El 6 de julio de 2024 será recordado como el día del inicio de un nuevo camino en África. Este día la tríada de países conformada por Malí, Burkina Faso y Níger formaron la tan esperada Confederación de Estados del Sahel, algo que ya se venía vislumbrando a partir de los acontecimientos que se suscitaban en esta región del norte africano.
Las juntas militares que hoy gobiernan estos países ya habían dado claras señales del camino que perseguían de modo individual, luego lo hicieron ya de modo conjunto al crear la Alianza que los nucleaba y que con fines de seguridad y defensa territorial firmaron la Carta de Liptako-Gourma, el pasado 16 de septiembre de 2023. La Alianza de Estados del Sahel (AES), una coalición defensiva de carácter regional que está abierta, según su artículo 11, a la inclusión de otros Estados que compartan las mismas realidades geográficas, políticas y socioculturales, y que acepten los objetivos de la Alianza.
Conforme a la declaración firmada por los presidentes interinos de los tres países, sus fuerzas armadas responderán conjuntamente ante cualquier agresión contra uno de los aliados. “Nuestra prioridad es la lucha contra el terrorismo en los tres países”, dijo el ministro de Defensa de Malí, Abdoulaye Diop, en el momento de sellar la Alianza.
La firma de la carta de Liptako-Gourma, nombre asociado a un lugar geográfico estratégico entre las naciones firmantes, surge ante la inminente amenaza que había lanzado la Comunidad de Estados del África Occidental (CEDEAO) a la junta militar de Níger, amenaza que incluía la intervención de una fuerza militar, liderada por Nigeria y con elementos de los otros países de la CEDEAO, si no se restablecía al presidente derrocado Mohamed Bazoum. Esto hizo que las juntas de Burkina Faso y Mali se posicionasen a favor de Níger ya que poseen la misma política con respecto a la forma de gobierno y a la presencia francesa en sus respectivos países.
La carta de formación de la alianza posee artículos de gran interés que se explican por la situación de las partes contratantes. Otra de las cuestiones que ha favorecido la creación de esta alianza ha sido que los tres países se enfrentan a otras problemáticas comunes, como el terrorismo y los ataques relacionados con agrupaciones yihadistas, que pone en jaque a los propios Estados. Al ya mencionado Artículo 11, que puede promover el ingreso de otros países a la Alianza le podemos sumar los siguientes:
Art. 2 – Establecimiento de una arquitectura de defensa colectiva y de asistencia mutua.
Art. 4 – Compromiso a combatir el terrorismo en todas sus formas y la delincuencia organizada.
Art. 5 – Prevención, gestión y solución de cualquier rebelión armada u otra amenaza que afecta a la integridad del territorio y la soberanía.
Art. 6 – Cualquier ataque a la soberanía o la integridad territorial de una o más de las partes será considerada como una agresión contra las otras y comprometerá un deber de asistencia incluido el uso de la fuerza militar.
Art.7- es el que concierne directamente a la intervención de la CEDEAO ya que legitima a la Alianza de Estados del Sahel a ayudar a cualquier Estado firmante que sufra un ataque contra sus Fuerzas Armadas “incluso cuando están desplegadas en un teatro de operaciones fuera del espacio de la Alianza”
Salida de la CEDEAO
El paso siguiente que dio la Alianza del Sahel fue solicitar su salida formal del bloque económico que los nucleaba, la CEDEAO, ya que esta organización no los representaba, de hecho ha mantenido bajo sanciones económicas a estos países a partir de los golpes militares.
Entonces hacia el final de enero, el día 28, los gobiernos de Níger, Mali y Burkina Faso, finalmente anunciaron su salida de la CEDEAO afirmando que este organismo se encuentra «bajo la influencia de potencias extranjeras», y ha traicionado sus «principios fundadores» y «se ha convertido en una amenaza para sus Estados miembros». El coronel Amadou Abdramane, portavoz de la junta de Níger, declaró por entonces que: “Después de 49 años, los valientes pueblos de Burkina Faso, Malí y Níger observan con pesar y gran decepción que la organización (Cedeao) se ha alejado de los ideales de sus padres fundadores y del espíritu panafricanista… La organización ha fracasado notablemente a la hora de ayudar a estos Estados en su lucha existencial contra el terrorismo y la inseguridad”, dando así fin a la relación que los mantenía bajo la órbita del organismo.
Esta salida no hizo más que confirmar los grandes dilemas y problemas que acarrea la CEDEAO, que como organización regional de integración política y económica fue creada, en 1975, con sede en Abuya, Nigeria, originalmente estaba conformada por 15 países con la idea de impulsar la unión económica y monetaria en África occidental y fomentar las relaciones entre sus Estados, cosa que quedó establecida en el Tratado de Lagos.
Su principal finalidad era crear un área de libre comercio, pero, más adelante, en 1993, dados los conflictos de Sierra Leona y Liberia, se amplió el alcance de la organización para prevenir guerras y crear una fuerza militar multilateral. Con el interés de fortalecer las instituciones democráticas en África occidental la organización diseñó un protocolo desde 2001 que permite sanciones y suspensión de un Estado miembro si se dan cambios inconstitucionales, por lo que han sido suspendidos Guinea, Malí, Burkina Faso y Níger.
Los tres países afirman que la organización regional no los ha asistido en su «lucha existencial contra el terrorismo» y se han acercado a Rusia, alejándose de Europa, especialmente de Francia, su ex potencia colonizadora.
Los pasos siguientes que fueron dando estos países también darían de que hablar, y aún se pueden escuchar el eco de las botas militares francesas saliendo de los territorios de Malí o Burkina Faso, como así también los golpes en las puertas de los diplomáticos franceses expulsados de inmediato de sus sedes ministeriales. Ahora se espera la salida de las tropas estadounidenses de territorio nigerino, al igual que la empresa Orano, de capitales franceses y que es la principal responsable del saqueo del uranio de Niger.
La Confederación un sueño hecho realidad
El camino que hoy se selló, comenzó el pasado 14 de febrero cuando los países integrantes de la Alianza de los Estados del Sahel (AES) decidieron relanzar el espacio como Confederación de Estados del Sahel, redefiniendo así el propósito del bloque. Luego de un período de inestabilidad política y crisis social en la región, los gobiernos de Malí, Níger y Burkina Faso dieron un salto cualitativo en su mecanismo de integración.
Además la triada “rebelde” saheliana dio un paso en el nivel económico-financiero al presentar la propuesta de la creación de una moneda común. Níger tomó la iniciativa para desvincularse del Franco CFA, la moneda de ocho estados independientes de África Occidental, vestigio de la relación colonial con su metrópoli arrastrada desde 1945. “Basta de colonialismo monetario. Es un signo de soberanía”, expresó Abdourahamane Tiani, jefe de la junta militar nigeriana. “La Alianza de Estados del Sahel es una alianza de defensa, pero evolucionará hacia una alianza económica y mucho más”, adelantó el referente de Burkina Faso, Ibrahim Traoré, apenas se fundó la AES y así comenzó este camino hacia la consolidación de la Confederación de los Estados del Sahel.
Durante las primeras reuniones en Niamey, la capital nigerina, los ministros de Relaciones Exteriores de Burkina Faso, Mali y el país anfitrión, Níger, comenzaron a encaminar el proyecto de texto sobre la Confederación de la Alianza de Estados del Sahel. La expansión política de la actual coalición militar de la AES, fue ratificada por los actuales jefes de Estado de las tres naciones, y pretende elevar los niveles de acuerdo en política exterior y consolidar la estabilidad gubernamental.
Entre otros puntos acordados en la última reunión previa a la celebrada este sábado 6 de julio, se propuso unificar la política exterior de los tres países, sin duda un cambio desafiante que fue confirmado con la creación de la Confederación en la cumbre tripartita entre Goita, Traoré y Tchiani. La AES que se formó como un mecanismo de defensa para combatir el yihadismo y otros agrupamientos que generan caos social, pero también que servía como dique de contención de las resistencias políticas a nivel regional e internacional, aun ante los embates sistemáticos de la CEDEAO, alineada con el planteo de Estados Unidos pero también de la Unión Europea, que pretendían aislar en lo diplomático al nuevo bloque para asfixiarlo políticamente.
No obstante, la AES demostró capacidad para dinamizar su agenda política y realizar avances concretos en su plan de seguridad interior. Asimismo, conforme se fueron desarrollando los acontecimientos político-electorales a nivel continental, también fue ganando adeptos. Uno de ellos fue Senegal apenas asumió el nuevo gobierno encabezado por Bassirou Diomaye Faye, quien declaró: “es hora” de que Francia abandone su posición colonial. En una gira por los tres países, su primer ministro e histórico referente panafricanista, Ousmane Sonko, agregó: “no vamos a soltar a nuestros hermanos del Sahel”, y arremetió contra los líderes que legitiman a las élites que extraen petróleo, uranio, gas y otros recursos estratégicos de forma “no democrática”.
En un mundo que gira firmemente hacia la multipolaridad, en África podríamos estar ante un resurgimiento del panafricanismo del Sahel, apoyado en diferentes sucesos que hoy sacuden al continente, con líderes carismáticos, pero sobre todo con líderes políticos que entienden que de manera individual nada conseguirán y estarán bajo el yugo colonial. La espiral de golpes de Estado en los países que hoy lanzan la Confederación de la Alianza de Estados del Sahel representa un nacionalismo de corte anticolonial cuenta con dos factores a favor. El primero de ellos, un enorme respaldo popular que quedó en evidencia por las movilizaciones callejeras que legitimaron a los golpistas durante la crisis nigerina. En segundo lugar, los distintos niveles de articulación en materia económica y de seguridad con dos potencias internacionales: Rusia y China.
Los liderazgos en estos países han tomado decisiones económicas para quebrar la iniciativa de capitales estadounidenses y franceses que extraían a un ínfimo precio recursos sumamente valiosos a escala mundial, por ejemplo el uranio. A su vez, vienen teniendo relativo éxito para disuadir a las fuerzas yihadistas que caotizan su seguridad interior. En este sentido, la asociación militar con Rusia, resultó ser fundamental. Además, de la integración a la Iniciativa de la Ruta y la Franja impulsada por Pekín los ha dotado de la infraestructura necesaria para hacer frente a los embates económicos de las potencias sedientas de recursos naturales africanos. La Confederación de los Estados del Sahel será quizás la herramienta que confirme las ambiciones de la tríada rebelde del Sahel.
*Beto Cremonte, docente, profesor de Comunicación social y periodismo, egresado de la UNLP, Licenciado en Comunicación social, UNLP, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS UNLP.
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