Contexto de las Elecciones Extraordinarias
La convocatoria de elecciones extraordinarias en Irán tras la muerte del presidente Ebrahim Raisi ha sumido al país en una fase crítica de su historia política. Raisi, quien había sido un líder firme y revolucionario, falleció en medio de un período de elevada tensión internacional y desafíos internos. Su muerte lejos de la opinión de muchos analistas occidentales no dejó un vacío de poder, esto gracias al rígido y fuerte sistema de la Revolución Islámica, pero si planteó interrogantes sobre el futuro del país y la dirección que tomará su política interna y externa.
En un contexto de cambios significativos en el ejecutivo de Irán, la apertura a diversos sectores políticos puede tener profundas implicaciones para el futuro del país. Esta dinámica de inclusión, aunque refleje la pluralidad y la diversidad de opiniones dentro de la sociedad iraní, también presenta riesgos considerables en el contexto actual de tensión internacional y las trampas de Occidente.
La entrada de diferentes sectores políticos al escenario ejecutivo de Irán señala un movimiento hacia una mayor representación de la diversidad de opiniones y demandas sociales. Este cambio puede ser visto como un paso que demuestra el carácter democrático de la revolución y la inclusión de voces que anteriormente se sentían marginadas. Los reformistas, que abogan por una mayor apertura y reformas internas, han ganado terreno, reflejando un segmento significativo de la población que desea ver cambios en la política económica y social del país.
Sin embargo, esta pluralidad también puede ser una espada de doble filo. En el contexto actual, donde Irán enfrenta sanciones económicas, amenazas militares y una constante campaña de desinformación y presión diplomática por parte de Occidente, la fragmentación política puede debilitar la cohesión interna del país. Los movimientos pro-occidentales y reformistas, aunque populares entre ciertos grupos (aun representando una minoría), pueden ser percibidos como susceptibles a influencias externas. Esto puede abrir la puerta a intervenciones indirectas que buscan desestabilizar el régimen actual y promover agendas que no necesariamente beneficien a la nación en su conjunto.
Tensión Internacional y Ataques de Occidente
Desde la Revolución Islámica de 1979, Irán ha estado en constante fricción con varias potencias occidentales, especialmente Estados Unidos. Las sanciones económicas, las amenazas militares y los intentos de aislar al país en la escena internacional han sido constantes.
Estas presiones han generado un clima de resiliencia y desconfianza hacia Occidente entre muchos iraníes. En este contexto, cualquier cambio en la dirección política del país podría tener profundas repercusiones en su relación con el mundo exterior.
Participación Electoral
La participación electoral en estas elecciones extraordinarias fue del 40%, una cifra baja en comparación con elecciones anteriores, las cuales refleja un descenso de 9 puntos porcentuales pero a la vez teniendo en cuenta la población del país y que el voto no es obligatorio esta cifra sigue marcando la confianza de un importante sector del país hacia la revolución islámica y se espera que durante la segunda vuelta electoral la participación aumente.
Dinámica Política Interna
El escenario político iraní se caracteriza por una división significativa entre el sector revolucionario y reformistas. Los revolucionarios, generalmente alineados con los principios de la Revolución Islámica, abogan por mantener una postura firme contra Occidente y preservar los valores islámicos en la política y la sociedad teniendo en cuenta el legado milenial del país.
Por otro lado, los reformistas tienden a buscar una mayor apertura hacia el mundo exterior y reformas internas que podrían incluir entre otros factores la liberalización política y económica con todo lo que esto mismo conlleva.
Interferencia y Revoluciones de Color
La presencia de un candidato al que muchos han titulado como pro-occidental como Masoud Pezeshkian en la contienda ha suscitado preocupaciones sobre una posible intervención externa. Las «revoluciones de color» son movimientos de protesta que han sido apoyados o fomentados por potencias occidentales en varios países y que ya se han intentado en varias ocasiones en Irán, con el objetivo de provocar cambios de régimen favorables a sus intereses.
En el caso de Irán, existe un claro temor que una victoria de Pezeshkian quien por su apertura y dialogo con occidente podría desencadenar movimientos sociales y políticos que desestabilicen el país y erosionen los logros de la Revolución Islámica.
Occidente ha demostrado en múltiples ocasiones su capacidad para utilizar tácticas de «revolución de color» y otros métodos de intervención indirecta para influir en el rumbo político de países estratégicos. Estas tácticas incluyen el apoyo a movimientos de oposición, la financiación de campañas mediáticas contra el gobierno en el poder y la promoción de protestas que pueden escalar en conflictos más amplios.
En este contexto, la inclusión de sectores pro-occidentales en el ejecutivo iraní podría facilitar tales intervenciones, comprometiendo la estabilidad del país y su capacidad para resistir las presiones externas.
Papel de los Líderes Religiosos
Los líderes religiosos en Irán, incluyendo los imanes y figuras influyentes como el Líder de la Revolución Islámica el ayatolá Ali Jamenei, juegan un rol crucial en mantener la estabilidad y la cohesión social.
Sus llamados a la calma y a evitar provocaciones lo cual se vio reflejado en los medios de comunicación a nivel nacional, son esenciales para prevenir el caos y asegurar que el proceso electoral de segunda vuelta a celebrar el 5 de julio se lleve a cabo de manera ordenada y pacífica.
Significado del Resultado Electoral
El resultado de estas elecciones extraordinarias no solo determinará quién será el próximo presidente de Irán, sino también la dirección que tomará el país en un momento de gran incertidumbre. Un triunfo de Pezeshkian en la segunda vuelta podría señalar un cambio hacia políticas más abiertas y una posible reconciliación con Occidente o al menos la apertura de mesas de dialogo buscando la quita de sanciones económicas.
En contraste, una victoria de Said Jalili podría significar una continuidad y un auge de las políticas revolucionarias y una postura más firme contra las influencias externas que tanto daño hacen al país.
Estas elecciones extraordinarias en Irán representan un punto de inflexión crucial en su historia moderna. La combinación de una participación moderada, tensión internacional, y el potencial de intervenciones externas crea un escenario altamente volátil.
Resultados de la Primera Vuelta
En la primera vuelta de las elecciones presidenciales, celebrada el 29 de junio, el candidato reformista pro-occidental Masoud Pezeshkian lideró con el 42.45% de los votos (10,415,991 votos), superando al ortodoxo Said Jalili, quien obtuvo el 38.61% (9,473,298 votos). Con un total de 62 millones de votantes en Irán, ninguno de los candidatos logró obtener más del 50% necesario para evitar una segunda vuelta.
La segunda vuelta electoral, programada para el 5 de julio, será crucial para definir el futuro político de Irán y la configuración de Asia Occidental. Esta segunda vuelta es vista por muchos como un terreno fértil para escenarios de «revolución de color», una táctica que Occidente ha utilizado en otras partes del mundo para influir en los resultados políticos y socavar movimientos revolucionarios.
El ascenso de Pezeshkian, un candidato con inclinaciones pro-occidentales, ha sido interpretado como un reflejo de los intereses de Occidente en el actual panorama político iraní. Esta dinámica ha generado preocupaciones sobre la posibilidad de que se intente desestabilizar la Revolución Islámica a través de movimientos de protesta y otros métodos de intervención indirecta.
Una consideración importante que no podemos dejar pasar por alto, es que pese a que en esta primera vuelta electoral el candidato reformista Masoud Pezeshkian obtuvo el primer puesto, los votantes del candidato Mohamad Qalibaf y Mustafa Purmohamadi quienes salieron tercero y cuarto correspondientemente, están mucho más cerca ideológicamente al ala revolucionaria, lo que indica que muy probablemente estos votos que serán vitales para inclinar la balanza jugaran a favor de Said Jalili el candidato revolucionario.
La división de los candidatos revolucionarios en las elecciones ha sido un factor crucial que influenció los resultados de la primera vuelta. A pesar de esta fragmentación, la representación significativa de estos candidatos muestra que el ala revolucionaria aún mantiene una fuerte presencia y apoyo popular. Este escenario sugiere que, en la segunda vuelta electoral, es probable que se consolide una victoria para el ala revolucionaria, reflejando la resiliencia y el compromiso del pueblo iraní con los valores de la Revolución Islámica.
La segunda vuelta electoral del 5 de julio será un evento decisivo, no solo para Irán, sino para la geopolítica de toda la región. Los resultados determinarán si el país se mantendrá en su curso actual o si dará un giro hacia una política más alineada con intereses occidentales. En este contexto, la participación y la calma de los votantes serán esenciales para asegurar un proceso electoral justo y libre de interferencias externas.
Un pueblo que resiste.
Las elecciones extraordinarias en Irán han evidenciado la resiliencia del pueblo iraní frente a múltiples presiones internas y externas. Los iraníes han demostrado su espíritu cívico y su compromiso con la revolución no únicamente en su participación electoral sino en su capacidad para mantener la calma y evitar provocaciones en un momento de gran incertidumbre.
Irán, con su posición geoestratégica, juega un rol fundamental en la configuración de un mundo multipolar. La nación no solo es un actor clave en la política de Asia Occidental, sino que también influye significativamente en las dinámicas globales debido a su riqueza en recursos naturales y su importancia en las rutas comerciales internacionales.
La Revolución Islámica continúa siendo un parte esencial del eje de resistencia contra las influencias occidentales y la entidad sionista en toda la región, defendiendo una visión soberana e independiente del desarrollo nacional. Este legado de resistencia y lucha por la autodeterminación sigue inspirando a muchos dentro y fuera del país, consolidando a Irán como un baluarte en la defensa de los valores islámicos y antiimperialistas.
En este panorama, la unidad y la cohesión interna son más cruciales que nunca. La capacidad de Irán para enfrentar los desafíos económicos y geopolíticos depende en gran medida de la solidez de su gobierno y de la alineación de sus diferentes facciones políticas en torno a un objetivo común. Mientras que la pluralidad y la representación son importantes, también lo es la capacidad de resistir las presiones externas y mantener un frente unido contra los intentos de desestabilización.
Tadeo Casteglione* Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales, Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Miembro del equipo de PIA Global
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