Este año se cumplen 20 años desde el comienzo de la intervención estadounidense sobre Somalia, cuando derrocara al Mohammed Siad Barre, quien fuera aliado de la URSS, en 1991 una vez producida la caída del muro de Berlín y el desmembramiento soviético.
Desde aquel momento, el país africano vive una situación de caos y fragmentación territorial, marcada por repetidas incursiones bélicas norteamericanas de forma directa mediante incursiones precisas del AFRICOM, además de los distintos grupos armados que se disputan el dominio del territorio.
Ya durante comienzos del 2020, entre enero y abril (es decir, en el comienzo de la pandemia del Covid-19), las fuerzas armadas estadounidenses habían efectuado 39 ataques aéreos sobre Somalia.
Ahora, con Biden en la presidencia y con la vista puesta en reforzar el dominio imperialista de EE.UU sobre la región, los bombardeos se repiten. Dando la espalda a sus promesas de campaña alrededor de limitar el uso de bombardeos aéreos con drones. Biden ha dado vía libre para este tipo de intervención en suelo somalí y a partir de allí las noticias de ataques terrestres o por intermedio de vuelo de drones no tripulados es una constante. Para diciembre de 2020 la cifra ascendía a los 50 ataques. Durante el 2021 y con los ataques perpetrados durante la última semana queda demostrado que la voluntad de Biden es una continuidad de la gestión anterior a cargo de Donald Trump.
Condeno a Rusia, ataco a Somalia
Según el Pentágono, los bombardeos fueron efectuados en apoyo a las tropas gubernamentales somalíes y para contrarrestar células de la organización yihadista Al-Shabbaab, ligada a Al-Qaeda. Se anunció que no habría habido víctimas civiles, pero esta información no fue confirmada por ninguna entidad independiente del gobierno de Estados Unidos.
La presencia de organizaciones yihadistas en Somalia (y en toda la región del cuerno de África) es de larga data, y sus actividades son expresión de lo más descarnado de la barbarie moderna. Pero el terrorismo yihadista no deja de desarrollarse a la par de las intervenciones imperialistas, combinándose durante los últimos 20 años para crear lo que es la Somalia actual: un país arrasado por el militarismo y con su población sumida en la pobreza extrema, sin señales de la más mínima forma de democracia ni, siquiera, de un gobierno central con poder efectivo sobre su territorio.
El único objetivo de las incursiones guerreristas es garantizar el control estadounidense de fuentes de materias primas (petróleo y otras) y de posiciones geopolíticas en sus disputas por el planeta. Ni una gota de democracia puede llegar a terreno somalí a través de los drones y bombas del imperialismo.
Estados Unidos lanzó el martes 1° de marzo un ataque aéreo en Somalia, el primero en ese país desde agosto de 2021. El Comando de Estados Unidos para África afirmó que el ataque militar se llevó a cabo «de conformidad con la Autorización para el Uso de la Fuerza Militar y en respuesta a un ataque del grupo al-Shabab contra las fuerzas aliadas». Mientras tanto, la organización Save the Children ha advertido que millones de personas están sufriendo condiciones de hambruna y cientos de miles están siendo desplazadas de sus hogares debido a la sequía que afecta a Somalia, la más grave en una década.
El bombardeo de este martes se produjo en medio de una serie de ataques suicidas mortales y mientras Somalia sigue sumida en la agitación política. El plazo para finalizar las elecciones parlamentarias en ese país, previsto para este viernes, fue aplazado una vez más y se extenderá hasta el próximo mes.
Otro bombardeo en octubre de 2021
Al menos 35 civiles murieron en otro bombardeo de Estados Unidos realizado a comienzos de octubre de 2021 contra la ciudad de Elbur, en el centro de Somalia.
Lamentablemente, son conocidos los ataques lanzados por este país con aviones no tripulados, con la excusa de combatir las bases de la milicia islámica Al-Shabab, pero que siempre acaban teniendo consecuencias devastadoras para poblaciones civiles indefensas. Muchas poblaciones continúan abandonando de forma masiva la región.
Somalia y los países vecinos son el escenario de una tragedia humanitaria, con millones de desplazados internos y refugiados abandonados al hambre y a las epidemias en campos saturados.
Los medios de comunicación llenan sus espacios con la indignación global por las operaciones rusas en Ucrania y a la vez permanecen en silencio ante estos, también, gravísimos hechos que suceden en el continente olvidado. África es el escenario de disputas imperiales y neocoloniales modernas que siguen intentando trazar las fronteras físicas, políticas e ideológicas e las naciones africanas.
