El aumento del precio de la vida se ha vuelto una constante en los informativos de todo el mundo. Esta carestía se ha dado por múltiples factores y cada región del globo se ha visto afectada de diferentes formas. En el caso particular de África, ya son de sobra conocidos los altos índices de desnutrición generalizada, los bajos niveles de producción en el sector agrícola y la ganadería de subsistencia y los episodios de escasez alimentaria.
No obstante, la conjunción de factores a nivel mundial y las dificultades pretéritas que arrastraba el continente han provocado que muchos países africanos se encuentren en una situación crítica. De acuerdo con los datos de la organización Acción contra el Hambre “el número de personas con necesidad de asistencia aumentó en un 181% en comparación con 2019 y en un 59% respecto a 2020”, habiendo más de 27 millones de personas en “situación de vulnerabilidad alimentaria y nutricional”. En África Oriental y Central más de 54.8 millones de personas sufren inseguridad alimentaria grave. En Etiopía, Kenia y Somalia, según las oenegés Save The Children y Oxfam Intermon, podría morir una persona cada 48 segundos si la crisis no se revierte. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), por su parte, ha advertido de la hambruna inminente, especialmente en la región del Cuerno de África.
Al mismo tiempo que se da esta situación de escasez de alimentos, aquellos que se encuentran disponibles han experimentado una desorbitada subida de su valor. Algunos de los países afectados ya poseían unos niveles de inflación muy altos, que en el caso de Sudán alcanza el 245%. Los productos básicos como el trigo y la cebada, que son fundamentales en la dieta de la población, son los que más han sufrido esta inflación, originando que sean inaccesibles para muchas familias. En numerosos Estados africanos el contexto social ya era tenso debido al descontento político, la inseguridad y la falta de expectativas de futuro. En la actualidad, por si esto no fuera suficiente, hay se sumarle un hambre cada vez más generalizado. Las manifestaciones pueden ser impredecibles y llegar a suponer el fin de algunos gobiernos. Cabe recordar que las revueltas contra el presidente sudanés Omar al Bashir empezaron con protestas por la retirada de subsidios a productos básicos y acabaron con un golpe de Estado militar.
Las protestas en Ghana fueron convocadas por el grupo de presión Arise Ghana, al que también se sumaron figuras importantes de la oposición en junio, cuando la inflación alcanzó el 27%, el dato más elevado en dos décadas. En los sucesivos días, las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos para tratar de dispersar a los manifestantes e hicieron uso de la fuerza, provocando 12 heridos y 29 arrestados. El gobierno ha dispuesto algunas medidas, como prohibir a los funcionarios los viajes al extranjero que no sean imprescindibles o retirar algunos impuestos al combustible, aunque no ha sido de gran utilidad. El producto interior bruto de Ghana se sitúa en los 77.59 mil millones de dólares en 2021. Para hacer una comparativa el PIB español en 2021 se situó en 1.43 billones de dólares.
En Sierra Leona, miles de mujeres se manifestaron el pasado 4 de julio por la subida de alimentos básicos como el pan, el arroz o el aceite. El país ya atravesaba una fuerte recesión económica debido a la pandemia de la COVID-19. El Banco Mundial recomendó a las autoridades aumentar la productividad agrícola. Sin embargo, el ejecutivo desoyó esta sugerencia y lanzó una emisión de nuevos billetes a los que les había quitado tres ceros, lo que supuso un gran descrédito. En relación a los indicadores económicos anteriores sobre el PIB de los países, Sierra Leona posee un PIB en 2021 de 4.2 mil millones de dólares en el año 2021, uno de los más bajos del mundo.
Las protestas en Sudán han sido una constante desde que los militares dieron un golpe de Estado y ahora ocupan puestos estratégicos de poder. Las revueltas suelen ser duramente reprimidas y cientos de manifestantes han muerto por el uso de la fuerza y fuego real por parte de las fuerzas de seguridad sudanesas. En un periodo de tiempo muy corto, el pan pasó de valer 35 libras sudanesas a costar 50 y el gas aumentó su precio en un 50%.
Mozambique es el tercer país más pobre del mundo y en el que la tasa de inflación ha sido la más alta en cinco años. El 2 de julio el precio del diésel aumentó un 11%. La población y sectores económicos afectados, como el del transporte, se congregaron en las calles de la capital, Maputo, y en Beira para exigir medidas al gobierno. La última vez que se dieron protestas de este tipo en el país fue en 2012 debido al incremento del precio de productos de primera necesidad, como el pan. Por su parte, el ejecutivo mozambiqueño ha movilizado 50 millones de dólares para los transportistas y otros 85 millones para las familias afectadas.
Mozambique es el tercer país más pobre del mundo y en el que la tasa de inflación ha sido la más alta en cinco años. El 2 de julio el precio del diésel aumentó un 11%. La población y sectores económicos afectados, como el del transporte, se congregaron en las calles de la capital, Maputo, y en Beira para exigir medidas al gobierno. La última vez que se dieron protestas de este tipo en el país fue en 2012 debido al incremento del precio de productos de primera necesidad, como el pan. Por su parte, el ejecutivo mozambiqueño ha movilizado 50 millones de dólares para los transportistas y otros 85 millones para las familias afectadas.
Sudáfrica es una de las mayores economías de África y un motor para el desarrollo regional, pero también es uno de los países con mayor brecha de desigualdad del mundo. En la actualidad el país atraviesa un convulso periodo social y político. Las protestas comenzaron con el encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma que fue sentenciado a 15 meses de prisión. Sus partidarios realizaron violentas protestas en las que se produjo el saqueo de multitud de tiendas. Al mismo tiempo, el combustible ha sufrido importantes subidas que incrementan el precio del resto de bienes de consumo. En junio se habían convocado paros nacionales en varios puntos del país para protestar contra el encarecimiento del coste de la vida. La tasa de inflación ha aumentado hasta el 5.9%, una cuestión muy grave teniendo en cuenta que 18 millones de sudafricanos viven con una renta de 37 euros al mes. En marzo de 2021 el gobierno creó un subsidio que duraría hasta 2023 y que beneficiaría a siete millones de personas, sin embargo, los pagos se han paralizado.
Los últimos años han supuesto una dificultad añadida para uno de los países más pobres del mundo. El sur de Madagascar ha vivido la peor sequía en 40 años junto con tormentas de arena y plagas de langostas. En junio, 1.3 millones de personas se encontraban en situación de inseguridad alimentaria grave, según datos de Naciones Unidas. Al mismo tiempo la inflación se ha disparado a causa de la pandemia de la COVID-19 y la guerra en Ucrania. La oposición del país acudió a las protestas. La policía arrestó a dos miembros destacados de la oposición: Rina Randriamasinoro, secretaria general del partido de oposición Tiako I Madagasikara y a Jean-Claude Rakotonirina, coordinador general del mismo partido.
Senegal celebró elecciones legislativas el pasado 31 de julio, que se desarrollaron sin graves incidentes y en las que se espera que la coalición del presidente Macky Shall obtenga la mayoría. A pesar de ello, el país ha sufrido importantes aumentos del precio de los productos básicos, como alimentos y combustibles. El máximo dirigente senegalés es al mismo tiempo el presidente de la Unión Africana, que congrega a 55 estados del continente, por lo que viajó a Rusia para reunirse con el presidente ruso Vladimir Putin para “desbloquear las reservas de cereales y fertilizantes, cuyo bloqueo afecta especialmente a los países africanos». Por el momento se ha dado la primera salida de cereales desde Ucrania, uno de los principales exportadores, desde que comenzó la invasión del país. El primer barco tenía como destino Líbano, pero otros 16 buques se encuentran a la espera.
La hambruna inminente sobre África y sus consecuencias sobre la población han sido anunciadas por diversas organizaciones como Naciones Unidas, Médicos Sin Fronteras, Save The Children etc. No obstante, las oleadas de protestas por todo el continente pueden acabar en escenarios impredecibles que supongan un punto de inflexión en los países afectados.
*Andrea Chamorro es graduada en Ciencias Políticas por la Universidad de Salamanca. Actualmente estudia el máster de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense. Se dedica al seguimiento de la situación, política, económica y de seguridad en la región del Sahel y Turquía.
Artículo publicado en Descifrando la Guerra, editado por el equipo de PIA Global