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Cumbre árabe-islámica: consenso sin consecuencias

Escrito Por Gianna Rosciolesi

Por Gianna Rosciolesi*- Los países de la Liga Árabe y de la Organización para la Cooperación Islámica se reunieron luego de los bombardeos que sufrió Qatar en manos israelíes. La cumbre expuso una posición unificada de condena, mas no dejó respuestas claras a futuro.

Una semana después de los ataques israelíes hacia una delegación de altos funcionarios de Hamas en Doha, Qatar, los líderes árabes e islámicos se encontraron en una Cumbre con la finalidad de dar una respuesta a la acción sionista.

La región asiática y varios países del continente africano son el blanco militar del ente ocupante. Son los estados que mayores recursos petrolíferos, de gas y energéticos contienen en sus suelos, y representan vías para el flujo del comercio internacional.

Israel estrecha relaciones con aliados occidentales y ataca a los países con mayoría árabe e islámica, además de gestionar tratados y acuerdos que le aportan reconocimiento y un paraguas ante la política internacional. 
Esto le ha facilitado desarrollarse dentro de un marco de “protección legal” que contribuyó a construir una imagen resguardada como socio comercial.

Sin embargo, luego de que el gobierno de Netanyahu llevara adelante una ofensiva sorpresa contra un país como Qatar, que se posiciona como un ente no beligerante y como mediador de acuerdos de paz, se prendieron las alarmas en toda la región. 
A la vista de todos, la imagen de Israel se desmoronó: cualquier país que no contribuya a las narrativas sionistas podría ser atacado. 

La Cumbre se anunció con la intención de desarrollar una organización como bloque árabe-islámico tanto al asedio en Doha como al genocidio en Gaza. Sin embargo, la dinámica constituyó una reunión de pronunciamientos y de posiciones poco definidas que volvieron ineficaz a tan importante Cumbre. 

¿Qué se dijo?

La sesión reunió a casi 60 Estados miembros de la Liga Árabe y la Organización para la Cooperación Islámica (OCI).
La Liga de los Estados Árabes agrupa a los países árabes de Asia Occidental y el Magreb africano. Fundada en 1945, hoy cuenta con 22 estados miembros, quienes poseen como uno de sus idiomas oficiales el árabe.
La OCI, que se formó en 1969 en respuesta a un ataque incendiario a la mezquita Al-Aqsa de Jerusalén, reúne a 57 países con importantes poblaciones musulmanas en Asia, África, Europa y América.

El comunicado final de la Cumbre enunció:

“Reafirmamos nuestra plena solidaridad con el Estado de Qatar y apoyamos todas las medidas que adopte para responder a esta traicionera agresión israelí, así como para proteger su seguridad, soberanía y estabilidad”.

Las entidades denunciaron el ataque directo a los esfuerzos diplomáticos internacionales por la paz y las acciones ilegales del ente genocida israelí. Además declararon apoyar al reino qatarí ante la contestación que decidiera darle.
Sin embargo, no delimitó ningún plan ni una respuesta certera de cómo continuarían defendiendo a sus territorios y a los de sus estados vecinos.

Cada país tuvo la oportunidad de enunciar su posicionamiento:

  • Siria

El presidente de facto sirio, Ahmad Al Sharaa, enunció su apoyo a Qatar ante la agresión israelí, y subrayó que “la fuerza de cualquier nación reside en su unidad, mientras que la división conduce a su debilidad.” 

Sin embargo, el gobierno de Al Sharaa ha dado pie a que su país hoy viva en constante lucha interna entre diferentes facciones políticas y religiosas, que han llevado adelante importantes masacres en los últimos meses. 
Al mismo tiempo, gestiona reuniones secretas y ya no tan secretas con el gobierno israelí para establecer relaciones, mientras le permite radicarse en diversos puntos de Siria con bases militares. 

  • Egipto

Egipto es otro país, además de Qatar, que se encontraba realizando esfuerzos para llevar adelante acuerdos de paz entre Hamas e Israel.
Por su proximidad a los territorios ocupados de Palestina, hoy corre riesgo de ser otro ente atacado por el ejército hebreo.

El presidente egipcio Al Sisi, había instado previo a la Cumbre a formar una alianza militar estratégica de los países árabes e islámicos, que sirviera como frente ante futuros ofensivas, algo similar a la OTAN.
Pero su discurso en la Cumbre se limitó a denunciar las prácticas israelíes diciendo que Tel Aviv aplicó un enfoque agresivo y premeditado para frustrar la calma, y señaló la ausencia de voluntad política para avanzar hacia una paz real.

Abdul Fatah al-Sisi, presidente de Egipto, interviene en la cumbre Árabe-islámica convocada de urgencia en Doha / Yusron Motret, Shutterstock
  • Irán

“Debemos hacer frente a estas amenazas, reiterando que no se puede tolerar ningún otro crimen y no permaneceremos en silencio ante lo que está sucediendo ahora en Gaza o lo que ha ocurrido en Beirut o Yemen”, enunció el presidente de la República Islámica Masoud Pezeshkian, convirtiéndose en uno de los pocos representantes en sugerir una respuesta defensiva. 

  • Turkiye

El gobierno de Erdogan, un fuerte enemigo de Israel en la región por su potencialidad de competidor de poder, propuso ejercer presión económica sobre Israel, asegurando que previamente esto ha funcionado. 

  • Iraq

Al Sudani convocó a formar un comité árabe-islámico que sirviera como mediador para discutir las posiciones y necesidades del grupo ante otros agentes como la ONU y la Unión Europea. 

  • Malasia

El estado del sudeste asiático dio una de las posiciones más contundentes: “Las condenas no detendrán los misiles. Las declaraciones no liberarán a Palestina. Deben implementarse medidas severas y punitivas. Deben cesar los contactos diplomáticos, al igual que las relaciones con Israel”. 

  • Golfo Árabe

La opinión que más delimitaría el accionar de la asamblea sería el declarado por los países del Golfo Árabe, grupo al que pertenece el mismo Qatar.

El Consejo Supremo del Consejo de Cooperación del Golfo afirmó la indivisibilidad de la seguridad del Golfo y destacó la unidad de posición para afrontar desafíos comunes. Anunció además una reunión para debatir la activación de sus mecanismos de defensa conjunta tras la agresión israelí a Qatar.

Sin embargo, el Golfo cuenta con miembros como Emiratos Árabe Unidos, un país que bajo las instrucciones estadounidenses, representa uno de los entes que funciona dentro de la arquitectura de sostenimiento del régimen israelí.
La alianza de los Abu Dhabi con Tel Aviv se caracteriza por una normalización abierta, la exclusión estratégica de los palestinos y la represión de la disidencia interna.
Esto, fluctúa la esperanza de una respuesta en conjunto que pudiera representar un real freno a la entidad ocupante.

Por su parte, Arabia Saudita, si bien condenó y ofreció su apoyo a Qatar, desarrolló sus propias estrategias de seguridad: el miércoles 17 de septiembre, el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman y el primer ministro paquistaní, Shehbaz Sharif, firmaron un acuerdo que establece que “cualquier agresión contra cualquiera de los países será considerada una agresión contra ambos”. 

Una cumbre con riesgo de alud

Las repercusiones del encuentro no fueron lo que se esperaba. A casi dos semanas de los ataques israelíes, Qatar no dio una respuesta diplomática ni militar contundente que pudiera significar un llamado de atención al gobierno de Netanyahu.

Las denuncias fueron repetidas y entonadas a coros, pero como bien expresaron los representantes de Malasia, no detienen el genocidio.
La Cumbre no dejó un marco de acción integral, ni construyó ejes organizados ni delimitó futuras defensas. 

Mientras tanto, Israel continuó atacando Gaza con la mayor ofensiva de estos últimos dos años, comenzó a desplegar tropas terrestres sobre los barrios gazatíes y dio pie a su plan E1 para la colonización con asentamientos ilegales en Cisjordania. Al mismo tiempo, bombardeó también al Líbano y Yemen. 

El Consejo de Seguridad de la ONU a través de una Comisión Especial, declaró que lo que está aconteciendo en Gaza es un genocidio. Esto enmarca en una causa legal la actividad sionista en los terriotiros ocupados, y da el pie a una denuncia mayor por parte de los estados. 

De cierta forma este enunciado ha logrado repercutir en varios países del mundo, quienes anunciaron que reconocerían al estado palestino, que cesarían sus relaciones económicas con Israel y que boicotearían diferentes actividades culturales y mediáticas de las que participa el ente de ocupación.

Sin embargo, esto no ha detenido las incursiones israelíes, ni han detenido las muertes de los gazatíes, ni han frenado la hambruna que sufren los miles y miles de civiles.

Esto demuestra, que para dar final a este genocidio, hará falta más que discursos y posicionamientos mediáticos, sino una organización real que busque detener al gobierno israelí y a Estados Unidos en el mayor acto imperialista de los últimos dos siglos. 

*Gianna Rosciolesi Técnica en Comunicación Social, Técnica en Relaciones Públicas y Ceremonial, Miembro de la Cátedra de Relaciones Internacionales de la Facultad de Periodismo UNLP, Integrante del equipo de Investigaciones de PIA Global.

Foto de portada: AFP

Acerca del autor

Gianna Rosciolesi

Técnica en Comunicación Social, Técnica en Relaciones Públicas y Ceremonial, Miembro de la Cátedra de Relaciones Internacionales de la Facultad de Periodismo UNLP, Integrante del equipo de Investigaciones de PIA Global.

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