El Instituto de Política Exterior, institución propagandística que promueve la hegemonía angloamericana y la occidentalización política en Finlandia, pondrá en marcha un nuevo centro de investigación sobre China a principios de 2023.
El Center on Global Orders and China (CORD) examinará «el papel creciente de China en el mundo desde las perspectivas de las relaciones internacionales y la economía política». Sin duda, el énfasis atlantista se hará patente una vez que se permita a los representantes del Centro hacer apariciones públicas.
El Centro afirma que su objetivo es llevar a cabo «investigaciones de alta calidad» sobre «el creciente papel internacional de China y sus implicaciones para el orden mundial en diferentes ámbitos políticos». Podemos esperar, por tanto, un análisis de cómo China amenaza el orden de las reglas alteradas de Occidente.
El centro también estudia los «motivos internos de la política exterior china», lo que significa que pronto oiremos en finés cuentos e historias recopilados por las agencias de guerra de la información de la OTAN occidental sobre el insidioso intento de China de conquistar el mundo entero.
Se dice que la información producida por el Centro es «esencial para la elaboración de políticas». Los políticos finlandeses, encabezados por la Primera Ministra Sanna Marini, ya han adoptado públicamente posturas muy firmes respecto a China, y sin duda se reforzará la misma línea el año que viene.
Al igual que se ha hecho en otros países subordinados al mando de Estados Unidos, los investigadores sobre China de diversas universidades e institutos de investigación finlandeses, así como los expertos en China del gobierno finlandés, probablemente ya han sido colocados en el frente occidental de la lucha de las Grandes Potencias.
Una notable excepción a esta multitud, el académico rebelde Thorsten J. Pattberg, ha revelado que durante, o poco después, de la formación académica de todo «estudiante chino» llega un momento en que se encuentra con «agentes de seguridad del Estado occidentales contrarios a China».
Los servicios de inteligencia occidentales comprueban los antecedentes de sus objetivos y les hacen una simple oferta: «O produces contenidos antichinos, o serás tachado de opositor a la democracia y enemigo de la libertad, de traidor». En ese caso, nunca volverás a encontrar trabajo en Occidente», afirma Pattberg, basando su argumento en su propia amarga experiencia.
Al estudioso occidental de China no se le permite ser comprensivo, ni siquiera neutral, sino que se espera que adopte sólo una postura crítica; China se ve a través de un prisma hostil, centrado en Occidente. Así pues, los «estudios sobre China» oficiales no son más que otro instrumento de guerra para sabotear los intereses nacionales de China: sus aspiraciones políticas y económicas.
A medida que la nueva suborganización del Instituto de Política Exterior comienza a producir sus «datos de investigación» sobre China, es seguro que el material apoyará los objetivos de la política exterior estadounidense en la guerra híbrida contra China.
*Markku Siira, analista geopolítico.
Artículo publicado originalmente en markkusiira.com.
Foto de portada: Bandera de Finlandia a la izquierda, bandera de China a la derecha. PIA Global.