La propuesta de El Cairo no implicaría el desplazamiento de los 2,2 millones de palestinos que habitan Gaza, mientras que la de Trump propone su expulsión para crear una «nueva Riviera del Oriente Medio» sin derecho a regresar. Esto sería música para los oídos de Israel.
El plan de Egipto conlleva un mensaje importante y bastante obvio: no es necesario expulsar a los palestinos de sus tierras para que se pueda reconstruir el país. También subraya su posición firme y reiterada de que no acogerá a ningún palestino.
En primer lugar, la llegada de cientos de miles de refugiados al Sinaí podría desestabilizar su propia seguridad y poner en peligro su propio tratado de paz con Israel; y, en segundo lugar, Egipto no quiere legitimar el desplazamiento forzado del pueblo palestino. En cambio, cree que los palestinos merecen tener un Estado propio con las fronteras de 1967 y con Jerusalén Oriental como su capital, una posición que goza de un amplio apoyo mundial.
Detalles filtrados
Según información filtrada recientemente de fuentes egipcias y revelada en los últimos días en medios árabes, el plan de El Cairo para la reconstrucción de Gaza tardaría sólo cinco años. Unas 24 empresas constructoras locales e internacionales se asociarían con 18 firmas consultoras regionales y mundiales para ejecutar el plan.
Mientras tanto, en un plazo de seis meses se crearían varios espacios seguros y habitables en los que los palestinos podrían vivir en remolques hasta que se reconstruyan sus nuevos hogares. Allí tendrían acceso, como mínimo, a agua y electricidad.
En los siguientes 18 meses se retirarían millones de toneladas de escombros, empezando por la parte sur de Gaza y luego avanzando hacia el centro y norte. Después se iniciaría la reconstrucción permanente, que se completaría en tres años.
Trump redobla su apuesta por el plan
A pesar de la condena internacional generalizada del plan de Trump, el presidente estadounidense ha insistido en su intención de apoderarse de Gaza, mencionandola varias veces durante las reuniones informativas con los periodistas. Pero los detalles siguen siendo confusos. No se ha explicitado cómo Trump pretende financiar su plan, que seguramente necesitará miles de millones de dólares, ya que Israel ha reducido la mayor parte de Gaza a escombros o a lo que el presidente norteamericano ha descrito como un «sitio de demolición».
En cuanto a Hamas, Trump y su secretario de Estado, Marco Rubio, se han pronunciado repetidamente en contra de permitir que el grupo continúe gobernando Gaza, y los funcionarios europeos han dicho que no financiarán ninguna reconstrucción mientras el movimiento palestino siga siendo una fuerza dominante allí.
Por su parte, Hamas ha dicho que está dispuesto a renunciar al gobierno, pero insiste en permanecer entre los partidos políticos palestinos en la mesa de negociaciones y no consentirá que lo desarmen. Esto podría ser un punto de fricción mientras Egipto intenta elaborar un plan que satisfaga a todos los interesados regionales e internacionales y que al mismo tiempo proteja el derecho de los palestinos a permanecer en su tierra.
Pisando la delgada línea
Egipto se encuentra ahora en una delicada situación entre defender sus principios y no contrariar a Trump. Esta podría ser la razón por la que el presidente egipcio, Abdel Fattah el-Sisi, pospuso una visita a Washington a mediados de febrero hasta después de la cumbre árabe de emergencia que se celebrará en El Cairo el 27 de febrero.
Allí, El Sisi espera conseguir el apoyo árabe a su plan de reconstrucción de Gaza para fortalecer su posición en las conversaciones con Trump. Se espera que el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salman, asista a la cumbre, lo que añadirá mucho peso a cualquier decisión que pueda tomarse en El Cairo.
Y aunque el intento de Egipto de contrarrestar el plan «Gaza Riviera» de Trump conlleva riesgos políticos para sus propios intereses, no presentar una propuesta alternativa podría significar un desastre para los palestinos y la región en su conjunto.
Foto de portada: Anna Moneymaker
Amr Emam* es un periodista que vive en El Cairo. Ha colaborado con el San Francisco Chronicle, The New York Times y Al-Monitor.
Este artículo fue publicado originalmente por el portal Al Majalla.