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El alto el fuego se rompe cada día en Gaza

Por PIA Global*– A pesar del alto el fuego, la población de Gaza continúa siendo víctima de ataques israelíes. En las últimas 24 horas, los hospitales del enclave recibieron 13 cadáveres, una cifra que deja en evidencia la fragilidad del acuerdo y la distancia entre los anuncios diplomáticos y la realidad sobre el terreno.

Desde Doha, el emir de Qatar calificó la ofensiva israelí como un “genocidio” y condenó la continua violación del alto el fuego, denunciando que la guerra “ha expuesto la hipocresía del orden internacional” y el doble estándar con el que se juzgan los crímenes de guerra.

Mientras tanto, el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, llegó a Israel acompañado por Jared Kushner y Steve Witkoff, emisarios de Donald Trump en la región, en una visita que reaviva las tensiones sobre el papel de Washington en la “posguerra”.

Hamás anunció que entregará hoy los restos de dos cautivos israelíes, recuperados por las Brigadas Qassam, su brazo armado. Con estos cuerpos, serían 15 los restos entregados desde la entrada en vigor de la tregua, de los cuales 13 corresponden a rehenes israelíes fallecidos. El lunes, el grupo había transferido a la Cruz Roja el cuerpo del mayor Tal Haimi, de 41 años.


Según el acuerdo mediado por Estados Unidos, los 20 cautivos sobrevivientes ya fueron liberados en un solo día, cumpliendo la primera fase del pacto.

Pero la tregua se sostiene sobre un equilibrio frágil. El presidente estadounidense Donald Trump volvió a lanzar una amenaza directa a Hamás, afirmando que “aliados en Medio Oriente” estarían dispuestos a entrar en Gaza “con fuerza pesada” si el grupo palestino viola el acuerdo. En un mensaje publicado en su plataforma Truth Social, Trump dijo haber pedido “esperar un poco más”, pero advirtió que, si Hamás sigue actuando mal, su fin será rápido, furioso y brutal.

Sobre el terreno, los gazatíes viven entre la desconfianza y la resignación. “No me importa la política ni Estados Unidos. Me preocupa poner comida en la mesa y vivir en paz”, dijo Adham al-Sayed, un residente entrevistado por Al Jazeera. Otro habitante, Zuhdi Abu Sharia, resumió el sentimiento general: “Cada día es una montaña rusa. Nos despertamos con esperanza y nos dormimos con desesperación”.

La crisis humanitaria sigue siendo crítica. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) informó que, aunque la entrada de suministros aumentó, el volumen sigue muy por debajo del objetivo diario de 2.000 toneladas. Solo dos cruces permanecen operativos —Karem Abu Salem (Kerem Shalom) y Kissufim— y ninguno permite el acceso al norte, donde la hambruna se extiende sin control. El cruce de Rafah, principal vía de entrada desde Egipto, continúa cerrado.

A casi una semana del acuerdo, Gaza sigue bajo fuego y aislamiento. La diplomacia se mueve en despachos y cumbres, pero la paz —esa palabra tantas veces usada en vano— todavía no llega a las calles destruidas del enclave.

Foto de portada: Palestinos pasan junto a los escombros de los edificios destruidos en la ciudad de Gaza [Archivo: Dawoud Abu Alkas/Reuters]

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