Tras los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo, Macron decidió disolver la Asamblea Nacional y llamar a elecciones legislativas anticipadas en un intento de estrategia que algunos analistas y políticos han catalogado como muy poco hábil.
Estas elecciones no determinarán el futuro de la presidencia de Francia, es decir, la continuidad de Macron, pero sí permitirá reconfigurar la composición de la Asamblea Nacional, la cámara baja del Parlamento francés, que son quienes legislan, aprueban leyes y supervisan al gobierno de turno, impactando directamente en la estabilidad política del país, tan frágil que se encuentra actualmente. Pero el punto esencial se desprende sobre el hecho de que de la composición y alianzas de la Asamblea Nacional se elegirá al nuevo Primer Ministro, es decir, el compañero de gobierno de Macron.
Recordemos que entre el 6 y el 9 de junio se desarrollaron las elecciones europeas que dejó como principal resultado el batacazo en las (ex) grandes potencias europeas, aquellas que hasta el momento dirigían el proyecto europeo, la gran entente francoalemana. El resultado en cada país demuestra un estrepitoso fracaso de las políticas bélicas alineadas a los intereses de Estados Unidos que vienen desarrollando centradas en el apoyo a Ucrania, no sólo a nivel interno sino con fuerte repercusión en Europa en general, derrotados en ambos casos por sus opositores con posicionamientos muy críticos a las políticas de apoyo a Ucrania.
Para Macron el resultado de las elecciones europeas no sólo implicó la gran derrota de Renew Europe, su grupo político europeo, sino también hacia el interior de Francia ya que posicionó a Marine Le Pen, la principal opositora a Macron, como la gran ganadora con el 31,37% frente al 15,20% que obtuvo la coalición de Macron.
La campaña y los resultados de la primera vuelta de las elecciones anticipadas de este domingo en Francia, pocas semanas después de las elecciones europeas, han arrojado diversos puntos a analizar.
Por un lado nos encontramos con una participación electoral del 66,71%, una cifra eminente que superó por 20 puntos a las elecciones de 2022, y se posiciona como la mayor desde 1981. Es decir, el interés de la ciudadanía francesa por expresarse en las urnas ha sido destacable.
Otro punto para analizar, que desarrollaremos más adelante en el artículo, fue la rápida alianza de los partidos de ‘izquierda’, que en pocas semanas lograron formar un gran grupo y desarrollar una campaña que logró posicionarlos como segunda fuerza a nivel nacional.
Uno de los puntos más importantes que arrojaron los resultados de las elecciones de este domingo es la evidente derrota del globalismo ya que por un lado, la principal representación globalista en Francia es el mismo Macron (con todas sus contradicciones o disputas interimperiales) que tuvo una enorme caída; y por otro lado, a pesar de que el Nuevo Frente Popular se haya posicionado como segunda fuerza y se presenta como oposición a los ideales macronistas, cuando indagamos a estas fuerzas de ‘izquierdas’ podremos verlos alineados con las políticas belicistas y a tono con las ideas del globalismo, incluyendo la decisión del líder de la Francia Insumisa, Melenchon.
Este artículo no celebra la victoria de Le Pen y el avance de la ultraderecha, sino que intenta poner en análisis algunos puntos de alto interés que se desprenden del actual resultado electoral europeo y francés pero que ya se observaban desde hace algunos años en los distintos eventos que vienen sucediendo en Francia con el objetivo de poder apuntar al entendimiento del desarrollo geopolítico de la región en donde el país galo posee gran influencia. En un contexto de guerra regional; de la ya inevitable transición hacia la multipolaridad; de una Europa sumida en múltiples crisis; de un avance de las ultraderechas en el continente; y de un globalismo que se encuentra a la ofensiva.
La coalición de partidos liderada por Macron, Ensemble!, no sólo obtuvo el tercer lugar sino que apenas llegó a sumar 20% de los votos.
Si bien aún queda la segunda vuelta electoral que se desarrollará este domingo 7 de julio, los resultados de la primera ronda electoral ya dejan aseguradas 37 bancas para Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen; 32 bancas para el Nuevo Frente Popular; la alianza de partidos de ‘izquierda’; 2 para el bloque de Macron y; 1 para Los Republicanos, que actualmente se encuentran divididos luego de que su líder Eric Ciotti decidiera dejar de apoyar a Macron para unirse a las filas de Le Pen.
Agrupación Nacional obtuvo el 29,25% de los votos que, junto al apoyo de aliados llega a sumar el 33%.
Nuevo Frente Popular obtuvo el 28%.
Ensemble! obtuvo el 20%.
En la segunda vuelta, se disputarán 485 circunscripciones de las 577, con un total de 501 bancas a definirse. Más de 400 candidatos de Agrupación Nacional y aliados ya se posicionaron en primer lugar en 297 circunscripciones. Según diversos medios europeos, es la primera vez que en tantas circunscripciones han pasado a la segunda vuelta tres candidatos.
Por lo que, en esta segunda vuelta se definirá si Agrupación Nacional, con Jordan Bardella como su candidato a Primer Ministro, logrará obtener 289 escaños logrando la mayoría absoluta.
“Según los resultados publicados por el Ministerio del Interior, Reagrupamiento Nacional obtuvo el 29,25% de votos, lo que le darían entre 230 y 280 escaños. El Nuevo Frente Popular, con el 28% de apoyo, tendría entre 180 y 200 diputados. Por su parte, Macron, que partía de 250 escaños, debería conformarse con entre 60 y 90, gracias al 20% de votos. La derecha tradicional, Los Republicanos (LR) y grupos afines, con el 6,6%, conseguirían entre 30 y 50 escaños”, informa el medio español El Salto.
Esta es la principal preocupación de todo el abanico opositor a Le Pen, por lo que en estos días han decidido unir fuerzas y establecer una estrategia común que implica la renuncia de los candidatos que se hayan clasificado en tercera posición en las distintas circunscripciones y llamen a evitar el triunfo de la ultraderecha.
El miércoles lo hicieron oficial y 218 candidatos renunciaron a la segunda vuelta, en donde 130 retiradas corresponden al Nuevo Frente Popular, mientras que 82 renuncias son de Ensemble!.
«En todas las circunstancias nuestra consigna es clara: ni un voto de más para el RN, ni un escaño de más para el RN», afirmó Mélenchon.
Por su parte, Macron llamó a formar rápidamente «una amplia unión claramente democrática y republicana para la segunda vuelta».
El primer ministro, Gabriel Attal, candidato por Ensemble!, dijo que en esta segunda vuelta se busca «impedir a RN que tenga una mayoría absoluta» con «su proyecto funesto».
«La lección de esta noche es que la extrema derecha está a las puertas del poder», dijo Attal y sentenció «si queremos estar a la altura del destino francés, hay que evitar que ocurra lo peor».
Parece que Ensemble! se olvidó de hacer la autocrítica sobre cómo el proyecto liderado por Macron llevó a la actual situación de crisis que atraviesa el país y habla de una gran amenaza mientras que fue el liderazgo de Macron el que ha causado las reales desgracias por las cuales hoy la ultraderecha ha avanzado como opción en el interés del voto ciudadano.
El Nuevo Frente Popular, en especial con la figura de Melenchon, fue el primero en proponer la renuncia de los candidatos que habían quedado en tercer lugar e instó al grupo macronista a hacer lo mismo, lo que supone que prefieren a un macronista frente a un lepenista. Nada nuevo en las decisiones de los partidos de izquierda, como se vió en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en 2022. Es decir, al fin y al cabo, las “izquierdas” están formando fila con Macron y con todo el arco socialdemócrata y de centro bajo el lema de frenar a la ultraderecha y en defensa de la República.
El Nuevo Frente Popular está conformado por La France Insoumise (LFI), el Partido Socialista (PS), Los Ecologistas, el Partido Comunista Francés, Generation.s, Place Publique y muchos más partidos de centro-izquierda y de izquierda como también sindicatos y actores civiles.
Esta composición del Nuevo Frente Popular, podríamos decir unión solicitada por parte de la ciudadanía a los partidos de izquierda, muestra unidad y muestra una alternativa claramente elegible por parte de los y las francesas. No obstante, también muestra el alineamiento de estos partidos con los sectores globalistas del país. Se vuelve más llamativo el caso de La France Insoumise en este punto del análisis.
Melenchon ha declarado estar en contra de la idea del envío de tropas occidentales y francesas a Ucrania como también la idea de que Francia entre en guerra contra Rusia. Ha condenado los actos que llevan a una escalada de la guerra calificando las acciones de Macron como irresponsables y abogando por soluciones pacíficas y diplomáticas llamando a negociaciones y acuerdos de paz. Incluso ha votado en contra de los acuerdos de seguridad de Francia con Ucrania.
Dentro de las principales diferencias que existen entre La France Insoumise y otros partidos de izquierda que conforman el NFP podemos destacar que LFI aboga por la salida de Francia de la OTAN, Alianza que considera como instrumento del imperialismo estadounidense, por lo que también se oponen a las intervenciones militares extranjeras, como por ejemplo la presencia militar francesa en el Sahel; promueve relaciones pragmáticas con Rusia y China; gestando así un tipo de política exterior que ponga en primer lugar los intereses franceses y la soberanía nacional.
No obstante, actualmente se encuentra en el Nuevo Frente Popular con partidos políticos que apoyan y en algunos casos colaboran con las políticas y acciones de la OTAN; la ayuda militar y financiera a Ucrania; que encuentran en Rusia un enemigo claro a vencer, en especial la figura de Putin; que han apoyado las intervenciones militares auspiciadas por la ONU.
Una figura de ejemplo en este escenario es Raphaël Glucksmann de Place Publique, quien ha sido asesor del presidente georgiano Mikheil Saakashvili y ha estado casado con la expolítica georgiana y ucraniana Eka Zguladze, quien también fue asesora especial de Saakashvili y además cumplió el cargo de primera viceministra del interior en Ucrania.
Glucksmann también se ha posicionado en defensa de “los campos de reeducación de Xinjiang, lo que le ha costado las sanciones del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China. Además, en el Parlamento Europeo ha estado en contra de proyectos gasíferos rusos, y ha instado a más acuerdos con Taiwán como mensaje hacia China.
El programa del Nuevo Frente Popular, tiene como consigna “Defender Ucrania y la paz en el continente europeo”, muy alejado de lo que Melenchon ha defendido:
“Detener la guerra de agresión de Vladimir Putin y garantizar que responda de sus crímenes ante la justicia internacional: Defender sin fisuras la soberanía y la libertad del pueblo ucraniano y la integridad de sus fronteras, entregando las armas necesarias, anulando su deuda externa, embargando los bienes de los oligarcas que contribuyen al esfuerzo bélico ruso en el marco permitido por el derecho internacional, enviando fuerzas de mantenimiento de la paz para asegurar las centrales nucleares, en un contexto internacional de tensión y guerra en el continente europeo, y trabajar por el retorno de la paz”, reza el documento.
Mientras que el programa de Agrupación Nacional se lee “defender nuestro territorio nacional en un entorno internacional en deterioro” en el único momento en el que se menciona a Ucrania:
Nuestro país se enfrenta actualmente a una vuelta a la política del poder, como ilustra la guerra de Ucrania, una amenaza para nuestra seguridad colectiva. Para garantizar la defensa de nuestros intereses a escala mundial, tenemos por tanto el deber de mejorar considerablemente nuestras capacidades de defensa. Preservar la plena soberanía sobre nuestra disuasión nuclear y garantizar nuestro modelo de ejército integral. Rechazar cualquier transferencia de competencias a la Unión Europea en materia de defensa y diplomacia, y promover la preferencia europea en las adquisiciones militares de los Estados europeos. Sancionar la trayectoria presupuestaria de la Ley de Planificación Militar”.
Un párrafo que resume muy bien la oposición con las políticas globalistas y que caracterizan al partido de Marine Le Pen.
Aunque existen algunas suposiciones y teorías sobre la posible “melonización” de Le Pen luego de que la líder de Agrupación Nacional propusiera a Giorgia Meloni, líder de Fratelli d’Italia y del grupo europeo ECR, conformar una Alianza europea tras los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo, el tipo de proyecto que propone Agrupación Nacional caracterizado por una fuerte xenofobia y racismo, pero también por tener una visión nacionalista y proteccionista, no resultan cómodo para los intereses globalistas de la región.
El especialista Raphael Poch, en su artículo realiza un concreto resumen y crítica para caracterízar la Euromiseria que atraviesa el continente:
«La mitad de ese frente está compuesto por miembros del Partido Neoliberal Unificado Europeo (“socialistas” y verdes), grandes responsables de haber llevado al país a su situación actual. Los Faure, Hollande, Glucksmann, Starmer en Gran Bretaña, Scholz y Baerbock en Alemania, son típicos ejemplares de la “izquierda de derechas”: sostenedores del capitalismo neoliberal, atlantistas y cómplices de la repugnante masacre de Israel. Y hace años que sabemos que no se puede ser de izquierdas si se apoya el belicismo imperial y el orden socioeconómico neoliberal, garantía de injusticia y desigualdad estructural. El resto, la genuina socialdemocracia de la France Insoumise de Melenchon (ridículamente tachada de “izquierda radical”) está siendo tan demonizada por el periodismo tóxico de los magnates, que incluso si el tal milagro de una victoria se produjera, el callejón sin salida está servido. Unicamente la aparición de ese “pueblo” que invoca el reclamo “Frente Popular” podría cambiar las cosas en Francia».
El análisis de George Gastaud y Annie Lacroix-riz también realiza una crítica a este Nuevo Frente Popular “inspirado en el gran levantamiento obrero y republicano que unió, el 14 de julio de 1935, al PCF-SFIC, el PS-SFIO, los radicales, la CGT y la CGTU bajo las banderas rojas y tricolores?… Un Frente Popular antifascista al que también había convocado el VII Congreso de la Internacional Comunista a través de la voz de George Dimitrov”.
Bajo la premisa de que el Nuevo Frente Popular nació inspirado en dicho levantamiento histórico, los analistas aseguran que “el Frente Popular histórico no se concibió sin una dialéctica activa, y enteramente vuelto contra el gran capital (las “200 familias” amos del Banco de Francia), el antiimperialismo y el antifascismo que se simbolizó en la unión combativa de la Marsellesa y la Internacional ( como lo muestra la gran película de Jean Renoir “La vida es nuestra”).
“En cambio, ahora es una ingenuidad manifiesta decir que el actual “nuevo frente popular” se construye con esa dialéctica victoriosa, ya que esa experiencia histórica es airadamente rechazada, por los belicistas como Glucksmann, derecha de esta alianza “popular”, los verdes pro -OTAN y los euroatlánticos del PS Francés. Y también por la izquierda, del NPA que, en su tradición trotskista, sigue confundiendo el rechazo a la oligarquía francesa con la nación trabajadora que el Macronato maltrata a diario y que Bardella y compañía desvían hacia una xenofobia flagrante”.
“Ciertamente podríamos decir que, ante el peligro Lepenista, no debemos “ponernos difíciles” y que debemos aceptar cualquier cosa para bloquear a Bardella”.
“Escuchamos esta narrativa y podemos entenderla. Pero, el problema es que no hay sólo UNA amenaza mortal que pesa sobre nuestro pueblo. Porque, mientras escribimos esto, Macron envía tropas francesas disfrazadas de “instructores” al explosivo teatro de operaciones de Ucrania, para apoyar a un país oficialmente admirador del genocida Stepan Bandera, el hombre de confianza de Hitler en Ucrania”.
“¿Cómo pueden fuerzas que dicen estar comprometidas con la vida y el humanismo ignorar este enorme riesgo con el pretexto de no trivializar el peligro Bardella?”
“En definitiva, ¿podemos legitimar una política de los líderes de la izquierda parlamentaria que con el pretexto de no trivializar a Bardella están uniendo fuerzas en un Frente con los peores atlantistas partidarios de la guerra?”
“Además, justo en el momento en que estamos en vísperas del “gran acuerdo para una Unión Europea Federal” que pondrá fin oficialmente a la existencia de una Francia independiente (el fin del principio de decisiones tomadas por unanimidad significa ni más ni menos que el paso a una Europa federal y a un estado europeo integrado). Dicho de otra manera, a partir de ese “acuerdo de la Europa Federal” Francia ya no podrá decidir por sí misma nada o casi nada. Y menos aún una política de izquierda que este orientada al socialismo”.
Poch cierra su artículo de forma contundente asegurando que:
«Es importante que no ganen los neofascistas de Vichy en Francia, pero eso no remediará la actual euromiseria expuesta por toda esa galería de políticos cómplices de la gran masacre de Palestina. Cada vez se hace más claro que la Unión Europea, ese conglomerado de viejas potencias coloniales y países periféricos, todos ellos vasallos del imperio de Estados Unidos, gobernado por la Comisión, la OTAN y el Banco Central Europeo, forma parte del problema. Su enfermedad es irremediable. Su evolución demuestra el colapso moral de su sistema político. El contraste entre su discurso de valores y democracia y su miserable realidad es tan crudo y flagrante para el resto del mundo que permite cuestionar su pretendida superioridad moral sobre las denostadas oligarquías sociales de Rusia y China, contra las que se arma en busca del tercer gran incendio bélico».
*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: Yves HermanREUTERS.
[…] y globalista que somete a Europa a los designios y directrices de Estados Unidos. Los votantes de Reagrupación Nacional en Francia (Marine Le Pen), de AfD y BSW en Alemania, de Vox en España, de Fidesz (Orbán) en Hungría, […]