Análisis del equipo de PIA Global Nuestra América

Cumbre BRICS 2025: entre la resistencia y la ambivalencia

Escrito Por Fernando Esteche

Por Fernando Esteche*. –
La 17.ª Cumbre de los BRICS, celebrada en Río de Janeiro, marca un punto de inflexión en la reconfiguración del orden global. Más allá de los titulares sobre ausencias notables y declaraciones diplomáticas, los acuerdos alcanzados revelan tanto el potencial transformador del bloque como sus contradicciones internas, especialmente en un contexto donde la hegemonía occidental se enfrenta a desafíos estructurales sin precedentes.

La ausencia de Xi Jinping por primera vez desde 2012 y la participación virtual de Putin no deben interpretarse como debilidad, sino como una estrategia de reposicionamiento. China, centrada en su competencia estratégica con Estados Unidos y en el desarrollo de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, opera con una lógica funcional que trasciende las cumbres protocolarias. Su presencia se materializó en acuerdos concretos: el Nuevo Banco de Desarrollo mantiene su sede en Shanghái, y los flujos comerciales intra-BRICS siguen gravitando en torno a su economía.

Esta aparente ausencia física enmascara una presencia estratégica más profunda. El gigante asiático ha optado por consolidar su influencia mediante instrumentos económicos tangibles en lugar de declaraciones políticas, un enfoque que podría resultar más eficaz a largo plazo.

Fortalecimiento del Nuevo Banco de Desarrollo y la desdolarización

La reunión entre Lula y Dilma Rousseff, presidenta del NDB, celebró los avances del Banco BRICS, consolidando una institución que ha desembolsado más de 35 000 millones de dólares en proyectos de infraestructura sostenible. El NDB anuncia su enfoque en la financiación de proyectos de infraestructura, incluyendo sistemas de distribución de agua y energías renovables, posicionándose como una alternativa real a las condicionalidades del Banco Mundial.

La importancia estratégica de esta institución reside en su capacidad para ofrecer financiamiento sin las condiciones políticas tradicionales del sistema de Bretton Woods. Con un capital inicial de 100 000 millones de dólares, el NBD representa la encarnación más concreta de una arquitectura financiera alternativa.

El NDB se ha comprometido a asignar el 40% de sus desembolsos a proyectos relacionados con el cambio climático.

El bloque condenó el aumento arancelario y expresó su preocupación por las perturbaciones que estos aranceles causan al comercio mundial, lo cual debe interpretarse como una respuesta directa a las políticas comerciales de la administración Trump. Esta declaración acompaña los avances concretos en el uso de las monedas nacionales para el comercio bilateral, especialmente entre Rusia, China, India y Brasil.

Los acuerdos bilaterales de swap se han expandido significativamente. Rusia y China procesan ahora más del 95% de su comercio bilateral en moneda local, mientras que India ha establecido mecanismos similares con varios socios del BRICS. Brasil, aunque más cauteloso, ha incrementado sus transacciones en reales con los socios del BRICS.

El Corredor Ferroviario Bioceánico Santos-Chancay: La Revolución Logística del Sur

El elemento más transformador debatido, aunque no figuraba en la agenda central, fue la consolidación del Corredor Ferroviario de Integración Bioceánica, que conectará el puerto de Santos (Brasil) con el megapuerto de Chancay (Perú). Este corredor permite a ciudades del oeste de China, como Chongqing, evitar las rutas tradicionales más congestionadas al combinar el transporte ferroviario y marítimo.

Esta infraestructura representa mucho más que una ruta comercial: constituye una revolución geopolítica que rompe la dependencia histórica de Sudamérica de las rutas atlánticas controladas por las potencias tradicionales. El ferrocarril comenzaría en las ciudades brasileñas de Porto Velho y Cruzeiro do Sul, se extendería a territorio peruano hasta Pucallpa y finalmente conectaría Santos con Chancay, conectando así el corazón industrial de Brasil con la región Asia-Pacífico.

El Puerto de Chancay, desarrollado con inversión china, se perfila como el centro logístico más importante del Pacífico sudamericano. Su capacidad para atender buques de gran calado y su conexión directa con la red ferroviaria continental prometen reducir los tiempos de tránsito entre Asia y Brasil de 35 a 23 días.

Este corredor constituye una herida letal a la hegemonía comercial exterior que Occidente impone sobre la subregión sudamericana.

Contradicciones brasileñas: entre liderazgo y dependencia

La postura de Brasil encarna las tensiones del Sur Global entre la autonomía y la subordinación. Si bien Lula se presenta como portavoz de los países emergentes, sus propuestas revelan una mentalidad aún atrapada en la lógica del reconocimiento dentro del sistema vigente.

La reforma propuesta del Consejo de Seguridad de la ONU, que elimina el poder de veto pero incluye a Japón y Alemania como miembros permanentes, fortalecería paradójicamente a la mayoría occidental. Lejos de cuestionar la legitimidad del Consejo como instrumento neocolonial, y en lugar de destacar su habitual impotencia, Brasil busca unirse a él, revelando una diplomacia que prioriza el avance simbólico sobre la transformación estructural.

De igual manera, la propuesta brasileña de establecer vínculos de articulación y diálogo con el G7 responde más a una lógica de equilibrio de bloques que a una estrategia de construcción de poder autónomo. Esta ambivalencia debilita el potencial transformador de los BRICS y genera tensiones internas con socios que priorizan la confrontación con el orden unipolar. La arraigada lógica diplomática de Itamaraty resulta anacrónica en una realidad donde el orden basado en reglas ya no existe.

La invitación a Cuba tuvo un valor simbólico que trasciende la diplomacia ceremonial. Representa el reconocimiento de que construir un orden multipolar requiere la incorporación de países históricamente marginados del sistema internacional. La presencia de Cuba transmite un mensaje claro: los BRICS no son solo un club de economías emergentes, sino una plataforma de resistencia contra las sanciones unilaterales y el chantaje financiero.

Potenciales y limitaciones: un equilibrio crítico

Entre las fortalezas emergentes que cabe destacar están la institucionalización de un nuevo esquema de ayuda y apoyo financiero; el NBD, que demuestra que es posible construir instituciones financieras alternativas eficientes y operativas; la desdolarización práctica mediante acuerdos comerciales en monedas locales, que gradualmente erosionan la hegemonía del dólar; la conectividad Sur-Sur; con corredores logísticos como Brasil-Chancay, que están redefiniendo los flujos comerciales globales; y la creciente legitimidad del bloque como posible espacio de contención; la adhesión previa de países como Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos amplía la representatividad del bloque, y las distintas formas de asociación le otorgan flexibilidad y capacidad de absorber demandas.

Como limitaciones estructurales, cabe destacar la heterogeneidad de intereses; las diferentes estrategias nacionales con múltiples alineamientos geopolíticos y las tensiones dentro del propio bloque dificultan la coordinación política. La dependencia tecnológica, donde la mayoría de los países BRICS mantienen dependencias críticas en sectores tecnológicos estratégicos, es un factor. La presión geopolítica derivada de la intensificación de la competencia entre China y Estados Unidos genera tensiones internas. Las ambivalencias diplomáticas, como la de Brasil, debilitan la coherencia del bloque.

La cumbre de Río demuestra que los BRICS se encuentran en un momento crítico de transición. La cuestión central no es si el bloque puede desafiar el orden unipolar, sino si será capaz de superar sus contradicciones internas y construir una alternativa coherente.

El corredor Santos-Chancay surge como símbolo de esta transformación potencial. Su implementación no solo revolucionaría la logística continental, sino que también demostraría la capacidad del Sur Global para construir infraestructuras estratégicas autónomas. En un mundo donde quien controla las rutas controla el futuro, la consolidación de corredores bioceánicos impulsados por el Sur marca un verdadero punto de inflexión geopolítico.

Sin embargo, este potencial solo se materializará si los países BRICS logran superar las tentaciones de la subordinación elegante y abrazan la construcción de un poder autónomo. América Latina, en particular, debe decidir si será un actor protagónico o un actor pasivo en la lucha por el nuevo orden mundial.

La cumbre de Río no resolvió estas tensiones, pero sí las puso de relieve. En los próximos años, la capacidad de los BRICS para contribuir a la institucionalización efectiva de la multipolaridad determinará si presenciamos el nacimiento de un nuevo orden global o simplemente la reorganización del existente bajo nuevas formas de hegemonía.

El futuro del Sur Global depende de su capacidad para pasar de la resistencia a la construcción, de la crítica al orden occidental a la creación de alternativas viables y atractivas. En esta transición, cada cumbre es a la vez una oportunidad y una prueba de fuego.

Dr. Fernando Esteche* Dirigente político, profesor universitario y director general de PIA Global

Este artículo ha sido publicado originalmente en el portal United World International

Foto de portada: Photo by Pablo PORCIUNCULA / AFP

Acerca del autor

Fernando Esteche

Doctor en Comunicación Social (UNLP)
Profesor titular de Relaciones Internaciones (FPyCS - UNLP)
Profesor de Historia Contemporánea de America Latina (FPyCS - UNLP)

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