Hoy los iraquíes de todo el país acudirán a las urnas para elegir un nuevo parlamento.
Analistas y observadores creen que la participación electoral indicará si los iraquíes aún confían en el sistema político actual para garantizar la seguridad y mejorar los servicios básicos.
Ambos problemas han aquejado a los iraquíes desde que Estados Unidos invadió el país en 2003 para derrocar al entonces presidente Saddam Hussein, una invasión que fracturó el tejido social de Irak y provocó una rebelión contra la ocupación estadounidense.
Es más, la ocupación desencadenó combates entre milicias chiíes y suníes entre 2006 y 2008 y entre las fuerzas del gobierno iraquí y el EIIL (ISIS) entre 2013 y 2017.
Desde la formación del primer gobierno electo en 2005, los iraquíes se han sentido cada vez más desilusionados por la incapacidad de sus gobiernos para mejorar la vida de los ciudadanos y por el predominio de figuras inmutables al frente de partidos militarizados. Aun así, muchos acudirán a las urnas.
Aquí tienes todo lo que necesitas saber sobre las elecciones parlamentarias:
¿Cómo funciona todo esto?
Bueno, los votantes elegirán a 329 miembros del parlamento.
De este número, al menos el 25 por ciento – 83 escaños – irán a parar a mujeres.
El domingo tuvo lugar la votación anticipada para el personal de seguridad iraquí y sus 26.000 desplazados .
Para el resto de la población, las urnas abrirán a las 7 am (04:00 GMT) del martes y cerrarán a las 6 pm (15:00 GMT).
Emitirán sus votos en colegios electorales de 18 de las 19 provincias de Irak. La provincia de Halabja, de reciente creación, se incluirá en la votación junto con Sulaimaniya.
¿Cuántas personas están corriendo?
Hay 7.744 candidatos que se presentan, la mayoría afiliados a partidos y bloques políticos sectarios, un resultado directo del sistema de “muhasasa” (cuotas) instaurado tras la invasión estadounidense.
Muhasasa fue un intento de lograr la representación proporcional entre las diversas comunidades étnicas y religiosas de Irak.
Según este sistema, el presidente del parlamento siempre será suní, el primer ministro chií y el presidente kurdo.
¿Quiénes son los principales actores?
En estas elecciones participará un poderoso bloque chiíta encabezado por el ex primer ministro Nouri al-Maliki, así como una coalición liderada por el actual líder, Mohammed Shia al-Sudani.
Este último aspira a conseguir un segundo mandato como primer ministro, pero los analistas creen que sus posibilidades son escasas debido a las profundas divisiones dentro del Marco de Coordinación Chiíta (SCF), que es el principal bloque político chiíta.
El SCF se formó en 2021 y nombró a al-Sudani como primer ministro en 2022.
Mientras tanto, la principal fuerza política suní que se presenta a las elecciones es el Partido Taqaddum (Progreso), encabezado por el presidente del Parlamento, Mohamed al-Halbousi. Los simpatizantes de su partido proceden principalmente de las zonas suníes del oeste y el norte del país.
Los principales partidos kurdos que compiten en las elecciones son el Partido Democrático del Kurdistán, que intenta asegurarse una mayor parte de las reservas de petróleo para reforzar el presupuesto de la región semiautónoma kurda de Irak.
La rival Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), que defiende relaciones más estrechas con el gobierno de Bagdad, también competirá por escaños e influencia.
¿Cuántas personas votarán?
Probablemente no tantas como en elecciones anteriores.
Solo 21,4 millones de un total de 32 millones de votantes elegibles de 19 provincias se han inscrito para participar en las elecciones, una cifra inferior a la de hace cuatro años, cuando se registraron 24 millones de personas.
Muchos observadores y analistas creen que la participación electoral del martes podría caer por debajo del 41 por ciento de 2021, la participación más baja registrada.
La falta de participación en las elecciones de Irak se ha atribuido a la creciente marginación de la juventud iraquí por el sistema muhasasa, que muchos perciben como un sistema que facilita la corrupción y la injusticia.
¿Qué está en juego?
Al-Sudani aspira a un segundo mandato como primer ministro, y su bloque está bien posicionado para ganar la mayoría de los escaños, pero aún así podría fracasar en su intento de obtener el respaldo de los principales partidos chiítas para conservar su cargo.
Durante su primer mandato, Al-Sudani estuvo sometido a una creciente presión estadounidense para que reprimiera a las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), o Hashd al-Shaabi, un grupo paramilitar cuasiestatal que luchó y derrotó al DAESH en 2017 y que Estados Unidos considera alineado con Irán, que ha sido influyente en Irak desde la invasión estadounidense.
Al-Sudani ha prometido integrar a las unidades de las FMP en el gobierno y someterlas completamente a la cadena de mando del ejército iraquí y otras fuerzas de seguridad convencionales.
Esta tarea se ha vuelto cada vez más delicada, ya que los grupos del FMP han acumulado poder propio afianzando su presencia en la economía y creando partidos políticos prominentes en el SCF, un poder que podría permitirles ganar escaños importantes y competir por puestos clave en el próximo gobierno.
Sin embargo, según el Atlantic Council, el actor más importante en el SCF es al-Maliki, quien alberga ambiciones de convertirse en primer ministro por tercera vez.
*Mat Nashed, periodista de investigación que cubre noticias relacionadas con Asia Occidental. Especializado en mercados negros y migración, ha realizado reportajes desde Turquía, Líbano y Túnez, y su trabajo ha aparecido en VICE y Al Jazeera.
Artículo publicado originalmente en Al Jazeera.
Foto de portada: MNA
