Análisis del equipo de PIA Global Europa

“Daddy’s Home”: la Cumbre de la OTAN reafirmó el papel de la Alianza

Escrito Por Micaela Constantini

Por Micaela Constantini* –
La cumbre de la OTAN profundizó la subordinación europea al eje militarista de EEUU.

La Cumbre de la OTAN celebrada en La Haya, Países Bajos, que inicialmente se presentaba como un posible punto de inflexión para el rumbo estratégico europeo, terminó por reafirmar la agenda profundamente belicista alineada con los intereses del eje globalista atlantista. Una vez más, quedó en evidencia que la idea de la autonomía europea sólo se desarrolla en el plano discursivo ya que EEUU es pilar esencial dentro de la arquitectura europea.

Mientras Europa reutiliza estrategias de legitimación a través de la construcción de enemigos externos para justificar la militarización, incluso más allá del territorio transatlántico, la OTAN sigue operando como un instrumento funcional a los intereses y objetivos de EEUU.

Durante esta Cumbre, no solo se volvió a enfatizar la narrativa de Rusia como la principal amenaza para Europa, sino que comenzó a delinearse una visión más amplia y articulada del escenario geopolítico. Se consolidó la idea de que el enemigo ruso no actúa solo, sino en estrecha coordinación con otros actores, estableciendo que las amenazas trascienden el espacio transatlántico. De acuerdo al Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, la amenaza se articula entre tres principales cabezas: Rusia, China e Irán, con menciones también a Corea del Norte y Bielorrusia. 

De esta manera, no sólo escuchamos nuevamente la amenaza que representa Rusia, sino que presionado ante las reiteradas preguntas, Mark Rutte confirmó que no estaba de acuerdo “en que lo que hizo EEUU (en Irán) sea contrario al derecho internacional” tras repetir la única oración que se escuchó decir a las élites europeas sobre la situación en Asia Occidental: “estamos en contra de que Irán posea armas nucleares”. 

Sobre el silencio de las élites europeas ante la guerra Israel – Irán a la que EEUU, miembro de la OTAN, se involucró directamente, ya analizamos la semana pasada. No obstante, la corta y contundente respuesta de Rutte confirmó que a pesar de los esfuerzos discursivos por proyectarse como un actor autónomo respecto de Estados Unidos, tanto en relación con la guerra en Ucrania como en la definición del rumbo europeo en general, el ataque estadounidense contra Irán dejó al descubierto que las instituciones europeas continúan subordinadas a las directrices de Washington. Esta dependencia, tácitamente explícita, impide que Bruselas condene abiertamente las acciones de EEUU y la obliga a sostener declaraciones genéricas, carentes de fuerza política, al mismo tiempo que le bloquea la posibilidad de tomar decisiones autónomas concretas.

Rutte, no solo reiteró su preocupación ante las amenazas que representan Rusia e Irán, sino que hizo especial énfasis en su “profunda inquietud por la situación en Taiwán”, atribuyéndola al “masivo desarrollo militar que está llevando a cabo China”. Esto deja entrever al menos tres cuestiones ostensibles. Primero, según la lógica expuesta por Rutte, solo el “Occidente colectivo” estaría legitimado para expandir su capacidad militar, que utilizando la retórica de que son ‘los únicos civilizados capaces de llevar democracia y paz’ han impuesto su “orden basado en normas y valores” mediante intervenciones militares armadas con el único objetivo de derrocar gobiernos que no se arrodillaban frente al tío Sam. Segundo, se asume que el desarrollo militar de China se orienta exclusivamente hacia una posible ofensiva sobre Taiwán, como si las advertencias públicas y directas de EEUU contra Beijing no constituyera argumento suficiente de amenaza para su seguridad nacional. Y tercero, sus dichos confirman que, bajo la retórica de la “prevención”, se justifican iniciativas militares y políticas abiertamente provocadoras contra aquellos que se encuadran como enemigos sistémicos del orden occidental.

El medio chino, Global Times reflexionaba que “exagerar las afirmaciones de que la flota naval china ya tiene “el mismo” tamaño que la estadounidense y que China “poseerá 1.000 cabezas nucleares en 2030” es esencialmente un intento de legitimar la infiltración de la OTAN en Asia-Pacífico. Al utilizar la “amenaza de China” para justificar su expansión militar, la OTAN incluso se adelantó a EEUU al prometer “prepararse para un posible conflicto en el estrecho de Taiwán”.

“Naturalmente, la OTAN no puede permitirse ignorar el Indopacífico, ya que este escenario se ha convertido en la principal preocupación geopolítica de Estados Unidos”, escribió Sten Rynning.

Lo que la Alianza constituye como enemigos y amenaza no es más que el bloque de actores que viene abanderando la consolidación del nuevo orden mundial de la multipolaridad. El frente abierto en Ucrania, el foco activo en Asia Occidental contra Irán y todo el eje de la resistencia, y la amenaza sobre escalar la situación en el Pacífico con Taiwán como próximo proxy describe concretamente la guerra que el imperialismo anglosajón en pleno declive libra contra el bloque multipolar. No es nuevo en la historia mundial ver cómo cuando el imperialismo se ve amenazado es cuando se vuelve más bestial y recurre a las doctrinas belicistas.

Esta Cumbre reforzó el verdadero papel de la OTAN, y no requirió de grandes lecturas analíticas entre líneas. Con tan sólo mirar el mensaje de la Casa Blanca, posteado en su sitio web oficial y en su cuenta de X, queda en evidencia que la Alianza Atlántica sigue jugando el mismo rol por el cual fue creada. La OTAN es el instrumento del poder de las elites estadounidenses, aún con un desencantado Trump dirigiendo el país.

“Daddy’s Home” publicó la Casa Blanca junto a un video que resume la asistencia de Trump a la Cumbre de la OTAN. Más simbólico y directo no podía ser. Y así queda asentado que lo que suceda con la OTAN y el futuro europeo es exclusivamente decisión de EEUU.

En esto hay que ser claros, cuando mencionamos a la OTAN como instrumento de las elites estadounidenses no sólo nos referimos a que EEUU utiliza la OTAN para enfrentarse ante sus enemigos declarados, sino que también constituye una herramienta de control sobre los mismos europeos. Mantenerlos a raya. Es decir, la OTAN como elemento esencial de la arquitectura del imperialismo estadounidense sólo responde a los intereses y objetivos estadounidenses, esto implica también mantener a sus aliados subordinados. Y en esto, el “American First” de Trump también va dedicado a la OTAN.

Lo dijo el primer secretario general de la OTAN, Lord Hastings Lionel Ismay, la OTAN se creó para “mantener a los rusos fuera, a los estadounidenses dentro y a los alemanes abajo” (“To keep the Russians out, the Americans in, and the Germans down”).

La expansión de la OTAN en Europa con armas estadounidenses (incluyendo las armas nucleares) como elemento disuasorio contra Rusia, pero también haciendo explotar el gasoducto Nord Stream, cortando toda fuente de energía barata impidiendo así la consolidación de las relaciones ruso-europeas pero también para hundir a las potencias europeas, Alemania y Francia, principales competidoras directas de EEUU. De esta manera, Washington se aseguró, junto a otro gran instrumento creado para el control estadounidense sobre Europa: la UE, de bloquear cualquier intento de autonomía estratégica europea, tanto en el ámbito militar como político, incluso controlando que las ambiciones de sus potencias no rebasaran el límite permitido.

Donald Trump se retiró satisfecho luego de imponer el aumento del gasto al 5% del PBI, incluso con la amenaza directa contra el presidente español que se negó al 5% y negoció otro trato para España

“La Cumbre de la OTAN de ayer fue EXCELENTE, la más unida y productiva de la historia. Un día maravilloso con líderes increíbles y solidarios. ¡El 5% acordado le otorga a la OTAN un poder real!” dijo Trump evidenciando el otro papel que tiene la OTAN para los Estados Unidos: uno de los principales clientes del complejo militar estadounidense.

Un dato relevante a destacar de esta Cumbre es el lugar relegado que ocupó Ucrania en la agenda oficial. A diferencia de encuentros anteriores, donde el conflicto ucraniano se presentaba como eje articulador del discurso atlantista, en esta ocasión la declaración final fue sorprendentemente escueta. No solo le dedica escasa atención a Kiev, sino que omite cualquier referencia concreta o compromiso serio respecto a su adhesión a la Alianza. Esta omisión no es casual, lo que nos lleva a preguntarnos ¿existe un desgaste narrativo de la crisis ucraniana? ¿fue parte del guión para adular y complacer a Trump? ¿se intentó contentar a todos los actores europeos para reforzar la imagen de unidad y trazar un camino común? 

La Cumbre en La Haya no dejó lugar a interpretaciones ambiguas: la OTAN sigue siendo un engranaje funcional a los intereses de Washington, no sólo para proyectar su guerra contra los bloques emergentes, sino también para mantener a Europa subordinada. Trump se retiró ovacionado y satisfecho, imponiendo condiciones como si se tratara de una reunión de directorio de su propia empresa armamentística.

*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.

Foto de portada: Camiseta “América respalda a Trump, papá en casa” vendida a $19.95 USD por Cabryon.

Acerca del autor

Micaela Constantini

Comunicadora Social, periodista. Miembro del equipo de investigación de PIA Global. Investigando cibergeopolítica y virtualidad. Feminista, antiimperialista y autodidacta. Nuestra americana Trabajo con redes sociales, edición de video y comunicación digital.

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