Europa

El resultado de las conversaciones militares germano-polacas está en juego

Por Andrew Korybko* –
Alemania y Polonia tienen cada una sus propios intereses a la hora de ultimar acuerdos para reforzar los lazos militares entre ellas.

El ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, se entrevistó el lunes con su homólogo polaco, Mariusz Blaszczak, durante su visita a este país. Esperan cerrar en los próximos diez días un acuerdo sobre un centro polaco de tanques, que al parecer se ha retrasado debido a diferencias sobre los costes, según Der Spiegel. Tampoco está claro si se prorrogará el anterior despliegue de los sistemas alemanes de defensa antiaérea Patriot, aunque esto también se decidirá probablemente en los días previos a la cumbre de la OTAN de la próxima semana.

Hay mucho en juego en el resultado de las conversaciones militares germano-polacas, tanto por lo que representan para la UE como por el contexto nacional y regional en el que se producen. En cuanto al primero, el estrechamiento de los lazos entre estos dos viejos rivales demostraría que las antiguas hachas de guerra siguen enterradas. Esta óptica podría tranquilizar a los europeos medios sobre la unidad de su continente en medio de la preocupación de que se haya debilitado en los últimos años, especialmente desde el inicio de la operación especial de Rusia.

En el contexto nacional, al partido gobernante en Polonia, Ley y Justicia (PiS), le interesa convencer a sus votantes, antes de las elecciones de otoño, de que su postura de línea dura hacia Alemania y Rusia ha merecido la pena. Al cerrar los acuerdos con Berlín descritos anteriormente, podrían afirmar que el líder de facto del bloque ha reconocido el papel indispensable de su país para garantizar la seguridad europea, a pesar de los problemáticos lazos entre ambos. Esto podría unir a la base nacionalista del PiS frente al desafío de la oposición globalista.

Partiendo de lo anterior, el contexto regional está relacionado con el interés del PiS en presentar a Polonia como una gran potencia, lo que se vería favorecido por el hecho de que Alemania aceptara reforzar sus lazos militares con ella y el partido gobernante lo convirtiera en un reconocimiento tácito de que la gravedad geopolítica se está desplazando hacia el este. La percepción de que el PiS ha restaurado el estatus de liderazgo perdido hace tiempo podría disuadir a su base nacionalista de votar a terceros partidos para protestar por el apoyo del partido gobernante a los refugiados ucranianos.

Los contextos nacional e internacional son algo diferentes desde la perspectiva de Alemania. En cuanto al primero, sus dirigentes quieren demostrar a la población que no permitirán que la retórica electoral de línea dura de PiS contra su país impida los esfuerzos conjuntos para garantizar la seguridad europea, lo que retrata a Berlín como el que adopta la denominada posición más elevada. En cuanto a lo segundo, Alemania cree que es mejor mantener cerca a la Polonia nacionalista de PiS que alejarla, sobre todo teniendo en cuenta que la oposición podría volver pronto al poder y rebajar las tensiones.

En caso de que los titulares sean depuestos tras las elecciones de otoño, podría producirse un acercamiento entre sus países, lo que serviría a los intereses de Alemania en todos los aspectos. Los europeos ya no dudarían de la unidad de su bloque, mientras que los alemanes verían que sus dirigentes hicieron lo correcto al no politizar la cooperación militar con la Polonia del PiS. A nivel regional, una Polonia recién aliada no desafiaría a Alemania por su influencia en Europa Central y Oriental, asegurando así la hegemonía de Berlín allí.

Analizados desde estos ángulos, puede concluirse que Alemania y Polonia tienen cada una sus propios intereses a la hora de ultimar acuerdos para reforzar los lazos militares entre ellas. Los de Alemania son a largo plazo y estratégicos, con vistas a mantener cerca a una Polonia cada vez más nacionalista, al tiempo que preparan el terreno para un posible acercamiento si la oposición llega al poder. Por el contrario, los de Polonia son a corto plazo y tácticos, ya que en su mayoría sólo afectan a los intereses electorales del partido en el poder de cara a las elecciones de otoño.

En cualquier caso, sus motivaciones diametralmente opuestas incentivan paradójicamente a estos actuales rivales a resolver sus supuestas diferencias sobre el acuerdo relativo al centro de carros de combate, por no hablar de animar a Alemania a considerar la ampliación del despliegue de sus sistemas Patriot en Polonia hasta finales de año. Como miembros clave de la OTAN, también tienen interés en mostrar que el bloque está unido de cara a la cumbre de la próxima semana, siendo este contexto la razón principal por la que quieren llegar a un acuerdo lo antes posible.

*Andrew Korybko, analista geopolítico.

Artículo publicado originalmente en korybko.substack.com.

Foto de portada: extraída de fuente original korybko.substack.com.

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