Al tiempo que delineó su propia postura sobre la creciente militarización y el papel de China en el sudeste asiático.
Duterte-Carpio expresó su rechazo a lo que calificó como una “política exterior desequilibrada” y cuestionó el despliegue de sistemas de armas extranjeros en suelo filipino, dejando en claro su preocupación por la presencia militar de Estados Unidos en el norte de Luzón, donde desde 2023 se encuentra instalado el sistema de misiles Typhon, con capacidad para alcanzar objetivos hasta 2.000 km de distancia, incluyendo zonas estratégicas del Mar de China Meridional y el sur de China.
“Nuestra Constitución exige una política exterior que no se incline hacia ninguna potencia extranjera, ni hacia Estados Unidos ni hacia China”, afirmó la vicepresidenta, marcando un fuerte contraste con la postura actual de Malacañang.
Aunque no mencionó a Marcos Jr. por su nombre, sus palabras reflejan una ruptura evidente con la orientación del gobierno en la disputa del Mar de China Meridional.
Críticas al alineamiento con Washington
El sistema de misiles Typhon ha sido objeto de críticas por parte de Pekín, que considera su despliegue como una amenaza directa a la estabilidad regional. En mayo, el Ministerio de Defensa chino advirtió que el armamento representa “un riesgo estratégico de guerra” para Asia-Pacífico.
Sara Duterte se hizo eco de estas preocupaciones al preguntar con ironía: “¿Para qué se va a usar ese sistema de misiles? ¿Quién está declarando la guerra a Filipinas?”, sugiriendo que el país está siendo arrastrado a una confrontación que no le pertenece.
Advirtió además que permitir la instalación de armamento estadounidense en territorio nacional es una decisión que contradice el principio de soberanía, ya que convierte a Filipinas en blanco potencial de los adversarios geopolíticos de Washington.
“No podemos permitirnos aferrarnos a una potencia extranjera y dejar que sus conflictos se jueguen en nuestra tierra”, subrayó.

Un giro hacia la diplomacia pragmática
Sus palabras evocan la política de su padre, el expresidente Rodrigo Duterte, quien durante su mandato (2016–2022) buscó estrechar lazos con China y distanciarse de Estados Unidos bajo la consigna de “amigos de todos, enemigos de nadie”.
La vicepresidenta, que renunció al gabinete de Marcos Jr. en 2023, parece ahora retomar parte de ese enfoque, pero con matices más equilibrados: elogió la relación con Australia y pidió fortalecer vínculos con otros países sin caer en alineamientos automáticos.
Sin embargo, el legado diplomático del expresidente Duterte sigue siendo objeto de debate. Algunos analistas argumentan que su acercamiento a Pekín no trajo beneficios concretos para el país.
El comodoro Jay Tarriela, portavoz de la Guardia Costera filipina en temas del Mar de Filipinas Occidental, recordó que, a pesar de los gestos diplomáticos hacia China, los pescadores filipinos continuaron sufriendo acoso y explotación en las aguas disputadas.
Un mensaje con proyección electoral
El momento elegido para este discurso no es casual. Duterte-Carpio es considerada una de las principales figuras presidenciables de cara a 2028, y su declaración pública sobre uno de los temas más sensibles de la política exterior filipina marca una señal clara de posicionamiento.
Hasta ahora, había mantenido un perfil bajo en el conflicto del Mar de China Meridional, pero con esta intervención rompe su silencio y planta bandera.
Al mismo tiempo, reafirmó el derecho de Filipinas sobre las aguas del Mar de Filipinas Occidental, recordando que el país ya ganó el arbitraje internacional contra China en 2016. “El laudo nos pertenece. Solo resta hacerlo valer diplomáticamente”, afirmó.
La coalición que llevó a Marcos Jr. y a Duterte-Carpio al poder en 2022, conocida como “Uniteam”, parece haber llegado a su fin. Las diferencias ideológicas y estratégicas entre ambos líderes son ya irreconciliables, y la vicepresidenta ha comenzado a trazar su propio camino, con un discurso que apunta a una política exterior verdaderamente independiente, libre del tutelaje de Washington y del supuesto “chantaje” de Pekín.
Foto de la portada: Manila Expres