Una batalla contra el orden multipolar.
Para analizar los ataques iniciados por Israel sobre Irán el 13 de junio pasado y para reflexionar en torno al sentido de los 12 días de bombardeos que siguieron a ese hecho, la agencia de noticias Mehr News entrevistó a la periodista argentina Úrsula Asta. Publicada originalmente en persa, árabe e inglés, a continuación, se repone el reportaje en español:
Úrsula Asta, analista geopolítica de Argentina, examina los acontecimientos en la región de Asia occidental desde una perspectiva amplia, considerando las políticas de Israel como parte de un proyecto más amplio para mantener la hegemonía occidental y prevenir el declive del orden unipolar liderado por Estados Unidos.
En una entrevista con la Agencia de Noticias Mehr, una investigadora argentina enfatizó la fragilidad de la situación política en Israel y el papel prominente de los neoconservadores en el sistema político estadounidense. Afirmó que el desencadenamiento de guerras y asesinatos contra Irán no está motivado por la “seguridad”, sino por el deseo de mantener la superioridad geopolítica y la adhesión de Teherán al orden mundial multipolar. Asta también criticó la doble moral de las instituciones internacionales, el silencio ante los crímenes de guerra y el papel de los grandes medios de comunicación en la distorsión de la realidad. A continuación, el texto completo de la entrevista con esta analista argentina:
Pregunta: Hoy en día, el mundo está siendo testigo de actos flagrantes de agresión por parte de Israel contra Irán y su pueblo. En su opinión, ¿por qué cometen tales crímenes contra civiles indefensos en Gaza, Líbano e Irán? ¿Qué lo impulsa a continuar con estas agresiones, incluyendo asesinatos selectivos?
Respuesta: Podría decirse que Netanyahu tiene algunas razones fundamentales del inicio del ataque y la escalada de la guerra con Irán. Un aumento de hostilidades en la que involucra a Estados Unidos, país que ya está previamente envuelto en la defensa de Israel, pero en esta ocasión con un ataque directo.
Entre esos factores, puede considerarse la debilidad política, e incluso debilidad jurídica, de Netanyahu, y su coalición política. De allí se desprende que pareciera necesitar aferrarse a la guerra como elemento central del sostenimiento en el poder para su propia supervivencia política.
En otro orden, para su búsqueda de proyectar una “gran Israel”, Irán es un obstáculo. De la misma manera que Irán es un problema para el intento de Israel de sostener un monopolio nuclear en la región.
El gobierno de Trump en Estados Unidos tiene fuerte disputas internas y los ejes sionistas o neoconservadores, con fuerte presencia en esa administración, aparecen como una “oportunidad” para Israel, ya que esos sectores norteamericanos consideran estratégico el control de la región de Asia Occidental, y para ello Israel parece ser más que un aliado.
Israel afirma estar atacando los programas nucleares y de misiles de Irán, sin embargo, ataca claramente hospitales, infraestructuras e instituciones mediáticas, con muchas víctimas entre mujeres y niños. ¿Cómo se puede explicar esta contradicción? ¿Cuál es el verdadero objetivo detrás de estas acciones?
La situación demuestra que Israel buscó y busca a toda costa impedir un acuerdo nuclear entre Washington y Teherán. Es decir, más allá de la narrativa que busque instalar, los ataques aparecen no solamente para impedir lo que Israel argumentó -que no se desarrolle un arma nuclear, aspecto que servicios de inteligencia de Estados Unidos, según reportes mediáticos, y la propia Organización Internacional de Energía Nuclear (OIEA) descartaron-, sino justamente impedir un acuerdo, que ya tenía varias reuniones de trabajo entre Irán y Estados Unidos.
Lo anterior se deprende de la casi sexta ronda de conversaciones que había en camino. Aunque, además, es relevante decir que, luego, Israel mezcló ese argumento con que quería un “cambio de régimen” en Irán, es decir, una suerte de vuelta atrás a un periodo prerrevolución de 1979, con lo que significaba a la dictadura Pahleví, más adicta al Occidente geopolítico y, por tanto, también a Israel.
Aunque la ONU y muchas organizaciones de derechos humanos han documentado los crímenes de guerra del régimen israelí, los gobiernos occidentales continúan apoyándolo política y militarmente. ¿Por qué cree usted que los países occidentales permanecen en gran medida en silencio ante estos crímenes?
Netanyahu sabe que tiene neoconservadores y sionistas dentro del gobierno de Trump, que apoyan el plan de un “gran Israel”, que absorba los territorios palestinos y vayan contra Irán, como gran enemigo regional. Entonces el objetivo fundamental para estos neoconservadores en su proyecto para un nuevo Siglo americano, como hace décadas atrás, es decir, controlar Asia Occidental. Con ese control, es posible reestablecer la primacía de Estados Unidos a nivel global. Esa intención se vio en el gobierno de Bush con la invasión en Afganistán, Irak, así como otras acciones.
El papa Francisco dijo alguna vez que estamos viviendo la tercera guerra mundial, pero por partes, por capítulos. Quizás, para comprender la situación a nivel global, contexto que muchos caracterizan como Guerra Híbrida -aunque tiene aspectos híbridos y no híbridos-, es importante reflexionar que esos mismos sectores occidentales a los que estamos haciendo referencia observan que hay cambios progresivos en la región de Afroeurasia, y que esas relaciones de fuerza se van modificando en detrimento de los intereses del Occidente geopolítico, espacio sobre el cual Israel actúa como fortaleza en la región.
Los medios occidentales suelen presentar al régimen israelí como actuando en ‘defensa propia’, mientras ignoran sus masacres de civiles en Gaza, Líbano e Irán, así como sus campañas de asesinatos. ¿Cómo interpreta este sesgo mediático y qué se puede hacer para contrarrestarlo?
Así como el mítico Domo de Hierro ha demostrado no ser invulnerable, como la propaganda oficial israelí sugería; aparece la paradoja de que quienes proclamaban estar ganando la guerra no pueden demostrar celebraciones en sus propios territorios, sino dolor y luto.
De la misma manera que antes hablamos de las relaciones de poder, los medios de comunicación no pueden comprenderse por fuera de esa arena de disputas. Desde donde escribo, América del Sur, estamos en un hemisferio dominado por la narrativa estadounidense y británica. De todas maneras, a pesar de los grandes cañones mediáticos, siempre existen medios de comunicación que abonan en otro sentido y hacen una búsqueda más interesante de fuentes informativas que contrarrestan las anteriores.
Quizás, por el avance de las tecnologías de la información y la comunicación, estamos, como nunca antes, viendo con nuestros propios ojos las imágenes de los asesinatos en masa que circulan en redes sociales. Algunas versiones que niegan eso aparecen como obscenas, si se tiene en cuenta la grave situación humanitaria de pueblos como el de Gaza, donde se está llevando adelante un genocidio.
¿Cuál cree usted que es el objetivo a largo plazo de las políticas agresivas y expansionistas del régimen sionista? ¿Qué amenazas representan estas ambiciones para sus vecinos en el Medio Oriente?
Antes dijimos que las relaciones de fuerza se van modificando en Medio Oriente en detrimento de los intereses del Occidente geopolítico. Esa región mira cada vez más hacia el mundo emergente, como los BRICS, lo cual es desfavorable a un Israel que se lanza a estas políticas agresivas.
Por ejemplo, es importante destacar el acuerdo diplomático Irán-Arabia Saudita, y el importante rol de China. De la misma manera, el ingreso a BRICS+ de Irán, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, así como Arabia Saudita definiendo qué va a hacer en relación a ese grupo. Otro acuerdo estratégico integral, el de Irán y Rusia. De la misma manera, el acuerdo de Irán con China sobre infraestructura, industrias y petróleo. Y, además, la Organización de Cooperación de Shanghai.
Por estas razones, toda esta región, gran centro logístico mundial histórico y actual, además de ser productora de hidrocarburos y de petróleo, que de alguna manera busca ser parte de la construcción de ese mudo emergente; tiene como contracara la decisión de Israel de avanzar junto al neoconservadurismo de Occidente hacia la guerra, para buscar detener estas tendencias que le son desfavorables.
¿Cuál es su reacción personal ante los recientes ataques de este régimen contra Irán y el asesinato de civiles? ¿Qué mensaje le gustaría compartir?
Condeno el asesinato y considero relevante detenernos en el aspecto humanitario cuando hablamos de los sucesos a nivel geopolítico, porque se trata de vidas y cada una de ellas es valiosa. El eje moral de cualquier reconfiguración regional, permanece ausente de los cálculos estratégicos de quienes buscan la guerra, porque se siguen contabilizando muertes humanas. Aparece así, de manera descarada, la enorme hipocresía.
Como el asesinato de civiles en Irán, la dramática situación en Franja de Gaza, debería hacer reflexionar al mundo entero. Israel determina que no entre ayuda humanitaria, que es otra forma más de guerra. Incluso se mataron a muchos periodistas, lo que -de nuevo- tiene un objetivo de ocultar la información y tergiversar.

Estados Unidos veta rutinariamente las resoluciones de la ONU que condenan los crímenes del régimen israelí. En su opinión, ¿las políticas estadounidenses permiten y sustentan estas agresiones? ¿Cómo se puede hacer que ambos regímenes rindan cuentas?
Israel actúa como fortaleza de ese Occidente geopolítico en la región, sectores ven que esa región está cambiando progresivamente sus relaciones de fuerza hacia otro lado, en detrimento de sus intereses.
No es posible comprender el escenario de vetos en la ONU sin ese mapa general que nos arroja la realidad de pérdida del poderío económico y militar de Estados Unidos, que, si bien no es determinante ni absoluto, sí tiene retrocesos. Incluso desde allí se explican las políticas de imposición de aranceles y la tensión con China, así como el incremento exponencial de su gasto militar y la necesidad de expandir ese gasto dentro de la Alianza del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), como vimos semanas atrás.
Si partimos de la tesis de una Guerra Mundial Híbrida y fragmentada, hay algunos puntos principales que se encausan dentro de la lógica del declive hegemónico de Estados Unidos. Y, lo que está detrás de Israel es, justamente, Estados Unidos.
La multipolaridad ya no es una aspiración sino una realidad operativa, y el orden unipolar estadounidense se desmorona no solo por la emergencia de potencias rivales sino por sus propias contradicciones internas sobre extensión imperial que ha caracterizado las últimas décadas de su hegemonía global.
Israel posee armas nucleares ilegales sin ninguna supervisión del OIEA, y sin embargo ataca a Irán con el pretexto de preocupaciones nucleares. ¿No es esto un claro ejemplo de doble moral en las normas internacionales? ¿Cómo debería abordar la comunidad internacional esta hipocresía?
Irán es el gran enemigo para Israel en la región desde 1979, con la revolución islámica iraní. Sostuvimos previamente que Israel busca justamente impedir a toda costa un acuerdo nuclear entre Irán y Estados Unidos; incluso en 2018 el mismo Estados Unidos se va de la reunión en la que también participaban otros países sobre la política de desarrollo nuclear iraní. Evidentemente, es una enorme contradicción que Israel no tenga ninguna supervisión de la OIEA, mientras los demás sí.
En este punto, poner sobre la mesa de discusiones la eficacia de los mecanismos internacionales construidos post Segunda Guerra Mundial resulta imperioso. El nuevo tiempo que arrojan las discusiones geopolíticas abonan en ese sentido y no pueden perderse de vista.
Sobre este último aspecto vuelvo, debido a su relevancia para discutir sobre la comunidad internacional y la hipocresía. En este contexto aparecen al menos tres zonas de conflicto principales en el mundo y que de alguna manera están interrelacionadas. Todas ellas ocurren en Eurasia. La debilidad en el plano económico y tecnológico, por la gran competencia que supone China, entre otros, para Estados Unidos, así como los poderes emergentes que mencionamos antes, como los BRICS, explican las apuestas militares de Estados Unidos.
Previamente planteamos que existen tres puntos principales que se encausan dentro de la lógica del declive hegemónico de Estados Unidos. Esto involucra:
1. todo lo que ya conversamos sobre Asia Occidental u Oriente Medio,
2. Ucrania y la OTAN siendo derrotadas en el conflicto con Rusia
3. y China, con la tensión estadounidense sobre Taiwán.
En África o América Latina también suceden cuestiones relevantes, pero mencionamos las anteriores por la implicancia de las potencias involucradas o por cómo se están definiendo los poderes mundiales.
Esta entrevista ha sido publicada originalmente en el portal de la agencia de noticias Merh
Foto de portada: cipi.cu/