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El caos

Por Jorge “Quito” Aragón. A partir del avance de la alianza sino-rusa en el aspecto comercial y de injerencia político-económica global, se empezaron a dar una serie de fenómenos de índole nacionalistas, con distintas características respecto de otras épocas, pero con alguna lógica similar.

Una de estas características ha sido el renacimiento de los fenómenos nazi-fascistas y el crecimiento de la xenofobia en Europa, la cual se ha incrementado en esa región como consecuencia del éxodo que se produce en África y Oriente Medio por las guerras provocadas y alimentadas centralmente por parte de Estados Unidos – país hegemónico imperial – y sus aliados, la mayoría de ellos europeos.

Este panorama ha sido producto además de las crisis económico-financieras auto infligidas por los países centrales por un lado, y por otro infligidas a los países que no lo son siempre, ofreciendo siempre la misma salida: mayor empobrecimiento para las mayorías y menor injerencia en sus economías por parte de cada uno de los países y mayor injerencia en las economías por parte de los grupos económicos internacionales, con las fuerzas militares de los países hegemónicos sosteniendo esas políticas económicas.

Lo antedicho tiene su origen en el viraje del modelo de acumulación capitalista allá por los años 70´ de los modelos de economía real producción a los modelos especulativos de financiarización del sistema capitalista mundial. En nuestra región para hacer ese viraje resultó necesario imponer dictaduras en todo el continente, que tuvieran como principal objetivo el asesinato masivo de trabajadores, sindicalistas, intelectuales e incluso empresarios que resultaban un escollo al propósito de instalar lo que se dio en llamar neoliberalismo. Este modelo económico, que no fue otra cosa que asegurar mayor concentración de las riquezas en menos manos, impuso alguna forma de alteración de las formas organizativas y distributiva dentro de los grupos económicos, que llevó a que estos tengan muchísimo más dinero y poder que los propios países imperiales centrales, inclusive Estados Unidos.

El triunfo de la estrategia del mundo capitalista sobre el mundo “del socialismo real” con la caída del muro a fines de los 80, principios de los 90, permitió que esta lógica se profundizara.

A partir de ese momento histórico, los gobiernos conservadores van a profundizar el esquema sostenidos por las teorías del pensamiento único y el fin de la historia, que permitieron consolidar desde lo político, social, cultural un sistema económico generador de una mayor cantidad de seres humanos excluidos y marginados que facilitaron la mayor explotación de los trabajadores “incluidos”.

En este contexto, en América Latina la resistencia surgió rápidamente en términos de tiempo existenciales, y en términos históricos podría decirse que jamás dejó de ofrecer resistencia al modelo de explotación impuesto. Surgen las puebladas, y al calor de ellas, nacen las organizaciones por fuera de las existentes o instituidas, para empezar a producirle daño al pensamiento único, o a evidenciar las consecuencias del viraje del sistema capitalista a su grosera forma de concentración de la riqueza  producida en nuestros países.

Así fuimos cuestionando gobiernos que imponían estas políticas y fuimos tratando de construir las nuestras y ellos, los representantes de los intereses neoliberales imperiales, fueron buscando muletos, formas distintas para la mismas políticas, las cuales también fuimos desenmascarando.

Aun así, durante toda la década del 90, el país hegemónico de este momento histórico, iba ocupando su lugar absoluto en el mundo, y casi sin resistencia fue avanzando en el control total de las riquezas naturales, focalizados en el petróleo de Oriente medio. Aunque para cuando terminó de ocupar el mundo sobre fines del siglo XX, ya China estaba incursionando hacía tiempo por el mundo.

Para ello, parte de lo que había desplegado EEUU como fuerzas militares en el mundo, centralmente en Europa, Asia y Medio Oriente, lo llevó hacia el norte de África y esa región, para evitar el crecimiento del gigante amarillo, que desde la muerte de Mao fue virando a la lógica de un capitalismo de Estado. Fue centralmente Deng Xiaoping quien estableció las bases que permitieron el crecimiento de la economía del gigante de Oriente y que comenzó un proceso de desarrollo que le permitió discutirle hoy la hegemonía a los Estados Unidos.

Sobre los inicios del siglo XXI, este avance de China más el reacomodamiento de Rusia, también desligado ya de las políticas neoliberales con la llegada de Putin al poder, y en el marco de la caída del pensamiento único, las consecuencias de que cada vez hubiera más expulsados que integrados, hizo que en nuestra América latina fueran creciendo propuestas más populares, lo que se llamó la década progresista o de izquierda de la región, empezando por la llegada al poder de Hugo Chávez en el año 2002 en elecciones democráticas nacionales.

Estos gobiernos populares si bien avanzaron mucho no pudieron terminar de cambiar las estructuras económicas de sus países y como contrapartida desde el poder económico y mediático los fueron lacerando, a través de la construcción de un discurso reiterativo y elemental en la construcción de la idea de la corrupción por parte de sus gobernantes.

Para ello, se instrumento el mecanismo del lawfare, que consistía en dar por ciertas algunas denuncias de denunciantes seriales que los medios magnificaban, y algunos jueces y fiscales tomaban y convertían causas judiciales que sostenían mediáticamente. De ese modo, más errores y algunos hechos de corrupción, se fortaleció la idea del inmenso robo producido, idea que logró penetrar en una base de votantes mayoritaria que permitió la construcción de una alternativa de derecha para así condicionar el desarrollo de políticas autónomas de los países con gobiernos populares. Y es mas tarde, en el marco de nuevos procesos electorales que vuelven al poder y avanzan en un nuevo proceso de concentración económica, deshaciendo lo construido en beneficio de los sectores populares.
A modo de ejemplo, en Argentina con la causa Odebretch y la “causa de los cuadernos” metieron muchos políticos y empresarios presos, para debilitar cualquier retorno de gobiernos populares a través de la desconfianza generalizada sobre estos gobiernos y al mismo tiempo la desvalorización de empresas y sus cuestionados empresarios locales que competían en el mundo contra empresas multinacionales estadounidenses u otras de los países centrales, para intentar en algunos casos quedárselas, como fue el caso de Techint o Electoingeniería.

Paralelamente, los EEUU de Trump, ya replegado en la región y corrido de muchos lugares del mundo se ocupa de fortalecer a estos gobiernos. El caso argentino por citar el más conocido es  paradigmático: le presta el 60% de lo que tiene para prestar sólo al gobierno de Macri.

Todas estas situaciones provocadas tuvieron el objetivo de generar descontento en parte de la sociedad, y sumado a la construcción de sentido común de que son todos chorros menos los ricos (y no todos), fueron creando el caldo de cultivo con discursos duros y de retroceso de tipo xenófobos: “los negros” “los vagos”, “los indios” etc.

Mientras tanto la profundización del descrédito del modelo económico de las derechas por ser expulsivas de mayorías de nuestros pueblos, entra en rápida crisis. En Argentina en tan sólo un mandato de cuatro años, Macri pierde y abre la puerta a un nuevo ciclo de gobiernos nacionales y populares, con la posibilidad de que también gane el Frente Amplio en Uruguay.

La derecha por su parte, más allá que ya venía sosteniendo el bloqueo y acoso en Venezuela, profundiza la política expoliadora en Ecuador, fuerzan en Colombia la persecución y asesinatos de candidatos sociales y ex guerrilleros que al igual que en los 80s con la coordinadora Simón Bolívar, terminaron volviendo a la selva un grupo.

– En Chile más allá del agotamiento de un modelo neoliberal insostenible, también hubo por parte de las fuerzas de seguridad y armadas, acciones de sostenimiento del conflicto para la generación de escenarios y de represión a bomberos cuando querían apagar barricadas prendidas por las fuerzas armadas y de seguridad. Basta ver las filmaciones donde las fuerzas de seguridad prenden fuego con bombas molotov edificios estatales o empresas privadas.

– En Brasil el descalabro económico y la fuerte burguesía Paulista pareciera que más el triunfo argentino en las elecciones obligó a que dejaran a Lula en libertad, producto aquí también del Lawfare, detenido sin pruebas por el juez Moro, hoy integrante del gabinete de quien fuera el beneficiario de esa detención y principal candidato del hermano país, Jair Bolsonaro.

Pero la situación de tensión más fuerte es la del no reconocimiento del resultado electoral de Evo Morales Ayma en Bolivia, en la que las acciones cuasi militares y de terrorismo fueron y son hasta después de su renuncia muy graves, con secuestros de autoridades municipales y funcionarios o parientes de funcionarios amenazados de muerte si no pedían la renuncia del presidente, que tenía mandato hasta mediados de enero, y donde no hay una crisis económica.

En Argentina en particular por razones diversas  y por el triunfo contundente del Frente De Todos no tuvieron margen para imponer estrategias de terror o desestabilizadoras. Es cierto que acá existe el peronismo, una construcción política de masas y estructuras como el movimiento obrero organizado, y las llamadas organizaciones sociales, que son construcciones político territoriales con mucha capacidad de movilización y organización.

Sin embargo, todas estas situaciones de tensión y de desestabilización se pudieron hacer en nuestros países por varias razones:

1.- La tensión entre el avance sino-ruso y los Estados Unidos por la hegemonía mundial;
2.- La crisis del modelo de acumulación del sistema capitalista neoliberal de financiarización;
3.- La no resolución de los problemas de las mayorías por parte de las democracias liberales, con elecciones cada dos años, y sin discusión de proyectos de país; y
4.- La injerencia directa del país imperial en todas las estructuras estaduales. Policías, FF.AA y Fiscales y Jueces, Economistas y políticos que se van a perfeccionar con ellos.

Esto bien podría revertirse si hubiera un proyecto de país claro, ya no en las lógicas que deben ir con evaluación individual, sino en una lógica que lleve como una necesidad el proyecto político de independencia económica, soberanía política y justicia social.

Pará eso debemos fortalecer estructuras políticas fuertes y permanentes, y desarrollar infraestructura mínimamente dentro del subcontinente sudamericano que nos permita mayor y mejor intercambio comercial interno, como así estructuras financieras propias que  nos permitan autonomía regional para no ser dependientes de los países centrales y de los dólares.

Desarrollar un capitalismo de estado local y regional. Y si fuéramos capaces revertir los 500 años de división de nuestra patria/matria grande, buscar ser un único estado plurinacional.