Luego del fallido alto al fuego sobre la operación de exterminio en Gaza el 19 de enero de 2025, que puso un leve freno al asedio israelí sobre el oeste del territorio palestino, las autoridades hebreas sufrieron la disconformidad de sus compañeros más extremistas, quienes los acusaron de fracasar ante el movimiento de la resistencia Hamas.
La entidad sionista buscó contrarestrar esa presión al fracaso movilzando su foco de ataque hacia otra región palestina, precisamente a Cisjordania. Mientras tanto, continuó enviando recordatorios a Gaza, estrategia que quedó clara el pasado lunes, rompiendo definitivamente todas las cláusulas de la tregua, con un ataque sorpresa a la ciudad.
Cisjordania está bajo la jurisdicción de la Autoridad Palestina, sin embargo, también posee una administración de facto israelí que se encarga de controlar la región.
Más allá de eso, los campos de refugiados de la zona, como el de Jenín, Nur Shams y Balata, representan el alma de la resistencia palestina. Allí, radican la mayor parte de los palestinos expulsados con la Nakba de 1948 y sus descendencias.
La memoria colectiva se mantiene a flote gracias a que sus residentes conservan viva la llama de la autodeterminación, la soberanía y la justicia. Generación tras generación, en los campos se han enseñado y transmitido las tradiciones de la Palestina histórica y el anhelo de la libertad. La resistencia se cultivó en esos campos, por ello, la insistencia sionista en su aniquilación.
Luego del Acuerdo de Oslo (1993) Tel Aviv ha atacado el campamento de Jenín en varias ocasiones. En 2002 destruyó la ciudad, creyendo que así el movimiento de la resistencia sería socavado. Sin embargo, más de 20 años después, se enfrentan a sus hijos e hijas que se posicionan con la misma moral de sus padres asesinados y de sus abuelos desterrados.
Por la supervivencia política de Netanyahu
El alto al fuego en Gaza significó una derrota para el gobierno israelí. La resistencia palestina comandada por Hamas, con recatados recursos y escasos aportes extranjeros, logró posicionarse ante el país que mayor financiamiento recibe de Estados Unidos en materia de armamento.
La firma de la tregua fue vista por los sectores de derecha israelí como un símbolo de debilidad por parte de Netanyahu, quién recibió múltiples críticas de sus pares denunciando el fin del asedio.
Su Ministro de Seguridad, Itamar Ben-Gvir rescindió a su cargo luego de la declaración del alto al fuego, en protesta por la decisión. De igual forma, retomó su puesto recientemente esta semana luego de que se reanudaran las ofensivas en Gaza.
El Ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, que también cumple funciones como gobernador de facto en Cisjordania, amenazó con renunciar al gabinete si el país no retomaba la violencia luego de la primera fase.
Además el Primer Ministro enfrenta acusaciones de corrupción y una creciente presión política. Intensificar sus ataques, apuntar a otros objetivos, y no ceder a la violencia, han sido las tácticas de Netanyahu para reafirmar su estatus político en su partido. Su poder se basa en cuántas vidas palestinas son exterminadas, cuánto territorio se saquea y cuánta resistencia es debilitada.
Una decepcionante Autoridad Palestina
En Cisjordania, 3 millones de palestinos viven bajo un gobierno militar israelí mientras la Autoridad Palestina administra ciudades y pueblos. Su establecimiento con los Acuerdos de Oslo, prometía la creación de un Estado y la búsqueda de la soberanía, exigiendo una obediencia inquebrantable por parte del pueblo.
Sin embargo, hoy en día lejos se halla de poder cumplir con alguna de esas premisas. Arafat luchó por la autodeterminación y la libertad, Abbas (actual Presidente) se refugia en su poder.
La AP se ha vuelto cómplice de la comandancia israelí, facilitando sus operaciones en el territorio, bajo el velo que les proporciona la designación de su autoridad.
Por medio de la operación “Protección de la Patria” comenzaron a reprimir levantamientos de resistencia palestinos en Jenín, mientras los colonos israelíes actuaron de la misma forma en otras partes de Cisjordania. Nueve palestinos perdieron la vida en esta táctica.
La Autoridad Palestina se resguarda asegurando que desarrolla una “coordinación de seguridad”, pero esta ha contribuido muy poco a frenar la ocupación y la violencia en la zona.
Enfrentarse a la AP, es enfrentarse al gobierno palestino, lo que decaería en mayores enfrentamientos que sólo favorecerían al estado israelí. Por ello, muchos referentes de la causa palestina prefieren preservar esta opinión a fin de no crear una brecha mayor en la resistencia. Sin embargo, reconocer las relaciones políticas entre Abbas y el ejército de ocupación, ayuda a comprender las características de este enfrentamiento y su dimensión para construir una resistencia menos ingenua ante el poder y la manipulación.

Un panorama desolador
El campo de refugiados de Jenín fue declarado como “zona de desastre” por las autoridades locales.
El 21 de enero (dos días después del alto al fuego en Gaza) el ejército israelí lanzó misiles en el norte de Cisjordania, asesinando a más de 70 palestinos. A partir de allí, comenzó una operación de desplazamiento de los residentes, por medio de la cual los militares entraron a los hogares palestinos para desalojarlos y expulsarlos inmediatamente. El mayor desplazamiento en el territorio ocupado desde la Guerra de los Seis Días de 1967.
El 23 de febrero las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron el despliegue de tanques en Jenín, luego de que se avistaran tres bombas en autobuses vacíos en Tel Aviv, de las cuales se desconocen sus orígenes. La última vez que se vieron tanques de guerra en Cisjordania fue en las operaciones de colonización y masacre de 2002.
937 cirjodanos han sido asesinados y más de 7.000 han resultado heridos en ataques del ejército israelí y de colonos desde el inicio de la ofensiva sobre Gaza, el 7 de octubre de 2023, según el Ministerio de Salud palestino.
“Toda la infraestructura en el campo de refugiados de Jenín, incluidas calles, sistemas de alcantarillado, redes de agua, electricidad y comunicaciones, ha sido completamente destruida”, declaró el gobernador de Jenín, Mohammed Jarrar
Edificios enteros han sido derribados en los campos de refugiados de Tulkarem y Nur Shams, además de que se incendiaron casas, se declararon constantemente a toques de queda, arrestos y detenciones.
40.000 palestinos han sido evacuados también de los campos de refugiados de Jenín, Tulkarem y Nur Shams. La actividad de la UNRWA (Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina) en los campos se detuvo por prohibiciones israelíes.
Además, la Knéset, el Parlamento israelí, aprobó un proyecto de ley que permite a los colonos registrarse como propietarios legales en jurisdicciones de Cisjordania, asegurando su estadía en el territorio. También sumó una propuesta para sustituir el nombre de Cisjordania por “Judea y Samaria”, perpetuando la colonización a través del lenguaje, como les es costumbre.
Foto de portada: Issam Rimawi – Agencia Anadolu