Análisis del equipo de PIA Global Europa

El futuro de la competitividad europea en los ojos de viejos rostros

Escrito Por Micaela Constantini

Por Micaela Constantini* –
El informe de Draghi es sólo un síntoma más de la crisis que atraviesa la UE y de la necesidad de cohesionar a sus miembros, aunque, mientras siga ofreciendo las mismas recetas obtendrá los mismos resultados, o peores.

A comienzos de esta semana, el ex presidente del Banco Central Europeo y ex primer ministro de Italia, Mario Draghi, presentó al Parlamento Europeo un extenso informe sobre el estado de la economía europea y un plan de acción, tras la petición de la reelecta presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

El informe titulado «El futuro de la competitividad europea: Una estrategia de competitividad para Europa» («The Future of European Competitiveness: A Competitiveness Strategy for Europe») establece que si la Unión Europea no proporciona una estrategia efectiva podría comprometer sus propios intereses, ambiciones, modelo social y valores europeos. “Hemos llegado a un punto en el que, si no actuamos, tendremos que comprometer nuestro bienestar, nuestro medio ambiente o nuestra libertad”.

Se trata de un informe que pretende hacer de inflable salvavidas para la cuestionada Unión Europea. Se centra en analizar cómo hacer que la Unión Europea no quede rezagada en el ámbito internacional, pero en especial busca presentar un plan atractivo para sus miembros. Los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo demostraron una tendencia, que se venía proyectando en la región de distintas maneras: un gran apoyo ciudadano al tipo de partidos políticos que cuestionan las formas y políticas que se imponen desde Bruselas, incluso en algunos casos que no sólo las cuestionan sino que apoyan a la disolución de las instituciones europeas.

Draghi cree que “se trata de un reto existencial. Los valores fundamentales de Europa son la prosperidad, la equidad, la libertad, la paz y la democracia en un entorno sostenible. La UE existe para garantizar que los europeos puedan beneficiarse siempre de estos derechos fundamentales. Si Europa ya no puede proporcionárselos a sus ciudadanos -o tiene que contraponer unos a otros- habrá perdido su razón de ser”.

El informe ratifica la crisis en la que se encuentra la región y cómo la fuerte caída del crecimiento económico ha llevado a la Comunidad Europea a ubicarse muy por detrás de sus competidores internacionales en materia de productividad. En especial se nombra a EEUU y a China como principales actores que afectan la competitividad europea.

China es mostrado como uno de los competidores más importantes para Europa en los sectores de tecnologías limpias como los paneles solares, baterías de vehículos eléctricos, como también se nombra la dependencia de Europa hacia China, lo que representa una debilidad, ante lo que Draghi considera puede volverlos “vulnerables a la coerción”.

China representa una oportunidad en el camino de la descarbonización europea según Draghi, pero también una amenaza para las industrias europeas. 

Mientras la Unión Europea es altamente criticada por sus excesivos controles y restricciones a los Estados nacionales reduciendo su soberanía, el informe destaca que “en la actualidad, las estrategias industriales -como se observa en EE.UU. y China- combinan múltiples políticas, desde las fiscales para fomentar la producción nacional, pasando por las comerciales para penalizar los comportamientos contrarios a la competencia, hasta las económicas exteriores para asegurar las cadenas de suministro”.

No obstante, en el caso de EEUU y de China estamos hablando de países en donde la toma de decisiones incluyen a un único gobierno, en cambio en la UE, las decisiones sobre 27 Estados nacionales son impuestos por un grupo de personas de forma supranacional.

Mientras se presenta a China como la amenaza frente a la cual deben reducir su dependencia, las tres principales áreas de acción que propone el informe, innovación, descarbonización y competitividad y, seguridad y reducción de dependencias, tienen más que ver con EEUU que con China, y en especial con las decisiones de la elite de Bruselas.

Recordemos que la falta de empresas emergentes europeas que puedan competir a nivel internacional; la imposibilidad de concretar la transición hacia una economía verde; y la obstrucción en la capacidad de desarrollar una fuerte industria europea en materia de defensa, desafíos que plantea el informe, son, por un lado, consecuencias de las decisiones de las elites europeas de Bruselas por seguir tras las políticas de Washington, y por otro lado, son consecuencias de los ataques de EEUU contra quien es su supuesto aliado, Europa, que ha dejado a la Comunidad Europea en una situación de completa sumisión y dependencia.

A partir del sabotaje a los gasoductos Nord Stream y las sanciones europeas contra Rusia, la crisis energética se disparó para Europa, lo que llevó a un acuerdo entre Bruselas y Washington para que EEUU sea el proveedor energético para Europa, una energía no sólo mucho más costosa sino que también contaminante, lo que contradice también los valores europeos pero esa es otra discusión. Con una Unión Europea en crisis energética, las industrias comenzaron a afrontar fuertes consecuencias para la producción, luego para mantenerse, luego para sostener empleos, y por último para no cerrar sus puertas. Varias grandes empresas, como Volkswagen, planean o ya han cerrado sus puertas. Algunas simplemente no resistieron y otras decidieron mudarse de territorio.

La Ley de la Reducción de la Inflación (IRA por su sigla en inglés) promulgada en agosto de 2022 por Estados Unidos ofrece alrededor de 400 mil millones de dólares para la reducción de las emisiones de carbono, la reducción de los costos de atención médica, la financiación del servicio de Impuestos Internos y la mejora del cumplimiento de los impuestos de los contribuyentes. Estos fondos serán entregados como incentivos fiscales, subvenciones, rebajas y garantías de préstamos.

“Con el IRA, algunos fabricantes europeos que deseen beneficiarse de las subvenciones podrían trasladar su producción a EEUU o, al menos, desarrollar cadenas de suministro integradas en EEUU”, aseguraba el Parlamento Europeo enojado cuando su socio y aliado promulgó la IRA.

En resumen, Estados Unidos es el mayor responsable de la crisis energética europea, de hecho fue uno de los principales objetivos de los socios transatlánticos, someter a Europa. Generando la dependencia energética, a partir de las sanciones contra Rusia y saboteando a los Nord Stream; destruyendo su industria y a sus principales competidores comerciales, aumentando/quitando la energía barata para la producción, estableciendo una ley nacional -IRA- que invite a las industrias europeas a abandonar el continente e ir a producir a EEUU con incentivos financieros y energía barata, y desabasteciendo el mercado de productos críticos.

La dependencia de Europa hacia EEUU también se refleja en el ámbito de producción de armamento militar y ayuda militar. La OTAN ha logrado crear la necesidad de hipermilitarización del continente bajo el argumento de que Rusia, Putin, avanzará sobre territorio europeo. Los intentos sobre el desarrollo de una industria de defensa europea, o nacional por parte de la Comunidad Europea no sólo se ha visto como una amenaza para EEUU sino también para el gran negocio de Washington, que es el complejo militar industrial, que han boicoteado la mayoría de las propuestas del desarrollo de una industria militar europea.

Por lo que las tres principales áreas de acción que propone el informe de Draghi están intrínsecamente vinculadas al accionar de EEUU sobre Europa, y las decisiones de la elite europea. No obstante las propuestas de Draghi, aunque bañadas con tintes europeístas, parecen seguir las mismas líneas del europeísmo globalista y otanista. La idea de una autonomía estratégica relacionada a la necesidad de reducir la dependencia de actores externos en sectores críticos, es insuficiente, en especial si el tipo de política practicada por la UE ha llevado directamente a esa posición de dependencia o subordinación.

Además, la idea de autonomía estratégica en donde se propone que la solución se brinde desde el mismo seno de las instituciones de Bruselas, causantes de la situación actual, y que encima dependen de la cooperación y coordinación entre los países miembros en donde no se está advirtiendo la asimetría de poder en el bloque, no muestra una búsqueda de consolidación soberana de la Comunidad Europea, sino de una prolongación de las fórmulas fallidas con nuevos títulos.

El hecho de que no se mencione la posibilidad de volver a incluir a Rusia en las relaciones económicas o comerciales; o que la UE esté considerando votar en octubre la adopción de aranceles adicionales de hasta el 36% sobre los vehículos eléctricos chinos; o que parte de la propuesta de Draghi sea la inyección de entre 750.000 y 800.000 millones de euros al año a partir de cierta financiación conjunta, es decir, fondo de deuda pública común (con contribuciones nacionales al presupuesto comunitario por impuestos que van directamente a las arcas comunitarias), no presagia como resultado una mayor autonomía para el bloque europeo.

Incluso algunos eurofilos han criticado el informe de Draghi argumentando que la propuesta no sólo no fomenta la integración económica y política entre los miembros sino que puede profundizar las desigualdades económicas entre los países, ya que el plan favorece a las grandes economías y Estados más desarrollados. Esto también se traduce a la posibilidad de una mayor concentración y monopolio de actores de poder y lobbistas en detrimento de las pequeñas empresas. El hecho de que el informe posea un enfoque neoliberal también es motivo de crítica para ciertos sectores eurofilos.

Por su parte, los eurófobos son los principales críticos ante la propuesta de Draghi que sólo otorga más autoridad a las instituciones europeas. Las principales críticas radican en el hecho de que el plan de Draghi impone más reglas y regulaciones comunitarias que terminan limitando la toma de decisiones nacionales independientes lo que socava el desarrollo soberano de cada Estado e incluso podrían generar una pérdida de identidad nacional; el aumento de las desigualdades económicas, y por lo tanto de las tensiones, entre los países miembros, en donde los países más pequeños sin tanta representación y por ende sin voz quedan en una clara desventaja, e incluso el sólo hecho de que las decisiones más importantes se tomen en niveles supranacionales sin la opinión de los países miembros.

El informe de Draghi es sólo un síntoma más de la crisis que atraviesa la UE y de la necesidad de cohesionar a sus miembros, aunque, mientras siga ofreciendo las mismas recetas obtendrá los mismos resultados, o peores.

*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.

Foto de portada: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sostiene el informe del exjefe del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, sobre la competitividad y las recomendaciones de la UE, mientras asisten a una conferencia de prensa, en Bruselas, Bélgica, el 9 de septiembre de 2024. REUTERS – Yves Herman

Acerca del autor

Micaela Constantini

Comunicadora Social, periodista. Miembro del equipo de investigación de PIA Global. Investigando cibergeopolítica y virtualidad. Feminista, antiimperialista y autodidacta. Nuestra americana Trabajo con redes sociales, edición de video y comunicación digital.

Primer Comentario

Dejar Comentario