Estaba llamado a ser el Día D de la invasión. Para Ucrania se ha convertido en el Día de la Unidad. Y lo que ha ocurrido es el fin de ejercicios militares rusos en Crimea y una reunión ministerial de la OTAN. «Las guerras en Europa raramente comienzan los miércoles», ha asegurado el embajador ruso ante la Unión Europea al periódico Die Welt.
Frente a las grandes expectativas generadas para este 16 de febrero, jornada anticipada para la invasión por parte de los servicios de inteligencia de EEUU y de Reino Unido, lo que ha trascendido es el statu quo. Es decir, la continuación de reuniones a alto nivel para consumar una desescalada a la que todos apelan, pero en la que pocos confían en el corto plazo.
A la retirada de las primeras tropas rusas anunciada por el Kremlin el martes se ha unido en las últimas horas el fin de los ejercicios militares de Rusia en Crimea. A pesar de ello, los aliados continúan sin confiar en el presidente ruso, Vladimir Putin. La OTAN niega que esta desescalada se esté produciendo y vaticina que la presencia rusa en las fronteras ucranianas no solo no está mermando, sino que está aumentando.
«No sabemos lo que va a pasar, pero sí sabemos lo que ha ocurrido en otras ocasiones», ha señalado Jens Stoltenberg, secretario general de la Alianza Atlántica, en referencia al movimiento similar de repliegue que Moscú hizo la pasada primavera y que pocos meses después desembocó en la situación actual: 100.000 soldados en Ucrania y 30.000 en Bielorrusia.
«No hay señales reales de una desescalada por parte de Rusia (…) No vemos ninguna retirada de tropas y eso contradice el mensaje en favor de los esfuerzos diplomáticos. Queda por ver si habrá un repliegue. Lo que estamos viendo es un aumento del número de tropas. Hay más en camino. Por el momento no hay desescalada», ha aseverado el ex primer ministro noruego tras la primera jornada de la cumbre ministerial que reúne este miércoles y jueves a los 30 aliados en Bruselas.
Para Occidente el traslado de «algunos tanques» no es sinónimo de una apuesta sincera para reducir la tensión y para incrementar las posibilidades de que la vía diplomática triunfe. En respuesta a este escepticismo, Stoltenberg ha anunciado su intención de desplegar más batallones en el flanco oriental, que se sumarían a los establecidos en Polonia y en los países bálticos.
A pesar de que la situación ha dado un poco respiro en las últimas horas, el tono en ambos bandos continúa siendo tosco. Estados Unidos sigue insistiendo en que la invasión podría producirse en cualquier momento. Y, Putin, que continúa con su ronda de alto nivel recibiendo al ultraderechista Jair Bolsonaro, carga contra la «histeria» desatada por Occidente.
En los pasillos de la UE, la dialéctica tampoco amaina. Josep Borrell, Alto Representante de Asuntos Exteriores, ha asegurado en el Pleno de Estrasburgo que «lo que ocurra en Ucrania marcará el futuro de la humanidad». «Si de nuevo se impone la ley del más fuerte y un país puede atacar a otro echaremos marcha atrás en la historia (porque) el gran éxito de la UE es haber el haber renunciado a la guerra como forma de resolver los conflictos», ha afirmado el jefe de la diplomacia comunitaria.
Cumbre europea exprés
En Bruselas creen que lo que ha impulsado a Putin a tomar esta postura agresiva no es la hipotética y poco probable entrada de Polonia en la OTAN, sino que se haya convertido desde 2014 en «un país más soberano, más libre y más fuerte», en palabras de la propia Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. La alemana ha afirmado desde Estrasburgo que los ucranianos están construyendo refugios y haciendo acopio de víveres. «No son los años 40, es la Europa de 2022». Aunque la vía del diálogo continúa sin dar pasos fructíferos, la Unión Europea cree que la diplomacia todavía no ha dicho su última palabra.
Los 27 líderes de Estado y de Gobierno se darán cita el jueves en Bruselas en una cumbre exprés e informal que durará en torno a una hora para pasar revista a la situación en la frontera ucraniana.
Será la primera vez que se reúnan desde diciembre, cuando si bien la tensión ya era palpable no había alcanzado los niveles de las últimas semanas. La celebración de este Consejo se ha cerrado in extremis. Los líderes ya tenían previsto visitar la capital comunitaria durante dos días para participar en la cumbre con la Unión Africana. Pero los temores a que esta cita quedase empañada por la tensión con Rusia han precipitado la celebración de esta cumbre fugaz.
Independencia energética
Los europeos aseguran que el Kremlin envía «señales contradictorias». El mismo día en el que se inició la supuesta retirada –insisten en que todavía deben verificarlo- la Duma pidió reconocer la independencia de las regiones separatistas prorrusas del Donbás. Y ello añade ingredientes al caldo de desconfianza. En cualquier caso, la crisis ha venido a quedarse. Cada vez son más las voces que reconocen que no se resolverá sin una solución a largo plazo que acomode las peticiones de todas las partes en torno a la seguridad europea.
Desde los inicios de la tensión militar y verbal, la UE temía una reducción de los suministros de gas por parte de Rusia, que es su principal administrador. Las llegadas han caído en los últimos meses un 10%, un órdago que en Bruselas achacan a una acción premeditada de Moscú para ejercer presión. Por ello, durante las últimas semanas y meses, los europeos han estado «a la caza» de nuevos proveedores y de elaboración de planes de contingencia para evitar escasez durante este invierno.
En la política, y especialmente en la geopolítica, los símbolos importan. Y mucho. Por ello, otra de las arterias de confrontación ha sido la de las formas. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ha enviado 36 cartas sobre las demandas de rusas a cada miembro de la OTAN y de la UE, pero ha obtenido una sola respuesta conjunta por cada entidad. Algo que le ha irritado calificándolo como «falta de respeto», mientras que los europeos lo han utilizado para vanagloriarse de su unidad.
*María Zornoza, periodista.
Artículo publicado en Público.
Foto de portada: El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, preside la reunión de ministros de defensa de la OTAN en la sede de la OTAN en Bruselas. — OTAN / EUROPA PRESS