¿Qué podemos esperar para el resto de 2021 de EEUU contra los gobiernos y pueblos soberanos que llevan adelante una agenda pluricéntrica y multipolar?
Desde 1999, momento en que Venezuela adoptó un rumbo independiente al comenzar a construir una democracia participativa y protagónica, que a su vez condujo a tener una política exterior independiente con la intención de generar nuevas alianzas que pudiera cortar los excesivos lazos de dependencia y abonar hacia la construcción de una arquitectura regional que fortaleciera al conjunto de países latinoamericanos y caribeños, hemos venido experimentando distintos tipos de agresiones contra nuestro proyecto de país. Como toda guerra híbrida, este conjunto de agresiones se manifiesta en distintos ámbitos: político, económico, diplomático, financiero, militar y demás. Ha sido un proceso constante y del cual, hasta el momento, no se ha visto una variación, aunque sí distintos énfasis y distintos estilos de parte de quién lleva la vocería oficial estadounidense. No obstante, Venezuela es un país que cree en la paz y en la diplomacia. Nuestra apuesta siempre será a la resolución de diferencias en un marco de respeto y legalidad internacional. El nuevo gobierno estadounidense está a tiempo aún de rectificar su camino y propiciar un diálogo respetuoso con Venezuela. Si, por el contrario, prefiere seguir el camino equivocado de la agresión, Venezuela estará siempre lista a tomar las medidas necesarias para proteger a su población y al rumbo político que el pueblo venezolano se ha dado a sí mismo a través de su voluntad democrática.
¿Por qué el gobierno estadounidense insiste en un esquema que ha fracasado en su intento de imponer un presidente en Venezuela, servil a la Casa Blanca?
No podríamos responder nosotros por Estados Unidos esta pregunta, pero lo cierto es que Venezuela, al tener una política nacional independiente y en pro de sus propios intereses, ha alterado el plan de Estados Unidos para una región que tradicionalmente ha considerado su zona natural de influencia. Esto hace, a su vez, que Estados Unidos no tenga control sobre los importantes recursos naturales de Venezuela – petróleo, oro, coltán, etc., – ni sobre la forma en que conduce sus relaciones internacionales, en particular con aquellos otros Estados con los que Estados Unidos preferiría no hubiese relación como China, Rusia, Irán y otros. Es evidente, de acuerdo con el apoyo histórico que Estados Unidos ha brindado a la oposición venezolana, que aspira un gobierno en Venezuela que puedan influenciar y controlar como en el pasado.
¿Cómo ha protegido el presidente, Nicolás Maduro, al pueblo venezolano del bloqueo económico financiero de Estados Unidos y la Unión Europea?, ¿Cómo puede la comunidad internacional coadyuvar en la salida de lo que se ha dado en llamar “la crisis venezolana”?
A pesar de todas las dificultades del bloqueo y de todo tipo de agresiones que ha recibido Venezuela, el compromiso del Gobierno Bolivariano con mantener los programas sociales ha sido inquebrantable. Solo un ejemplo: en un país de 30 millones de habitantes, se han construido 3 millones y medio de viviendas de carácter social para cubrir el déficit de viviendas en la población. No se ha hecho más, porque la ferocidad del bloqueo ha visto disminuir significativamente el ingreso de la nación, pero, aun así, no se ha dejado de priorizar la inversión social y la atención a las necesidades más grandes del pueblo venezolano. El Gobierno Bolivariano además presentó herramientas como la llamada Ley Antibloqueo, que busca el uso de distintas herramientas legales para garantizarle ingresos al país que puedan seguir transformándose en políticas públicas para el bienestar de la población.
En Venezuela, como en cualquier democracia, hay diferencias políticas. Sin embargo, algunos sectores de la oposición, con el apoyo de Estados Unidos y algunos de sus países socios, han optado por la vía insurreccional para acceder al poder: golpes de Estado, intentos de magnicidio, llamados a la imposición de medidas coercitivas, llamados a la intervención extranjera y demás. Todo eso ha fracasado simplemente porque choca contra la fuerte convicción democrática del pueblo venezolano y de sus instituciones. El mejor aporte que podría hacer la comunidad internacional es dejar que los venezolanos y venezolanas tomemos nuestras propias decisiones dentro del marco constitucional y democrático que existe y dejar de promover aventuras inconstitucionales y violentas intentan desestabilizar el país y producir un cambio de gobierno por la fuerza. Quienes se jactan de demócratas en esa oposición golpista, se han olvidado de la necesidad de construir un proyecto de país capaz de ganarse la voluntad del electorado y esperan que vengan sus aliados de afuera a hacerle el trabajo que ellos no han sido capaces de hacer.
¿Debemos esperar nuevas sanciones contra la población y el gobierno venezolanos?
Hasta ahora no se ha visto un cambio de rumbo significativo en la política de Estados Unidos hacia Venezuela. Creo que debemos esperar con cautela y seguir reiterando nuestro llamado a la cordura, a la diplomacia, a la coexistencia a pesar de nuestras diferencias.
El mundo atraviesa una nueva crisis del capitalismo, agravada por la pandemia del coronavirus ¿Le sorprende que, a pesar de ello, los pueblos de diferentes partes del mundo, e incluso algunos gobiernos, hayan demostrado su apoyo incondicional a Venezuela?
No nos sorprende porque Venezuela es un pueblo que cree en la solidaridad y ésta ha sido parte fundamental de su política exterior. Uno recoge lo que siembra. Venezuela ahora que está bloqueada y en medio de esa feroz pandemia, ha sabido lo que es la solidaridad de otros países que nos han ayudado con médicos, medicamentos, equipos de protección y hasta combustible. Países como Cuba, China, Rusia, Irán y Turquía, han sido sumamente solidarios, pero también lo han sido espacios multilaterales como la Organización Mundial de la Salud, lo que reitera la importancia no solo de construir relaciones de cooperación y beneficio mutuo con otros países, sino también de apostar por el derecho internacional y el multilateralismo.
Usted preside el Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos (ISB), ¿nos puede comentar un poco sobre este Instituto?
El Instituto tiene como principal tarea la articulación de la solidaridad del mundo hacia Venezuela al mismo tiempo que articula la solidaridad de Venezuela con las grandes causas del mundo. Nuestro trabajo se concentra en actividades de intercambio donde podamos dar a conocer la realidad de nuestro país y aprender de otras realidades. Foros, debates, encuentros, cursos y publicaciones forman parte de este trabajo que venimos construyendo en los últimos meses. Nuestro objetivo, desde los valores de la paz y la solidaridad, es ampliar las relaciones de Venezuela con el resto del mundo. Emprender el diálogo y la cooperación con distintos sectores: movimientos sociales, institutos, partidos políticos, sindicatos, intelectuales, organizaciones populares.
El próximo 24 de junio, se conmemora el Bicentenario de la Batalla de Carabobo y se realizará el Congreso Bicentenario de los Pueblos. Usted, por su rol como viceministro de la Cancillería venezolana y como presidente del ISB, es uno de los actores políticos más destacados del Capítulo “Pueblos del Mundo”, nos gustaría que envite a los pueblos del mundo a participar de este importante evento en solidaridad con la Revolución Bolivariana.
La batalla de Carabobo en 1821 marcó un nuevo rumbo para la historia de Venezuela e incluso para la historia de toda la región. La independencia venezolana se hacía irreversible y se podía avanzar hacia la independencia definitiva del resto del continente hasta llegar a la batalla de Ayacucho que expulsó definitivamente al imperio español. Este bicentenario no solo debe ser el recuerdo de aquella gesta histórica, el Presidente Maduro está convocando a todas las fuerzas populares, progresistas del mundo a encontrarse aquí en Carabobo y proponer un nuevo momento para la humanidad, donde después de esta terrible pandemia, podamos ver el rumbo que se pueda construir en colectivo para poder garantizar la salud y una vida digna para las grandes poblaciones, superando el modelo actual que solo profundiza la pobreza y genera guerras. Debemos encontrarnos para construir nuevas soluciones que defiendan la humanidad. Esperamos contar con la presencia de los pueblos del mundo y con valiosos aportes que vayan en esta dirección.
*Internacionalista