Y llegó el cuarto golpe el 30 de agosto de 2023 a otra de las excolonias francesas: Gabón. Los militares arrestaron al presidente electo Ali Bongo, nada más salir su nombre de las urnas, por «fraude electoral», derrocando a una familia que llevaba medio siglo cometiendo fraudes de todo tipo. Sus colegas en Burkina Faso, Mali y Níger hicieron lo mismo en los meses pasados. Un desconcertado Emmanuel Macron, que ha visitado 17 veces África y sigue teniendo bases militares en Senegal, Chad, Costa de Marfil, Benín, Níger, y Yibuti, además de miles de mercenarios dirigidos por sus servicios de inteligencia que operan en Sahel, se preguntará:
– ¿Dónde he fallado?
– ¿Quién nos está asestando estos golpes y por qué?
– ¿Qué debería hacer ahora para parar la sangría?
Francia colonizó Gabón en 1885, y le convirtió en su principal fuente de uranio en los años sesenta, y también uno de sus proveedores de petróleo cuando Argelia se rebeló contra Paris. Sus grandes reservas de uranio y manganeso igual que la madrera de sus bosques, hierro, diamantes y oro eran (son) expoliados por las empresas francesas y la mafia gobernante, hasta que el golpe de Estado de 1964 perturbó la paz en el Eliseo: el general Albert-Bernard Bongo depuso al presidente profrancés León M’ba. Sus partidarios acusaron a Washington de estar detrás del golpe y asaltaron la embajada de EEUU en la capital Libreville.
El actual golpe militar que derroca a la dinastía de Bongo, que llevaba medio siglo en el poder. El ya ex presidente Omar Bongo, según un informe (1999) del Senado de EEUU había depositado 50 millones de dólares en una cuenta privada de Citibank, y un tribunal francés publicó en 2008 que el presidente africano poseía al menos 33 propiedades de lujo, por un valor total de 190 millones de dólares: no se investigó más para mantener la reputación de los ladrones y sus protectores occidentales.
En septiembre de 2002, EEUU volvió a localizar a Gabón (del que importaba petróleo crudo y manganeso) en el mapa: el gobierno de G. Bush mandó al secretario de Estado, Colin Powell, para realizar una visita al país africano. Dos años después Bongo fue invitado a la Casa Blanca.
Paris no ha ordenado (aún) la evacuación de los 10.000 ciudadanos suyos de Gabón, y no tiene pensado desalojar el Sexto Batallón de la Armada francesa instalada en Libreville.
Macron podría renunciar a Gabón, pero no a Níger, si no quiere entrar en una crisis energética sin salida. La pérdida de este país ha sido tan devastadora para Francia que el presidente llegó a culpar, públicamente, al director general de Seguridad Exterior francés por no haber previsto el golpe de estado.
¿Qué ha hecho mal Macron?
Justamente Gabón fue el primer país que visitó el presidente francés en su gira de enero pasado por ‘Francáfrica’, con el objetivo de apoyar a Ali Bongo, en la víspera de las elecciones presidenciales, que terminó en su arresto: Más gafe no podría ser.
Con un gran entusiasmo cuasi infantil, el monsieur Emmanuel había anunciado los puntos de la nueva política francesas hacia sus excolonias para introducir unos cambios para que nada cambie: «Relaciones equitativas», por lo insostenible de las actuales que seguían siendo neocolonialistas, la «disminución de la presencia militar» (más bien, hacerla invisible) y el «fin de la injerencia de francesa», y ¡Zas! Seis meses después, propone una intervención militar en Níger para reinstalar en el poder a su hombre leal Mohamed Bazoum, sin importarle los cadáveres que dejaría en el camino. ¡Es que, ser imperialista no tiene cura!
Más allá del intento de Macron a disfrazar los dos ejes de la política francesa en África – llevarse los recursos naturales y proteger a los mandatarios leales con sus armas-, el error más absurdo del inquilino de Eliseo ha sido menospreciar la amenaza que están recibido los intereses que representa, no desde la clase trabajadora, del nacionalismo burgués africano, de Rusia o China, sino del amigo amiguísimo EEUU.
Choque frontal con EEUU
Es difícil pronosticar cómo terminará el pulso entre Francia y EEUU, pero su desarrollo ha sido más que notable:
– En 2003, Francia se negó a participar en la invasión de EEUU y sus aliados a Irak, debido a las grandes inversiones que tenía en el país, aunque el pretexto fuera la falta la «ilegalidad» del ataque que sucedió por diez motivos disfrazados de siete mentiras. ¿Es legal la agresión militar que Francia está diseñando contra Níger?
El enfado de Washington, entonces, fue monumental. Al final, Paris se apuntó al reparto del botín de la invasión: canceló 4.800 millones de euros de deuda iraquí, y las empresas francesas, como Total, Perenco, Airbus, Renault y Sanofi regresaron al país devastado.
– La coincidencia de la presidencia de Macron con el mandato de Trump les llevó a ambos estados a un continuo choque. Es cuando Macron lanza su doctrina de autonomía estratégica europea, en la que la UE actuará como la tercera superpotencia, entre EEUU y China, una vez que consiga su independencia energética y militar de Washington. La nueva entidad geopolítica estaría liderada por Paris, ahora que Alemania ha desaparecido de la escena no sólo por la jubilación de Angela Merkel sino y sobre todo, gracias a la guerra de EEUU-OTAN contra Rusia en Ucrania.
Y cuando Trump anunció que retiraba las tropas de EEUU de Oriente Próximo (¡sustituidas por decenas de miles de mercenarios-contratistas y equipamiento militar avanzado!), el mandatario francés pensó que podría ocupar su «vacío» (¿Qué vacío si mantienen a una veintena de bases militares y miles de tropas?), y empezó a repartir besos y abrazo entre sus caudillos. Visitó el Líbano (donde considera que Hizbolá-Irán son un contrapeso a Israel-EEUU), y también a Arabia saudí y su príncipe, el destripador Mohammad Ben Salman, a quien Trump amenazó que duraría dos telediarios si no bajaba los precios del petróleo.
La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca creó un espejismo para el joven político: Viajó en 2022 a Washington para hacer las paces con EEUU, pero el establishment de Washington seguía sus planes para consolidar y ampliar el poder de EEUU por todo el mundo: No iba a aguantar a otro europeo desobediente y contestón. Biden no sólo ha ignorado los intereses franceses, sino que ha humillado a quien pretendía ser el líder del «mundo democrático»:
– Retiró sus tropas de Afganistán, sin siquiera consultarlo con los aliados, que le sirvieron de carne de cañón. La «retirada» significó la salida de las tropas europeas que no estadounidenses: el Pentágono mantiene 5 bases militares oficiales y miles de contratistas en el país más importante del mundo para EEUU.
– En septiembre de 2023, por primera vez en la historia, Francia retira a su embajador en Washington, después de que Biden le aseste «una puñalada por la espalda», robándole el millonario contrato de la fabricación de submarinos que había firmado con Australia. Es más, en la formación de (AUKUS), el «anillo de acero», que formó con Australia y Reino Unido para rodear a China, ni invitó a Francia.
– Por proporcionar altos subsidios para los vehículos eléctricos y las baterías producidas en EEUU, París, amenazó al gobierno de Biden con presentar una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio, dado que esta política imposibilita la competencia justa con los productos propios, siendo la UE uno de los mercado estadounidense para dichos productos.
– Antes de la guerra entre Rusia y Ucrania-OTAN, Macron abogaba por un acercamiento de la UE a Moscú para construir un nuevo orden de seguridad, y así reducir su dependiente de EEUU (¡siente más amenaza por EEUU que por Vladimir Putin!), y después, pidió al Occidente que no «humille a Rusia», mientras Biden no se conforma con menos de derrocar a Vladimir Putin. Con el aumento de los costos de apoyo militar a Kiev, Paris abogó por negociaciones de paz con Kremlin, cuestión que Biden no quiere ni escuchar, por lo beneficios que está reportando esta guerra a EEUU. Y le Petit Napoléon se rindió: anunció un nuevo fondo de 100 millones de euros para enviar armas a Ucrania y entrenar a sus 2.000 soldados. Pero, no se quedó callado: EEUU nos vende su gas natural a un precio 3 o 4 veces más caro que a otros clientes, denunció. Los exportadores estadounidenses explotan la crisis energética para promover «la dominación económica estadounidense y un debilitamiento de Europa«, comentó el ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno le Maire.
– La guinda a estas tensiones la puso la visita del presidente francés a China, en el abril pasado. Lo que dijo no tiene desperdicio: Advirtió a la UE del peligro de «unirse todos contra China«: hay que tener una relación de cooperación con Beijing, y que debe evitar verse arrastrada a una confrontación entre las dos potencias por Taiwán, e incluso aprovechar este choque para actuar de intermediaria, cuestionando los motivos de la existencia de la OTAN. También sugirió que Xi Jinping «desempeñe el papel de mediador» entre Rusia y Ucrania, cuando EEUU pretende continuar la guerra hasta la desaparición del última alma de en Ucrania.
El papel del Yihadismo en este escenario
¡Que viene el Coco! Esta será la carta más fácil a jugar para una invasión militar contra los regímenes rebeldes (que no significa «progresistas»). La ONU afirma que, en un año, y después de la expulsión de las tropas francesas de Mali, el Estado Islámico casi duplicó el territorio que controlaba. ¿En serio? ¿Que una de las potencias más equipadas con las armas más sofisticadas y mortíferas de la historia no ha podido derrotar en diez años a unos cavernícolas armados con rifles de fabricación casera, sin tanques ni helicópteros? ¿A quién toman el pelo ustedes? Dos años antes de la «sorpresiva conquista de Kabul por Talibán» en agosto de 2020, nosotros publicamos esta conspiración negociada entre Trump y la banda terrorista.
El plan de una agresión militar, para establecer el orden que desean, en nombre de la «democracia» está en la mesa del Eliseo y también de la Casa Blanca. La forma importa menos: Un ataque yihadista a los occidentales para demostrar la incompetencia de los golpistas en garantizar la seguridad de los extranjeros; una guerra con los países vecinos, etc.
Antes de los golpes militares en Malí y Burkina Faso, sus gobiernos habían iniciado negociaciones con los grupos yihadistas como Jama’at Nasr al-Islam, vinculado a Al-Qaida, para poner fin a los conflictos. En Burkina Faso, consiguieron un alto el fuego durante las campañas electoral de 2020; el presidente ahora derrocado de Níger, Mohamed Bazoum, hasta hizo público en 2022 la iniciativa de diálogo con dichas bandas, a espaldas de Francia.
El nexo entre el «terrorismo islámico» y el imperialismo, confesado en 1998 a la revista francesa Le Nouvel Observateur por su propio promotor, el asesor de seguridad del presidente Jimmy Carter, Zbigniew Brzezinski, es tan obvio también en África (el Coronel Gadfi fue localizado y asesinado por los yihadistas dos días después del viaje de Hilary Clinton a Libia), que el primer ministro de Burkina Faso, Apollinaire Joachim Kyélem de Tambèla lo mencionó: algunos de nuestros supuestos socios están en connivencia con ellos [los terroristas]. El 15 de agosto de 2022, el ministro de Asuntos Exteriores maliense, Abdoulaye Diop, mandó una queja a la ONU afirmando que Francia estaba armando a los terroristas, algo que corroboraron también los kurdos de Siria al ver que EEUU armaba tanto a ellos como al Estado Islámico.
EEUU reactiva a AFRICOM
En África, donde el Comando de EEUU para África (Africom) posee bases militares en Yibuti, Kenia, Níger, Nigeria, Egipto y Camerún, la diplomacia estadounidense, de repente, se ha activado: ha enviado al secretario de Estado, Anthony Blinken y a la subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, una de los personajes más oscuros y belicistas de las últimas décadas de EEUU, a Níger para decir «¡Hey, aquí estamos!». Los ejércitos de los países de Sahel, que han sufrido golpes de estado, tienen estrechos vínculos con el Pentágono y sus militares golpistas habían sido entrenados en EEUU. Utilizan el populismo para obtener el apoyo popular, ocultando que su misión es mantener el sistema antisocialista y vinculado con el capitalismo mundial.
En estos momentos, parece que EEUU se ha centrado en expulsar a Francia de su zona de influencia africana, aunque este país no piense abandonar la batalla. Africom ha realizado operaciones especiales en 22 países africanos, dirigidos por unos 6000 militares que tienen bajo su mando y utilizando decenas de miles de mercenarios (¡Perdón! Contratistas), esparcidos por el continente negro. Para una superpotencia que cuenta con unas 800 bases militares en unos 60 países del planeta, Francia sola no es un rival: ¿Se aliará con China y Rusia? En tal caso ¿Cuántos minutos duraría Macron en el Eliseo?
*Nazanín Armanian, escribe en Público.es
Artículo publicado originalmente en Público.es.
Foto de portada: 03 de agosto de 2023, Níger, Niamey: Un joven sostiene un cartel que dice ‘A bas la France’ (Abajo Francia) durante una protesta en apoyo de los golpistas en Niamey, la capital de Níger. Foto: Djibo Issifou/dpa