a los bloques; no a la carrera armamentística) y los “cuatro síes” (sí a generar confianza; sí a reducir las dificultades; sí a desarrollar la cooperación; sí a evitar la confrontación).
La actual era de Xi Jinping muestra algunos desafíos ambiciosos: en lo interno busca erradicar la pobreza extrema, mantener la cohesión territorial, acelerar el proceso de transición definitivo de Hong Kong, la reunificación de Taiwán y convertir a China en un país socialista moderno con índices de ingreso similares a los de occidente. En lo exterior, se centra en construir una Comunidad global de Destino Compartido basada en el multilateralismo y la cooperación; y el megaproyecto de la Franja y la Ruta.
La clave del éxito del PCCh está en mantener una línea ideológica clara materializada en una política de Estado de largo plazo que a su vez sea flexible y se adapte a las necesidades y cambios que transcurren. La persistente paciencia para lograr los objetivos ha sido una característica del pensamiento estratégico de Sun Tzu que está impregnada en las políticas del partido y que permiten que hoy el gato siga cazando ratones.
El discurso del centenario
El discurso del centenario nos interpela a abordar este acontecimiento seleccionando algunas frases e ideas que marcan rupturas y continuidades en la política de China. Es decir, en este discurso China supo poner en escena ideas y postulados que viene sosteniendo durante mucho tiempo, pero a su vez no fue dubitativa a la hora de imponer ideas, deseos y expresiones irrenunciables. Xi Jinping en la celebración del centenario del PCCh sostuvo que el renacimiento de China es un “proceso histórico irreversible”. Y podemos destacar frases como “El pueblo chino se ha levantado ¡El tiempo en el que el pueblo chino podía ser pisoteado, en el que sufría y era oprimido ha terminado para siempre!” “Cualquiera que lo intente se topará con una gran muralla de acero forjada por más de 1.400 millones de chinos”. “Resolver la cuestión taiwanesa y lograr la reunificación completa de China es una misión histórica y un compromiso inquebrantable del PCCh”. En estas palabras, China deja en claro que la política exterior venidera seguirá bajo el diálogo con los Estados que quieran sumarse a sus proyectos (Nueva Ruta de la Seda por ejemplo) pero serán inquebrantables y firmes para los que quieran vulnerar su soberanía.
Por otro lado, también el discurso dio lugar a fortalecer las ideas de Nación y Pueblo pero sin dejar al margen a todas las etnias que conforman el territorio nacional y soberano del gigante asiático. China sabe que si quiere tener éxito en su política exterior no puede fracasar en su ámbito regional y doméstico. Por lo cual, se recupera fuertemente la idea de Pueblo y el de la construcción de una sociedad modestamente acomodada bajo la erradicación de la pobreza generando mejores condiciones de vida para sus habitantes. Pero además, China busca exportar estos beneficios.
Es a partir del Sueño chino y de la Comunidad de Destino Compartido, que China se propone emprender el objetivo de mejorar las condiciones socio-económicas de otros territorios, como así también reencontrase bajo un mismo sendero con otros pueblos para afrontar los (nuevos) desafíos y problemas globales. Por ello, el discurso también dio lugar a resaltar los desafíos ecológicos, el desarrollo pacífico y el combate contra el hegemonismo. Por ello, para ir concluyendo el discurso de este centenario se dirimió entre los extremos de un país que apuesta a reconfigurar la (geo) política global e ingresar decididamente en el concierto internacional como un actor central, pero buscando mantener preceptos de una nación de consenso, diálogo y desarrollo pacífico.
*Este artículo fue publicado originalmente en el Boletín del Grupo de Trabajo China y el mapa del poder mundial del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).
Foto de portada: Télam