La decisión que pronto deberá tomar el Tribunal Supremo de Reino Unido sobre la custodia de las 31 toneladas de oro venezolanas, calculadas en más de 1.000 millones de dólares y retenidas en el Banco de Inglaterra, podría generar jurisprudencia sobre la autoridad última de las reservas internacionales que muchas naciones han confiado a ese país.
Ya no solo se trata de Venezuela, sino de los más de 30 países de África, América y Asia que tienen resguardadas sus reservas internacionales en oro en dicho banco. De hecho, según algunos cálculos, un quinto del oro de todos los países del mundo se encuentra en Londres, considerada la capital de este preciado metal.
En octubre de 2020, la Justicia británica anuló una decisión anterior de los tribunales que favorecía el ‘interinato’ de Juan Guaidó, pero básicamente pidiendo indagar más sobre la autoridad legítima para retirar el oro del Banco de Inglaterra.
Este lunes, el Gobierno británico confirmó su reconocimiento al exdiputado opositor, aumentando las probabilidades de que el oro venezolano no sea devuelto al ente estatal que lo depositó como resguardo: el Banco Central de Venezuela. Así, el preciado metal puede terminar difuminado entre las bóvedas inglesas y gastos corrientes de un gobierno paralelo que no tiene sede, ni control territorial o poblacional.
Durante esta semana, los magistrados estarán escuchando a las partes implicadas para dictar sentencia. Si los cinco magistrados encargados de decidir sobre la demanda venezolana terminan de quitarle al Gobierno de Nicolás Maduro la custodia del oro y deciden entregársela a Guaidó –o sencillamente mantenerla en resguardo por tiempo indefinido (ya han pasado casi tres años desde que Venezuela solicitó su repatriación)–, podrían incitar a la creación arbitraria de ‘gobiernos paralelos’ constituidos con el único fin de acceder al control sobre este.
Ya el Gobierno venezolano, en el mes de mayo de 2020, propuso que se llegara a un acuerdo entre las partes y ese depósito se utilizara, bajo la gestión del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en la compra de material sanitario para enfrentar al pandemia. Sin embargo, hasta ahora el Banco de Inglaterra se ha negado a aceptar dicha solicitud.
Venezuela figura entre los países que menos vacunas ha aplicado en toda la región por las dificultades para acceder a los recursos necesarios, entre otros, debido a las sanciones impuestas sobre el país. Sin embargo, de concretarse la decisión del alto tribunal británico, el país suramericano no podrá hacer uso de sus reservas, lo que develaría la insensibilidad de las instituciones británicas más allá de las ‘dudas’ que puedan tener sobre su utilización por parte del Gobierno de Maduro.
Lo que se estaría consolidando, así, es una verdadera arma jurídica colonial que pone en riesgo las reservas internacionales de unos 30 países, que ingenuamente confiaron en Reino Unido para resguardar sus recursos soberanos.
La narrativa, de ahora en adelante, de generarse esta jurisprudencia, será más o menos así. Desde una mirada colonial, las instituciones inglesas le dicen a otros países que han confiado sus reservas en los bancos ingleses: ‘Tú no tienes seguridad para preservar tu oro, me pagas a mí para guardártelo, pero si en algún momento la Administración británica de turno considera ilegítimo tu gobierno, entonces el banco se reserva el derecho de impedir su devolución por un tiempo indefinido, e incluso, posiblemente entregárselo a un gobierno reconocido por las autoridades inglesas aunque no tenga ningún poder sobre el territorio, ni la población, ni una sede conocida’.
Es este el caso del ‘interinato’ de Guaidó, al cual la Unión Europea (UE) le ha retirado su reconocimiento como gobierno y le ha bajado su estatus de presidente a ‘líder opositor’. La ONU tampoco le reconoce. A pesar de esto, el haber sido reconocido por el Gobierno británico parece tener la suficiente categoría legal como para impedir devolver las reservas al Banco Central de Venezuela.
El mismo riesgo lo tendrán de ahora en adelante países de la región como México, Argentina, Bolivia, Colombia y Perú, que tienen reservas de oro en bancos ingleses.
La operación es muy sencilla, el Gobierno británico desconoce a la autoridad que puso el oro en las bóvedas del Banco de Inglaterra, reconoce un presidente diferente y, acto seguido, el organismo decide guardarlo en ‘custodia’ por un tiempo indefinido.
Hoy, las reservas de unos 30 países que tienen su oro en el Banco de Inglaterra están en riesgo. El Gobierno británico tiene ahora el poder sobre ellos y un fuerte peso para presionar en una dirección u otra las decisiones de esas naciones, so pena de perder sus recursos soberanos.
Podríamos ejemplificar imaginando que en el supuesto negado de que Keiko Fujimori decida autoproclamarse presidenta y el Gobierno británico la reconociera, entonces las 34,7 toneladas de oro de reservas en el exterior del Banco Central de Reserva del Perú estarían en franco riesgo de ‘perderse’ en las bóvedas inglesas o de ser utilizadas por un hipotético Gobierno de Fujimori en el exilio.
De haberse producido antes una sentencia de este tipo, dictaduras como la de Jeanine Añez en Bolivia quizá hubieran preferido trasladar su gobierno de facto hacia el ‘exilio’ para intentar cobrar o gestionar el dinero del pueblo boliviano, siendo Bolivia un país que también tiene reservas de oro en bancos extranjeros.
Estos hipotéticos escenarios, difícilmente creíbles, sirven para contemplar que esta decisión no solo crearía una jurisprudencia colonial peligrosa, sino que también incentivaría las aventuras de ‘gobiernos paralelos’ sin mayor poder que el dinero al que podrían acceder en algún banco europeo. Aunque también, esta decisión puede estimular a los países en cuestión a ir pidiendo una devolución paulatina de sus reservas, por miedo a situaciones similares.
Es posible que todo el movimiento anticolonial inglés, que irrumpió con fuerza durante el año pasado, desconozca los mecanismos coloniales que a día de hoy se incentivan desde Londres, a escasas cuadras de donde se tumbaron estatuas de esclavistas y colonizadores.
*Ociel Alí López, sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Ganador del premio municipal de Literatura 2015 con su libro Dale más gasolina y del premio Clacso/Asdi para jóvenes investigadores en 2004. Colaborador en diversos medios de Europa, Estados Unidos y América Latina.
Artículo publicado en RT.
Foto de portada: El Banco de Inglaterra, Londres, Reino UnidoSimon Dawson / Reuters.