África

El Che Guevara y su legado en territorio africano

Escrito Por Beto Cremonte

Por Beto Cremonte*-
¿Qué pasó durante los meses de la presencia del Che en territorio africano? ¿Cómo vivió su lucha contra el neocolonialismo y la lucha anti imperialista de la época? ¿Cuáles fueron sus relaciones con los combatientes congoleños y ruandeses que lucharon a su lado? Algunas respuestas quizás podamos encontrar en este texto, que intenta desandar el camino de Guevara en África en un nuevo aniversario de su cobarde asesinato en la selva boliviana.

Desde el triunfo de la Revolución en 1959, Cuba ha estado ligada de manera especial a África, lazos que van más allá de lo ancestral, de la negritud o del legado que dejó la esclavitud en tierras caribeñas. La solidaridad cubana con África se expande en todas las esferas y regiones del continente africano, desde el apoyo en la salud y la educación, hasta la ayuda en varias guerras de liberación. Uno de los primeros pasos que estrechó estos vínculos, que aún hoy se mantienen con firmeza, fue la presencia en el Congo durante 1965 de Ernesto Che Guevara como combatiente internacionalista junto a otros guerrilleros cubanos.

Esta experiencia marcó para siempre la vida del Comandante y el futuro de África. El Che plantó una semilla en el continente. La presencia de la guerrilla cubana liderada por Guevara impactó en la lucha contra el neocolonialismo y el imperialismo internacional al que estaba sometido el continente. El Che fue al Congo para apoyar al movimiento revolucionario congoleño en su lucha contra el gobierno de Moise Tshombe, a quien respaldaban las potencias occidentales y los mercenarios belgas, franceses, americanos, rodesianos, británicos, etc. Su lucha es recordada y el valor de la misma se recuerda en cada movimiento independentista y anti colonial a lo largo del continente. Las banderas con la figura del Che flamean en los movimientos anti Apartheid sudafricanos, en el ardiente Sáhara Occidental, en los campamentos saharauis como así también en todo aquel territorio donde se enarbole y levante una lucha popular.

El Che Guevara junto a dos combatientes congoleños. (forto de archivo)

África, una incógnita y un desafío para el Che Guevara

La historia cuenta que un 1 de abril de 1965, Ernesto Guevara, acompañado de Víctor Dreke y José Martínez Tamayo, otros dos revolucionarios cubanos, partió en un avión hacia Moscú. Después de un largo periplo aterrizaron de incógnito en Dar es Salaam, ciudad de la recién unificada Tanzania. Su presencia era secreta; el Che iba camuflado y naturalmente viajaba con una identidad falsa. Guevara contaba con varios recursos: su interés por África, donde numerosos países luchaban entonces contra las potencias neocolonialistas, su conocimiento del francés que le servirá y será fundamental para su nueva lucha y, sobre todo, su experiencia en la guerra de guerrillas.

Aunque el presidente tanzano, Julius Nyerere, había dado el visto bueno a la participación cubana y la utilización de su territorio para el transporte de combatientes, armas, víveres y diversos materiales para ayudar a la lucha en el Congo, no estaba informado de la presencia del Comandante Guevara. Su presencia en el territorio congoleño duró hasta el 21 de noviembre. En el  libro titulado Pasajes de la guerra revolucionaria, que el Che redactó, Guevara dio pruebas de lucidez y autocrítica.

“Esta es la historia de un fracaso. Va hasta el detalle anecdótico en los episodios de la guerra, pero hay que matizarla de observación y espíritu crítico ya que considero que si el relato puede tener una determinada importancia, será la de permitirnos extraer una serie de experiencias útiles para otros movimientos revolucionarios. La victoria es una gran fuente de experiencias positivas, pero la derrota también lo es y todavía más según creo cuando, como es el caso aquí, los protagonistas y los informadores son extranjeros que llegaron para arriesgar su vida en un país desconocido, donde se habla otra lengua y al que están unidos solamente por los vínculos del internacionalismo proletario. […] Esta historia es, más exactamente, la de una descomposición”, dirá el Che al comienzo del mencionado libro.

Sin dudas que al espíritu inquieto y revolucionario del Che no solo lo motivaba la lucha, sino que también el trasfondo socio político. En África, el ambiente y los movimientos anticoloniales eran una motivación por demás tentadora para llevar adelante la experiencia cubana de la revolución.

Patrice Lumumba

Lumumba es asesinado y marca al Che de cara al futuro

Tiempo antes de iniciar la aventura africana y de arribar al Congo, el Che ya había demostrado su solidaridad con África en lucha contra el colonialismo y el neocolonialismo de la época. Una muy buena cantidad de discursos y escritos lo demuestran. Quizás uno de los más destacados sea un discurso que expuso en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1964 donde dice exactamente:

“Los pueblos de África están obligados a soportar que todavía sea oficial en el continente la superioridad de una raza sobre otras y que se asesine impunemente en nombre de esta superioridad ¿Las Naciones Unidas no van a hacer nada para impedirlo? Quiero hablar muy especialmente del doloroso caso del Congo, único caso en la historia mundial que demuestra cómo se pueden atropellar los derechos del pueblo con la impunidad más absoluta y el cinismo más insolente. Las inmensas riquezas que posee el Congo y que las naciones imperialistas quieren conservar bajo su control son los motivos directos. […] Pero la filosofía del saqueo no ha cesado; incluso es más salvaje que nunca y por eso los mismos que utilizaron el nombre de las Naciones Unidas para perpetrar el asesinato de Lumumba asesinan en nombre de la raza blanca a millares de congoleños. ¿Cómo podremos olvidar la forma en que se ha traicionado la esperanza que Patrice Lumumba depositó en las Naciones Unidas? […] Es necesario vengar el crimen del Congo. […] Un animal carnicero que se alimenta de los pueblos indefensos, […] ésta es la definición del ‘blanco’ imperial”.

Esta estadía en Nueva York también sirvió para que el Che se entreviste con Malcom X. La entrevista debería haber finalizado con una participación conjunta de los líderes en un acto en Harlem. Finalmente esto no fue posible luego de evaluar la situación en torno a la seguridad, sin embargo el Che estuvo presente mediante un mensaje escrito que Malcom leyó en aquella reunión. Malcolm X habló al Che de su proyecto de crear una brigada de voluntarios negros afroamericanos para ayudar a los congoleños en varias oportunidades.

Malcom X el 21 de febrero de 1965, fue asesinado en el Audubon Ballroom de Manhattan por Thomas Hagan, miembro de la Nación del Islam, y dos hombres más, durante un discurso en una reunión de la Organización de la Unidad Afroamericana.

Malcom X

El Che no estaba solo en áfrica. Apoyos y reveses

Cuando el Che decidió llevar su ayuda a las “otras tierras del mundo que reclaman la contribución de mis modestos esfuerzos” como escribió en su carta a Fidel, empieza a establecer numerosos contactos con los dirigentes progresistas africanos, para lo que efectuó varios viajes a diferentes países del continente.

Así, de diciembre de 1964 a febrero de 1965, Ernesto Guevara realizó una “gira africana”. La  misma lo llevó a Argelia Malí, Brazzaville, Guinea, Ghana, Benín, Tanzania,y finalmente a Egipto. Además de ver a Ahmed Ben Bella, Modibo Keita, Alphonse Massemba-Debat, Sékou Touré, Kwame Nkrumah, Julius Nyerere y Gamal Abdel Nasser, los presidentes respectivos de estos países, aprovechó su viaje para entrevistarse con varios dirigentes revolucionarios del continente como por ejemplo Amilcar Cabral en Conakry (capital de Guinea), Samora Machel, Marcelino Dos Santos, Agostinho Neto en Brazzaville (Congo), y también con algunos dirigentes del movimiento revolucionario congoleño en Dar es Salaam.

Apenas dos meses después el Che regresó, una vez más de incógnito, a la capital tanzana. Estos encuentros le sirvieron para escribir algunas notas que resultaron premonitorias, claro está una vez que conocemos el desarrollo de los acontecimientos y el final de los mismos.

“La visita a Dar es Salaam se reveló especialmente instructiva. Una cantidad considerable de “Freedom Fighters” (guerrilleros mercenarios, N. de T.) allí residentes que, en su mayoría, viven convenientemente instalados en hoteles e hicieron de su situación una verdadera profesión, un empleo a veces lucrativo y casi siempre fácil, […] solicitaron generalmente un entrenamiento en Cuba y una ayuda económica; ese era el leitmotiv de casi todos”, dirá Ernesto Guevara en una de esas notas.

Otro importante hito de la estancia el Che Guevara en África es aquel aun hoy famoso “discurso de Argel”, un verdadero alegato por el Tercer Mundo y su libertad. Este discurso histórico tiene pasajes que lo hacen único, por contenido y compromiso, por la lucha libertaria que el Che se proponía. A continuación compartimos algunos pasajes del “Discurso de Argel”:

“La práctica del internacionalismo proletario no sólo es un deber para los pueblos que luchan por un futuro mejor, también es una necesidad ineludible. […] Tenemos que sacar una conclusión de todo esto: el desarrollo de los países que se comprometen en la vía de la liberación debe ser pagado por los países socialistas. […] Creemos que es con este espíritu como se debe asumir la responsabilidad de ayudar a los países dependientes y que ya no se trata de desarrollar un comercio para el beneficio mutuo sobre la base de precios amañados a costa de los países subdesarrollados por la ley del valor; […] debemos reconocer que los países socialistas son, en una determinada medida, cómplices de la explotación imperialista. […] Se puede alegar que el volumen del comercio con los países subdesarrollados supone un porcentaje muy pequeño del comercio exterior de esos países. Es verdad, pero eso no cambia en absoluto el carácter inmoral de este comercio. Los países socialistas tienen el deber moral de zanjar su complicidad tácita con los países explotadores del Oeste”.

Queda claro hoy que lo que se podría calificar como pensamiento guevarista o “guevarismo” estaba dirigido al Tercer Mundo y a las luchas por la libertad y autodeterminación de los pueblos oprimidos por el neocolonialismo o el imperialismo reinante en muchos rincones del mundo. El Che en ese momento tomó conciencia de que la lucha por la independencia total del continente africano estaba en la vanguardia del combate contra el imperialismo.

Llegada a Tanzania y salida para Kigoma, el centro de operaciones rebelde

El Che Guevara llegó a Tanzania el 11 de abril. Cuba envió al Congo, a través de este país, a los combatientes cubanos negros que se reunieron poco a poco y se agruparon en la embajada de la Isla en Dar es Salaam antes de entrar en el Congo. Armado con un diccionario francés-swahili, el Che se convierte en “Tatu”, Leonard Dreke es “Moja” y Martínez Tamayo será conocido como “Mbili”. Todos los cubanos fueron (re) bautizados con un nombre de guerra en swaili.

El Che escribió en su diario que “la ciudad es un lugar tranquilo donde los desafortunados pueden vivir al margen de los avatares de la guerra. La dirección revolucionaria nunca tendrá bastante en cuenta el papel de Kigoma con sus burdeles, sus bares y sobre todo el hecho de que es un lugar innegable de refugio”.

La llegada del Che Guevara al Congo

Después de pasar una noche en la residencia del gobernador de Kigoma hizo por fin la travesía del lago Tanganica para llegar a Kibamba (Congo). Fue una travesía peligrosa. Una vez en Kibamba el Che realizó anotaciones (que más tarde vieron la luz y que aquí se reproducen parcialmente), en ellas se puede leer acerca de los combatientes congoleños: “Al lado de personas muy poco preparadas, sin duda campesinos, se observan otras más cultivadas, vestidas de otra manera y que conocen mejor el francés; entre ambos grupos hay una distancia evidente”. Otro de los soldados cubanos presentes,

Durante los primeros días Ernesto Guevara chocó con la realidad congoleña, descubrió que entre los combatientes congoleños y su estado mayor o sus dirigentes existía una clara hostilidad. En efecto, los dirigentes pasaban casi todo su tiempo en Kigoma o Dar es Salaam y por eso eran criticados por los hombres que en el frente no vivían tan confortablemente.

Pero lo que más preocupaba al Che era la práctica de la “dawa”, un jugo elaborado por un “muganga” a partir de diferentes plantas con el que se regaban los combatientes porque creían que los protegía de las balas enemigas. “Siempre estoy temiendo que esta superstición se vuelva contra nosotros y nos haga responsables del fracaso de un combate en el que habría muchas muertes”, escribe al respecto de una práctica “mágica” que los congoleños mantenían. Guevara, como dijimos, desconfiaba de aquello no por mágica sino por creer en una fuerza que no existía ni protegía a los combatientes. En otra página de su diario el Che expresaba al respecto: “Por eso intento hablar con diferentes responsables para ver si consigo convencerlos de que abandonen esa práctica. Pero es imposible, es una verdadera profesión de fe”, añade. Los días pasaban. Mientras esperaba a Kabila, el Che, que tenía orden de no moverse antes de encontrarse con él, organizó la vida en la base de Kibamba instaurando formaciones militares para los congoleños y cursos de francés o swahili para los cubanos y construyó aulas de clases y un hospital rudimentario. La organización era un tema fundamental para el éxito de las acciones. Para el Che no debía haber ningún cabo suelto que haga peligrar cualquier misión.

En su experiencia africana el Che volvió a ejercer la medicina y comenzó a tratar a los campesinos y a los combatientes congoleños. Observó que entre estos últimos muchos estaban infectados de enfermedades venéreas adquiridas en los burdeles de Kigoma. También se ocupó de muchas intoxicaciones producidas por el “pombe” mal preparado. Los aldeanos, con quienes el Che consiguió establecer buenas relaciones, le pusieron el apodo de “Tatu Muganga”.

Acciones contra el enemigo. Guerra de guerrillas en la selva congoleña

Lo que podría levantar la moral de los guerrilleros serían las acciones contra el enemigo imperialista. El Che envió soldados cubanos a diferentes frentes para ayudar a una organización más eficaz de la rebelión o en misiones exploratorias.

Las noticias del extranjero no eran buenas. Las divisiones en el seno del estado mayor de la rebelión congoleña se hacían cada día más evidentes.

La llegada de Leonard Mitoudidi fue probablemente lo que al Che le dio más esperanzas y ayuda para reorganizar la rebelión. Mitoudidi reorganizó el campo de base de Kibamba exigiendo más disciplina, prohibió el alcohol y suprimió la distribución de armas y municiones a diestra y siniestra. Esta ayuda duró muy poco tiemo ya que unos días después de su llegada Leonard se ahogó al cruzar el lago.

El Che describe ese momento en otro pasaje de su diario en su Diario“Así, estúpidamente, se murió el hombre que había empezado a poner orden en el terrible caos que era la base de Kibamba. […] La única persona que tenía autoridad ha desaparecido en el lago”.

El testimonio del Che de sus primeras semanas en el Congo es amargo; según él, faltaba “una autoridad central única” y los “mandos carecen del nivel cultural apropiado y de la fidelidad absoluta a la causa de la Revolución”; además las armas pesadas se dispersan demasiado y no hay disciplina en las unidades, que “carecen completamente de preparación”.

Por fin el 7 de julio, Kabila llegó a Kibamba y se encontró con el Che a quien comunicó su deseo de ir personalmente al frente. Feliz de poder compartir por fin sus planes con un dirigente congoleño, Guevara encontró a Kabila “cordial pero huidizo […] Kabila demostró que conocía la mentalidad de sus hombres; vivo y agradable, […] hizo hablar a los campesinos, dio respuestas rápidas que satisfacían a la gente. […] desplegaba una intensa actividad, daba la impresión de que quería recuperar el tiempo perdido. Propuso organizar la defensa de la base y pareció devolver el valor a todo el mundo”, según se desprende de los escritos en el diario del Che.

El comandante Guevara por fin tenía luz verde para moverse por los diferentes teatros de operaciones y lo que fue observando terminó por confirmar sus temores. La falta de organización y coordinación entre los distintos grupos era obvia.

El 23 de julio un grupo de veinticinco cubanos y veinticinco ruandeses tendieron una emboscada en la carretera de Front de Force a un convoy de camiones de transporte del ejército congoleño. El éxito fue fácil y los camiones contenían víveres, cigarrillos, cajas de botellas de cerveza y whisky…

El Che analiza esta victoria pero se plantea algunas cuestiones:

“Esta primera victoria habría podido reducir un poco la amargura que nos dejaron las primeras operaciones. Pero hay tantas cosas por hacer que estoy empezando a revisar mis previsiones; cinco años para llevar a término la revolución congoleña es una previsión muy optimista, hay que contar con el desarrollo de estos grupos armados antes de poder considerarlos un ejército de liberación digno de este nombre y, a menos que las cosas cambien en el ámbito de la dirección de la guerra, esto parece cada vez más lejano”.

Los tres meses siguientes fueron en la misma línea y a los problemas que ya había sobre el terreno, el idioma, las divisiones internas y por supuesto las cuestiones culturales que hemos señalado con anterioridad, se añadieron los factores externos de las oposiciones en el seno de la dirección de la rebelión congoleña.

La guerrilla consiguió varios éxitos sobre el terreno como emboscadas en Front de Force o en Katenga. Pero no tenían servicios secretos mientras que el ejército gubernamental congoleño parecía disponer de toda la información que deseaba sobre las actividades de la rebelión.

Contraofensiva gubernamental. La respuesta que no tardó

Hacia finales del mes de septiembre el gobierno congoleño, con el apoyo de los Estados Unidos y las potencias europeas, lanzó una contraofensiva a la vez militar y política. Los aviones enviados al este del país servían al mismo tiempo para espiar la lucha de la guerrilla y para “bombardear” a la población insurgente.

Los instrumentos de propaganda oficial, (los medios de comunicación y los servicios de inteligencia infiltrados en la población) repetían fotos de muertos y heridos atribuidos a los guerrilleros, acusaban a Cuba y China de fometar esa guerra de liberación buscando enriquecerse rapiñando las riquezas del Congo y prometían una vida segura y la libertad por fuera e la insurgencia.

A finales de septiembre los mercenarios tomaron Baraka, después Fizi, alrededor del 15 de octubre. Lubondja, Lulimba, Front de Force y Kabimba también fueron cayendo uno tras otro durante este mes.

A eso se añadió un nuevo factor de complejidad con que la guerrilla venia lidiando. El 13 de octubre Kasavubu decretó el final del “mandato transitorio” de Tschombe. Evariste Kimba se encargó de formar un gobierno de reconciliación nacional. Para muchos hombres alistados en las fuerzas revolucionarias la lucha ya no tenía justificación porque ellos estaban combatiendo contra quien consideraban el asesino de Patrice Lumumba.

En noviembre comenzó el plan de retirada. Los combatientes cubanos volvieron a Cuba o fueron a apoyar los movimientos de liberación de las antiguas colonias portuguesas (Angola, Mozambique y Guinea-Bissau).

El Che pasó cuatro meses en Dar es Salaam, en la embajada de Cuba, clandestinamente. Durante esos cuatro meses trabajó de nuevo en su diario e hizo el análisis de su experiencia en el Congo.

El legado del Che en África, esa semilla que no germinó pero aún sigue allí

¿Qué queda hoy? No mucho, pero la ayuda cubana a Angola consiguió frenar a la Sudáfrica del apartheid y a la UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola) de Savimbi. Las colonias portuguesas accedieron a su vez a una tardía independencia.

Kabila finalmente derrotó a Mobutu en 1997, aunque fue asesinado tres años después. Además, son innegables los lazos de solidaridad históricos y existentes a partir de allí entre África y Cuba, que tienen al Che Guevara como su principal bandera y cada 9 de octubre muchos africanos la enarbolan en honor al guerrillero, al libertario, al hombre íntegro que dio su vida persiguiendo el sueño del “hombre nuevo” y el  bien común que encierra el socialismo de clase.

*Beto Cremonte es periodista, Comunicador Social y docente en la Facultad de Comunicación Social de La Plata (U.N.L.P)

Bibliografía consultada:

  •  “Che: Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo”, Ernesto Guevara. Editorial Mondaori
  • Escritos y notas de la época

Acerca del autor

Beto Cremonte

Docente, profesor de Comunicación social y periodismo, egresado de la Unlp, Licenciado en Comunicación social, Unlp, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS Unlp