Hace tiempo que Kiev sueña con ampliar el “formato Normandía” para que Estados Unidos aparezca en la lista de garantes del proceso de negociación. En julio, en una rueda de prensa, Zelensky habló con claridad sobre ello: “Creo que hablar por hablar no funciona. Vemos un frenazo en el formato Normandía y he hablado con franqueza de ello. Por eso he pedido la entrada de países potentes, jugadores geopolíticos potentes que pueden influir sobre la Federación Rusa y esto significaría el final de la guerra en Ucrania. Por eso apoyo la ampliación del formato Normandía”. Es decir, asumiendo que Washington es un total aliado en todo lo relacionado con el conflicto, al presidente ucraniano le gustaría reforzar su posición en oposición a los acuerdos de Minsk.
Estos planes existen en Ucrania desde hace mucho tiempo, pero, por el momento, Kiev no ha logrado especial éxito. Washington ha dejado claro en repetidas ocasiones que no le ve sentido a su participación en el formato Normandía. Sin embargo, Kiev sigue esperando que Biden tome una decisión al respecto tras la reunión con Zelensky. Esta opción fue planteada en junio por el líder de la delegación ucraniana en el Grupo de Contacto, Leonid Kravchuk: “Si se une Estados Unidos, creo que será un gran paso adelante para resolver el proceso. Esto significa que habrá más diplomacia, más esfuerzos y posturas más duras en la plataforma de Minsk”. Sin embargo, durante las negociaciones entre Zelensky y Biden, no se ha mencionado la participación de Estados Unidos en el formato Normandía (ni la creación de otro formato) y el tema lleva mucho tiempo apartado.
Sin embargo, algunos aspectos del conflicto en Donbass sí fueron discutidos, aunque en una forma extremadamente fragmentada.
En primer lugar, Ucrania entregó a Estados Unidos una lista de 450 prisioneros que se encuentran en prisiones rusas o de la RPD/RPL. Kiev los califica de “rehenes”. Zelensky expresó su esperanza de que Washington ayude a garantizar su puesta en libertad. Es una declaración extraña. Sin ser parte del proceso de negociación, la Casa Blanca difícilmente tiene base alguna para hacer exigencias o incluso propuestas para la puesta en libertad de prisioneros, muchos de los cuales probablemente son presos comunes que participaron en actos criminales en Donbass. Pero, al sacar este tema, el presidente se introdujo en su habitual estilo público.
El segundo punto es que, incluso antes de la visita, se supo que Estados Unidos prevé destinar una suma no especialmente elevada para Ucrania a través del Pentágono. “El presidente Joe Biden ha dado la orden de que sean dirigidos a ayudar a Ucrania hasta 60 millones de dólares de fondos del Departamento de Defensa para ser utilizados en gastos de defensa y servicios, así como instrucción militar”, afirma el memorando. Nos estamos refiriendo aquí también a los famosos Javelins, completamente inútiles en la situación que se ha formado en la línea de contacto. Entre otras cosas, Kiev no podrá utilizar ese dinero, ya que es una especie de préstamo. Es decir, el Pentágono determinará la forma y la nomenclatura de la asistencia militar a Ucrania. Es difícil saber qué material oxidado y con precios inflados se entregará, pero solo hay que recordar los decomisados botes producidos hace 30 años que fueron entregados en el pasado a los defensores de la integridad territorial.
El tercer aspecto son los acuerdos de Minsk, esos que Estados Unidos nunca ha insistido en que Ucrania implemente. En esta ocasión, con total seguridad se puede decir que no salieron en la conversación, ya que, por una parte, los americanos no tienen intención de participar en el proceso de negociación y, por otra, todos recordamos que el enviado especial del Departamento de Estado para Ucrania, Kurt Volker [único enviado de Estados Unidos específicamente para el proceso de negociación sobre Donbass que ha habido en estos años-Ed], se oponía ferozmente al proceso de paz de Mink-2. Es cuestionable que nada haya cambiado significativamente en la diplomacia estadounidense.
Con todo ello, tras las negociaciones, Zelensky puede estar convencido de que ha recibido carta blanca para seguir bloqueando los acuerdos de Minsk y usar la fuerza militar en Donbass. Dmitry Steshin, conocido periodista de guerra y corresponsal de Komsomolskaya Pravda, está convencido de que la situación en la línea de contacto empeorará tras el retorno del líder ucraniano de Washington. Cree que aumentarán los bombardeos e incluso que puede haber algún intento de avanzar sobre las defensas de las Repúblicas Populares.
Sin embargo, es evidente que un intento de resolver el conflicto civil en el este del país por medio de una escalada militar puede ser, a la larga, el fin del régimen ucraniano. Eso es lo que parece que no comprende la Oficina del Presidente.
*Andrey Babitsky, ha sido corresponsal de la corporación de radiodifusión estadounidense Radio Liberty / Free Europe durante más de 20 años. Trabajó como corresponsal en Tayikistán, Chechenia, Afganistán. Ha sido galardonado con premios internacionales de periodismo, incluido el Premio OSCE. En 2014, apoyó abiertamente la decisión del liderazgo ruso de proteger a la población de Crimea. Como resultado, fue despedido de la corporación. Durante los últimos cuatro años ha estado viviendo y trabajando en Donetsk.
Artículo traducido y publicado en Slavyangrad.