En la Cumbre, Lula propuso crear un «grupo de alto nivel», formado por representantes de los presidentes para diseñar en un plazo de 120 días una nueva «hoja de ruta para la integración de Sudamérica». El mandatario brasileño expresó, “los elementos que unen a la región «están por encima de las ideologías» y «Ningún país puede enfrentar de manera aislada las amenazas actuales».
En principio, creo que para abordar la cruda realidad que atraviesa la región, se debe identificar de donde provienen “las amenazas actuales” para neutralizarlas de manera eficiente, y en este sentido, hay que superar las limitaciones de quienes solo ven en estos agrupamientos regionales la oportunidad de construir una arquitectura que garantice mejores negocios para las empresas privadas, ya sean multinacionales o exportadoras del gran capital concentrado de cada país, o de los bancos y organismos financieros.
Sin lugar a duda, uno de los desafíos urgentes que un mecanismo de integración debe considerar como fundamental, es el respeto a la soberanía de cada país integrante de la asociación, impidiendo y denunciando de conjunto la injerencia de las potencias económicas y militares que, con conductas hegemónicas manipulen la autodeterminación de los pueblos y su desarrollo político-económico, tomando medidas arbitrarias que afecten a toda la sociedad.
En Sudamérica, el resguardo a la Venezuela Bolivariana de las medidas injerencistas que por asfixia económica tratan de doblegar al gobierno al calor de la retórica golpista y destituyente de sectores de la oposición tutelados por Estados Unidos, debe ser abordado por los organismos regionales con acciones concretas que desconozcan la extrajudicialidad y arbitrariedad de los bloqueos y sanciones que pretenden sublevar al pueblo a través del hambre y del deterioro de sus condiciones fundamentales de vida.
Es inadmisible que en la región se desarrollen golpes de Estado o procesos de desestabilización política sin que la herramienta unitaria se movilice para evitar el derramamiento de sangre y el enfrentamiento fratricida.
Desde el 7 de diciembre de 2022, Perú vive una situación destituyente de la voluntad popular por parte del Congreso en manos de la oposición y el Poder Judicial, que ha generado el encarcelamiento del presidente constitucional Pedro Castillo y como consecuencia de ello, el asesinato de 70 ciudadanos por parte de las fuerzas represivas de ese país, negando la posibilidad de realizar nuevas elecciones para restablecer el estado de derecho, desoyendo el reclamo popular. Como agravante de esta situación irregular y atentatoria de la democracia, el gobierno ha autorizado la presencia con armas, de fuerzas militares norteamericanas en los territorios sublevados a esta ignominia, esta presencia no sólo debe verse como antecedente colonialista en un país que posee 8 bases militares gringas, debe entenderse en el marco estratégico regional de redespliegue imperialista para acabar con cualquier intento popular de recuperación de la soberanía.
La proliferación de bases militares otanistas, lo único que persigue es retroalimentar un negocio industrial militar que en nada nos beneficia y nos coloca ante el peligro de una escalada bélica mundial, esto forma parte de la política de sometimiento imperialista que debe ser enfrentada por una genuina unidad nuestroamericana. Ya ha quedado cabalmente demostrado que la existencia de bases militares de la OTAN o de aparatos de inteligencia desplegados por los Estados Unidos en la región, solo han servido para socavar la democracia y cooptar la soberanía de las naciones.
Al cumplirse 200 años de la declaración de lo que se conoce como la doctrina Monroe, en la región se está desarrollando una guerra híbrida entre los sectores de poder norteamericanos y las principales fuerzas de los Brics. Suena ilógico y contradictorio que países como el nuestro, que desde hace años aboga por su entrada al organismo multilateral, en su política interna coarte o ponga obstáculos a los negocios o proyectos procedentes de socios del BRICS como China o Rusia, favoreciendo a las empresas norteamericanas que lo único que persiguen es evitar la presencia de esos países en nuestra región enviando un mensaje hegemónico y perjudicial para nuestros intereses regionales.
De igual manera encontramos en la política exterior de los gobiernos sudamericanos, señales que no apuntan a solidificar la unidad que en los encuentros se pregona. No puede pasar inadvertido que cuatro parlamentarios uruguayos del partido de gobierno hayan viajado a las islas Malvinas para tratar temas como “la autodeterminación de los isleños, cuestiones de pesca y acuerdos comerciales por fuera del Mercosur”, cuando en diversos documentos regionales se plantea claramente, “su más firme respaldo a los legítimos derechos de la República Argentina en la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes” (VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada el 24 de enero de 2023 en Buenos Aires, firmada por los 33 países miembros).
De igual manera, en la reunión de UNASUR celebrada en Asunción el 17/3/2012, los Cancilleres, rechazaron la explotación por parte del Reino Unido de los recursos naturales del Atlántico Sur y decidieron prohibir el ingreso a los puertos de buques con la bandera ilegal de Malvinas, también repudiaron la negativa de Gran Bretaña a reanudar las negociaciones sobre la soberanía del archipiélago «pretendiendo ignorar los llamamientos de la comunidad internacional», y rechazaron la presencia militar británica en la isla por considerarla «contraria a la política de la región» .
Si todo esto, que forma parte de la agenda de diversos encuentros regionales, ya se ha discutido, aprobado y confirmado, que haya gobiernos que lo asuman como una letra muerta y una formalidad, habla más de como las diferencias “ideológicas” pueden jugar un papel decisivo en el realineamiento imperialista en nuestro continente que, a generar acuerdos en función de los intereses nuestro americanos. FACTA, NON VERBA[1], – “Hechos, no palabras”-, pues estos son lo que la realidad refleje de ellos, no lo que se indique en un texto al que nadie hace caso”.
Oscar Rotundo* Analista político editor del equipo de PIA Global
Foto de portada: larosaroja.or
Referencias:
[1] Expresión latina originada en la antigua Roma atribuida a Virgilio que fue utilizada como un recordatorio de que las acciones son más valiosas que las palabras.