África COP 28

¿El llamado de África a la acción en la COP28? Adaptación del fondo

Por collins Nzovu*-
El ministro de Medio Ambiente de Zambia, presidente del Grupo Africano en la COP28, describe la prioridad del continente en las conversaciones sobre el clima en curso.

Para África, la crisis climática es una realidad cotidiana, con la que hemos vivido durante décadas. En medio de todo el ruido en torno al cambio climático, lo que los africanos necesitamos ver es acción que nos ayude a adaptarnos. ¿Cómo vamos a hacer frente a las sequías letales, las tormentas devastadoras y el aumento del nivel del mar que amenazan nuestra forma de vida? Esperamos obtener algunas respuestas a estas preguntas en la COP28 en Dubai, que continúa mientras hablamos.

La adaptación es fundamental para la naturaleza. Así es como evolucionan las especies, cómo sobreviven y prosperan en diferentes ambientes. Ahora es la especie humana la que necesita adaptarse a un nuevo entorno, causado por nuestra propia quema de combustibles fósiles, que ha envenenado los cielos y cambiado nuestro clima.

La evolución suele tardar milenios, pero no disponemos de ese tiempo. Nuestra adaptación debe ser rápida. Necesitamos asegurarnos de que nuestros hogares y edificios puedan resistir tormentas, inundaciones, olas de calor y otras condiciones climáticas extremas. Necesitamos que nuestra agricultura prospere en medio del clima alterado. Y necesitamos capacitación en nuevas habilidades y empleos, ya que el cambio climático hace que algunos trabajos ya no sean viables.

Los países ricos, los que han causado la mayor contaminación climática, han acordado financiar estos esfuerzos de adaptación. Pero el escrutinio ha dejado al descubierto la sorprendente brecha entre las necesidades de adaptación de los países vulnerables y la financiación disponible hasta ahora. El mes pasado, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicó su informe sobre la brecha de adaptación, que destacó la magnitud del problema. Reveló que la brecha es un 50% mayor de lo que se pensaba anteriormente y que las necesidades de adaptación son ahora entre 10 y 18 veces mayores que los flujos de finanzas públicas internacionales.

En palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres: “Se están perdiendo y destruyendo vidas y medios de subsistencia, y los vulnerables son los que más sufren. Estamos en una emergencia de adaptación. Debemos actuar así. Y tomar medidas para cerrar la brecha de adaptación, ahora”.

Lamentablemente, esta enorme brecha de adaptación es el resultado de años de renuencia de los países desarrollados a financiar la adaptación. A lo largo de los años, nosotros en el Sur Global hemos visto cómo los países desarrollados se sienten cómodos financiando actividades de mitigación que reducen las emisiones, pero parecen no preocuparse mucho por las personas que ya sufren los impactos del cambio climático. ¿Será porque las personas que necesitan adaptación no son su gente?

Dado que el cambio climático es impulsado en gran medida por la quema de combustibles fósiles por parte de los países desarrollados, proporcionar el apoyo necesario a los países en desarrollo no es sólo su obligación moral, sino también su obligación jurídicamente vinculante en virtud de la convención sobre el clima. El Sur Global no debe permitir que se salgan con la suya al descuidar su responsabilidad. Es una vergüenza que no hayan financiado adecuadamente las necesidades de adaptación que surgen de sus acciones.

Observamos con preocupación cómo, a lo largo de los años, nuestros socios países desarrollados han hecho grandes promesas que luego no cumplen. En 2009, por ejemplo, hicieron su ahora famosa promesa de comprometer 100 mil millones de dólares por año en financiamiento climático para 2020, que durante mucho tiempo siguió siendo difícil de alcanzar. En 2021, prometieron duplicar su apoyo a la adaptación, algo que tampoco han cumplido.

En Dubai, los líderes africanos exigirán que se reduzca esta brecha de adaptación y que nuestros socios del Norte Global paguen su deuda climática. También presionarán para lograr un acuerdo sobre objetivos de adaptación sólidos y con base científica en el marco del Objetivo Mundial de Adaptación, que será esencial para mejorar las medidas de adaptación.

Cuanto más crece la brecha de adaptación, más pérdidas y daños se acumularán para quienes menos pueden afrontarlos. Un estudio reciente indicó que sólo las 55 economías más vulnerables al clima han experimentado pérdidas y daños por más de 500 mil millones de dólares en las últimas dos décadas.

La buena noticia es que sabemos que el gasto en adaptación tiene una excelente relación calidad-precio. Los estudios muestran que cada dólar invertido en adaptación contra las inundaciones costeras conduce a una reducción de 14 dólares en daños económicos. Mientras tanto, se estima que una inversión de 16 mil millones de dólares al año en agricultura evitaría que aproximadamente 78 millones de personas mueran de hambre o padezcan hambre crónica debido a los impactos climáticos.

En Dubai, necesitamos ver a los países desarrollados sumarse para cumplir con su responsabilidad en materia de adaptación. No se les debe permitir que sigan mirando hacia otro lado cada vez que se menciona la adaptación. Deben empezar a cumplir sus promesas de solucionar los efectos negativos de sus emisiones. Ese sería un resultado de la COP28 que los africanos podrían respaldar.

*Collins Nzovu, diputado, Ministro de Economía Verde y Medio Ambiente de Zambia. Zambia es la actual presidenta del Grupo Africano en la CMNUCC.

Artículo publicado originalmente en Argumentos Africanos