Aviones de la Fuerza Aérea de EE.UU., entre ellos un bombardero B-1B Lancer, durante un ejercicio conjunto con Corea del Sur, 6 de diciembre de 2017.
La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha decidido desplegar, por primera vez, varios bombarderos estratégicos en una base aérea en el oeste de Noruega.
Conforme ha anunciado este martes el portal militar estadounidense Stars and Stripes, este nuevo movimiento de EE.UU. responde a la creciente importancia de la región ártica para su estrategia militar.
El Comando Europeo de EE.UU. (EUCOM, por sus siglas en inglés) ha corroborado, mediante un comunicado, que más de 200 efectivos de la base aérea Dyess, en Texas (sur de EE.UU.), llegarán a la base aérea de Orland, en Noruega, con un escuadrón de bombarderos tipo B-1 Lancer para apoyar la realización de misiones en la región.
El EUCOM no ha especificado cuándo llegarán los B-1 o cuánto tiempo estarán destinados en la base aérea de Orland, sita frente a la costa oeste de Noruega y donde el país europeo tiene estacionados escuadrones de aviones de combate F-35 de quinta generación.
La Fuerza Aérea de EE.UU. ha presentado recientemente su estrategia en el Polo Norte, que tiene como objetivo fortalecer su presencia en la región y contrarrestar las presuntas amenazas de Rusia y China.
EE.UU. desplegó en 2019 el radar de vigilancia Globus II en la isla noruega de Vardoya, a unos 50 kilómetros de la frontera de Rusia. El radar es capaz de realizar un seguimiento de los lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales rusos y de monitorear la actividad de la Flota del Norte del país euroasiático.
Esta medida provocó la reacción de Rusia, que ha expresado en reiteradas ocasiones su preocupación por la acumulación de medios militares de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), liderada por Washington, a lo largo de sus fronteras.
Dado que Moscú ha concentrado una parte significativa de su capacidad de represalia nuclear en la península de Kola, un tramo remoto del territorio ruso limítrofe con el norte de Noruega, cualquier provocación proveniente de las fuerzas de la OTAN, por mínima que sea, podría interpretarse por Rusia como un peligro inminente para una parte significativa de su arsenal nuclear, y podría desencadenar, de este modo, el uso temprano de tales armas.
Fuente: HispanTV
