Europa

El eje francoalemán, en horas bajas

Por Daniel Gil Iglesias* –
No es de extrañar que terceros Estados estén ganando gran influencia en Bruselas aprovechando la situación para aumentar su influencia e imponer sus tesis en los debates europeos.

La alianza entre Francia y Alemania es el pilar sobre el que se construyó la Unión Europea. Son los dos países con mayor poder dentro del continente y mayor capacidad internacional, sus visiones y posiciones son las que acaban dando forma a las políticas europeas.

Sin embargo, su alianza no es armoniosa, ambos países tienen visiones diferentes respecto a sí mismos, a su capacidad de liderazgo y al futuro de la Unión Europea, por lo que no es extraño que se produzcan desacuerdos o distanciamiento cada cierto tiempo entre ambos actores. Actualmente vivimos uno de esos periodos de distanciamiento en los que París y Berlín parece que sólo están de acuerdo en que están en desacuerdo.

El distanciamiento

La guerra en Ucrania ha provocado una reestructuración del poder europeo, ha obligado a la UE a moverse de manera decisiva y ha supuesto un reto definitorio del proyecto común, exponiendo claramente las distintas visiones sobre la integración y la respuesta a la crisis.

Alemania está perdiendo prestigio y capacidad de liderazgo a pasos agigantados. Muchos estados europeos consideran que Alemania cometió un error estratégico de primer nivel generando su dependencia energética de Rusia, por lo que ahora todo el bloque está pagando las consecuencias.

Mientras tanto, Berlín, lejos de asumir su responsabilidad, promueve soluciones nacionales sin consultar a sus socios europeos, cómo el paquete financiero de 200.000 millones de euros que ha puesto en marcha para afrontar la crisis energética.

El plan sentó mal al resto de países comunitarios, especialmente a Francia, que veía como Alemania utilizaba su musculo financiero para salvarse a sí misma al tiempo que vetaba soluciones comunitarias (como una nueva emisión de deuda conjunta) lo que acabará reforzando su posición dentro del mercado único y garantizando su hegemonía en el continente.

Además, continuando con la energía, Alemania se ha negado a fijar un tope al precio de gas como pedían algunos aliados europeos (Francia y España, entre otros) a pesar de que hay una mayoría de estados europeos a favor de este tope, la Comisión ni siquiera la propuso por la oposición alemana.

Asimismo, la autonomía estratégica es un concepto clave en la visión europea de Francia. Concepto que, más allá de su apoyo retorico, Alemania parece no compartir. Tras la invasión de Ucrania Berlín anunció un aumento del gasto en defensa hasta los 100.000 millones, algo que París recibió de muy buen agrado ya que lo veía como una oportunidad para fortalecer la industria europea de defensa y reforzar sus capacidades reduciendo la dependencia de Washington.

Sin embargo, la decisión de Alemania de utilizar parte de esos 100.000 millones para comprar aviones americanos F-35, mientras que el proyecto del Futuro Sistema Aéreo de Combate europeo sigue estancado, enfureció a París.

En este contexto se pospuso una cumbre bilateral pactada para octubre y ahora se celebrará en enero por esos desacuerdos. Francia y Alemania necesitan unos meses más para encontrar posiciones conjuntas que anunciar públicamente. El presidente francés, Emmanuel Macron llegó a declarar que Alemania se estaba aislando de Europa, algo que Scholz rechazó rápidamente.

Esta crisis no es sólo unidireccional con Berlín enfadando a París, sino que desde Berlín también cuestionan el comportamiento francés. La oposición de Francia al MidCat, el gasoducto que conectaría España con el resto de Europa, levantó ampollas en Alemania que consideraba que Francia estaba tratando de proteger su posición como exportador de energía europeo, priorizando sus intereses nacionales a los del resto del continente.

Además, tras la invasión hemos visto un cierto declive del poder francés dentro de la Unión, su posición a favor de la negociación con Putin fue cuestionada especialmente en el este de Europa y su alianza con Draghi para romper el impasse con Alemania a favor de París y Roma se fue al traste tras la dimisión del premier italiano.

La guerra en Ucrania ha provocado una cascada de acontecimientos en el seno de la UE que han causado el declive del poder de Francia en la Unión y una crisis de liderazgo y credibilidad  de Alemania quien, a ojos de muchos aliados europeos, simplemente no da la talla en las situaciones de crisis y está en el lado equivocado de los debates con más frecuencia de lo deseable.

A esto hay que añadir que las relaciones entre ambos están en horas bajas, la situación actual supone un reto definitorio para la Unión Europea y las decisiones que se tomen ahora tendrán un enorme eco en el futuro.

Así las cosas, no es de extrañar que terceros estados estén ganando gran influencia en Bruselas. La Italia de Draghi en primer lugar, y España y Polonia después, están aprovechando la situación para aumentar su influencia e imponer sus tesis en los debates europeos, tras la dificultad para liderar del eje París – Berlín.

Alemania y Francia son los actores clave en la política europea, su relación siempre ha sido cambiante con momentos de mayor y menor acercamiento y ahora vivimos un momento de distanciamiento. La cancillería de Scholz generó muchas expectativas respecto a la integración europea que no está cumpliendo y su receta a la crisis es el ya conocido Alemania primero de su predecesora.

La UE no puede prescindir del liderazgo franco alemán, necesario para su propia supervivencia y fortaleza, aunque esta historia no es nueva. De hecho, es la historia de siempre en la UE, todos parecen ser conscientes de que unidos somos más fuertes pero a la hora de la verdad, cuando hay que tomar decisiones, los intereses nacionales priman con el enorme coste que eso genera para la Unión Europea.

En otras ocasiones las desavenencias entre París y Berlín no han impedido llegar a acuerdos y reencauzar las relaciones, esperemos que así ocurra esta vez. En un mundo cambiante la UE no se puede permitir la ausencia de liderazgo que adolece, el tiempo apremia.

*Daniel Gil Iglesias, licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid. Máster en Política Internacional. Interesado en asuntos internacionales, especialmente Unión Europea y Estados Unidos.

Artículo publicado originalmente en The Political Room.

Foto de portada: Zelenski, Macron y Scholz durante una conferencia de prensa. Fuente: President.gov.ua

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