El aumento de bombardeos ucranianos en varias zonas del frente en Donbass desde hace varias semanas ha provocado una situación en la que la tregua pactada en julio del pasado año parece haber desaparecido y la situación tiende a parecerse a los tiempos del final de la etapa Poroshenko: una guerra de trincheras con ciertos picos de intensidad y empeoramientos locales que no deberían provocar grandes batallas pero que podrían hacerlo. Ese es precisamente el temor que existe ahora mismo en Donbass: la posibilidad de que Ucrania pueda volver a tratar de utilizar la fuerza como herramienta política.
En Donbass, en el frente, bombardeos; en las pantallas, retórica militarista. Significa guerra. ¿A alguien le sorprende eso en Donbass? Si es así, solo puede ser a quienes han ignorado la realidad objetiva hasta ahora y han tratado de autoengañarse pese a la información disponible. Hay suficientes datos para ser consciente de la realidad. Pese a que los sentimientos militares aún son fuertes en los círculos de poder ucranianos, hasta ahora estaban escondidos detrás de una retórica de paz, como si comprendieran que iba a convertirse en votos en las elecciones. El principal motivo de la escalada en Donbass puede ser la llegada al poder de los Demócratas en Estados Unidos. Tampoco esto es una revelación, simplemente se han cumplido las previsiones.
Ahora que Kiev está recibiendo asistencia económica para operaciones militares [Estados Unidos va a entregar a Ucrania 125 millones de dólares para la “defensa de sus fronteras”], localidades de las Repúblicas de Donbass están siendo atacadas, no solo con mortero de 82mm, sino ya con armamento pesado, los negociadores de la delegación ucraniana en el Grupo de Contacto hablan abiertamente de guerra, el Consejo de Defensa y Seguridad Nacional da la orden de permitir a los soldados abrir fuego contra la RPD/RPL y los medios del otro lado del frente vuelven a informar de “autobombardeos” y “provocaciones” de las Repúblicas. ¿Suena familiar? Desde luego. Algo parecido ocurrió en 2014, 2015, 2017. Ninguna fase caliente del conflicto está completo sin un componente político e informativo. Las Repúblicas también han cambiado su retórica.
En la RPD/RPL, el personal militar ha recibido el permiso de destruir posiciones de tiro del enemigo, los políticos han realizado declaraciones sobre el impasse en el proceso de negociación y los canales de televisión hablan cada vez más de los partes de guerra de la zona roja de Donbass. Por desgracia, nada hace pensar que vaya a haber cambios drásticos en la línea de contacto. Al margen de las “ofensivas de pequeños pasos”, cuando las tropas ucranianas tomaron poco a poco la zona neutral, los últimos cambios en la línea del frente se produjeron en 2015, cuando la milicia tomó Debaltsevo, Uglegorsk y otras localidades de la zona. A consecuencia de ello hubo también un cambio en el componente político del conflicto: aparecieron los segundos acuerdos de Minsk.
Tal y como lo veo, la información y preparativos políticos, unidos al aumento de los bombardeos en la línea de contacto no son más que la preparación para un cambio en el formato de negociación. Hace tiempo que “Minsk-2” es un documento obsoleto. Contiene fechas que ya son historia, pero las partes siguen alegando que no hay alternativa a esos acuerdos. Por desgracia, sigue habiendo una alternativa: la guerra. Las partes no pueden poner fin a los acuerdos de paz así como así, eso requiere una fase “caliente” del conflicto con acusaciones de que el enemigo es el culpable de todo. Antes o después, puede ocurrir. Aunque sería más correcto decir que la guerra nunca se detuvo. La diferencia es solo la intensidad de los ataques y la intención de la prensa y la política. Es probable que esta nueva fase del conflicto solo sea parte de un juego político más amplio en el que los grandes jugadores busquen lograr sus objetivos. Los políticos son cínicos y es hora de darse cuenta. De lo contrario no habría tantas guerras en el mundo. Así que hasta que Donbass pierda su valor en este juego geopolítico, no habrá paz. Ni siquiera se puede tener esa esperanza.
Artículo publicado y traducido en Slavyangrad, por Nahia Sanzo.
* Artículo Original: Denis Grigoriuk, Periodista y fotógrafo de Donetsk.