Este despliegue, que se realiza cada dos años, no solo demuestra la creciente capacidad operativa de ambas flotas, sino que también refleja la compleja reconfiguración geoestratégica que atraviesa el Indo-Pacífico, donde Nueva Delhi busca equilibrar sus lazos con Occidente sin comprometer su histórica autonomía estratégica.
El ejercicio “Konkan” reúne algunos de los activos más poderosos de ambas marinas. Por parte de India, participa un escuadrón liderado por el portaaviones INS Vikrant, insignia de la industria naval india y símbolo de su ambición marítima, acompañado por cazas MiG-29K y unidades de superficie y submarinas.
Del lado británico, el grupo de ataque incluye el portaaviones HMS Prince of Wales, escoltado por destructores y fragatas, además de cazas F-35B de despegue corto y aterrizaje vertical.
Estas maniobras abarcan un amplio espectro de operaciones: entrenamiento antisubmarino, defensa aérea, coordinación de vuelos desde portaaviones, guerra electrónica y simulacros de interdicción marítima. El punto culminante tendrá lugar el 14 de octubre, cuando los F-35B británicos ejecuten ejercicios de defensa antiaérea frente a la costa occidental de India junto con los Su-30MKI y Jaguar indios, en lo que se anticipa como una demostración de interoperabilidad sin precedentes.
Diplomacia naval y simbolismo político
Más allá del aspecto técnico, las maniobras “Konkan” adquieren una fuerte carga diplomática. Están programadas para coincidir con la visita del primer ministro británico, Keir Starmer, a Nueva Delhi los días 8 y 9 de octubre, en un intento de revitalizar las relaciones bilaterales tras años de cierta frialdad diplomática.
Londres busca consolidar una presencia estable en el océano Índico, región considerada clave para sus intereses post-Brexit, y para ello India representa un socio indispensable.
El portavoz de la Armada india, Vivek Madhwal, destacó que los ejercicios “servirán como plataforma para fortalecer los lazos estratégicos entre ambas armadas y reafirmarán su compromiso mutuo de garantizar la seguridad, la transparencia y la libertad en los mares”.
Detrás de esa retórica, sin embargo, se esconde una lucha más profunda por el control del espacio marítimo indo-pacífico, escenario donde convergen los intereses de India, China, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos.

India entre Oriente y Occidente
La participación india en ejercicios conjuntos con potencias occidentales se inscribe en su estrategia de equilibrio en relaciones internacionales. Nueva Delhi mantiene una cooperación creciente con Moscú —especialmente en materia energética, armamentística y tecnológica—, al tiempo que desarrolla relaciones pragmáticas con Washington, Londres y París en el marco del QUAD y otras alianzas marítimas.
Para India, las maniobras con el Reino Unido son una muestra de independencia diplomática: se involucra con Occidente, pero sin alinearse ciegamente. A diferencia de los países que se suman al bloque atlántico por presión geopolítica, India busca posicionarse como potencia autónoma en el nuevo orden global, capaz de colaborar con todos sin someterse a ninguno.
Un océano en disputa
El océano Índico se ha convertido en un tablero estratégico de primer orden. Alberga rutas comerciales vitales, paso del 80 % del petróleo mundial, y conecta el golfo Pérsico con el sudeste asiático. En este contexto, China ha avanzado con su red de bases y puertos —como Gwadar en Pakistán o Hambantota en Sri Lanka— mientras India refuerza su proyección naval y multiplica sus alianzas.
El Reino Unido, por su parte, intenta reinsertarse como actor global tras el Brexit, usando la “Global Britain” como doctrina para recuperar influencia fuera de Europa. Su interés en el Índico responde tanto a razones económicas como a la necesidad de reafirmar su papel dentro del bloque anglosajón frente al ascenso de Eurasia.
Las maniobras “Konkan” son más que un simple entrenamiento: representan la convergencia de intereses y tensiones globales en una región donde se define el equilibrio del siglo XXI. India sigue mostrando su habilidad para mantener el difícil arte del equilibrio entre potencias, mientras Reino Unido busca no quedar relegado en un orden mundial en transición.
En el fondo, el verdadero ganador de estos ejercicios no será quien muestre mayor poderío militar, sino quien logre convertir la cooperación naval en una herramienta de autonomía estratégica y no de subordinación.
*Foto de la portada: Armada India

