África Análisis del equipo de PIA Global Sahel

Confederación de Estados del Sahel, el nuevo enemigo de Occidente en África

Escrito Por Beto Cremonte

Por Beto Cremonte*
Desde la creación de la Confederación de Estados del Sahel, Burkina Faso, especialmente ha sufrido el recrudecimiento del terrorismo en el norte del país. Los ataques relacionados con grupos “yihadistas” se suceden y recrudecen la violencias en la región.

El Sahel, una vasta franja de tierra que se extiende a lo largo de África Occidental desde Mauritania hasta Sudán, ha sido testigo de cambios notables en materia de seguridad durante la última década, un periodo caracterizado, además, por un aumento preocupante de la actividad terrorista, llevada adelante por grupos asociados con Al Qaeda o ISIS. Esta alarmante tendencia se une a un escenario geopolítico de alianzas cambiantes, inestabilidad política, la retirada de tropas francesas, el desmantelamiento de estructuras de seguridad conjuntas y la aparición de nuevos actores externos, como Rusia o China que están teniendo una notable influencia en la población y en los gobiernos de la región. 

La situación provocada por este cúmulo de factores se ve agravada, además, por problemas endémicos como la pobreza, la desigualdad y los efectos del cambio climático. Cuestiones que no solo suceden en el Sahel, sino que son moneda común para todo el continente africano.

Las estructuras de seguridad en el Sahel se encuentran en medio de un profundo proceso de transformación. El año 2023 marcó el fin de una era en la región, la era de la intervención militar extranjera en la región. Hecho que se da a partir de que los principales mecanismos bilaterales y multilaterales de seguridad y mantenimiento de la paz vigentes durante casi una década fueron disueltos. Es cierto que, desde un primer momento, la miríada de iniciativas adoptadas tras diversas cumbres y fomentadas por diferentes socios internacionales para abordar la crisis de seguridad en el Sahel, como el G5-Sahel, las operaciones Barkhane y Takuba, la MINUSMA, planteaban retos notables en materia de coordinación. Asegurar la consistencia, la coherencia y la complementariedad entre las iniciativas resultaron finalmente ser obstáculos insuperables.

En lo que supuso un gran revés para la seguridad regional, el G5-Sahel, formado en 2014 para combatir el terrorismo y estabilizar la región, anunció su disolución a finales de 2023. También la participación antiterrorista francesa en el Sahel tuvo su fin en 2023. A través de un enfoque multidimensional, la Operación Barkhane (una expansión regional de la Operación Serval, centrada en Malí) llevaba una década trabajando en la capacitación de fuerzas locales y en la promoción de mecanismos de cooperación dentro de una coalición internacional para atacar infraestructuras terroristas en la región. A pesar de los éxitos iniciales, la Operación Barkhane fue incapaz de crear condiciones de estabilidad duradera, lo que, unido al desgaste de la misión y las presiones internas, terminó conduciendo a una paulatina reducción de tropas.

Occidente Vs. Terrorismo es igual a más terrorismo

A partir de los acontecimientos en Burkina Faso, donde el terrorismo y la violencia han recrudecido en el transcurso del último mes, es que vamos a partir desde este país en particular para intentar desarrollar un análisis aproximado de lo que ocurre en la región.

De hecho el análisis de la participación de actores occidentales en los ataques terroristas en Burkina Faso es un tema complejo y sensible. Ya que generalmente, la narrativa predominante es que los ataques terroristas en el país y en la región del Sahel en general son perpetrados principalmente por grupos yihadistas locales e internacionales, como Al Qaeda y el Estado Islámico, que tienen sus propios objetivos y agendas. Además de contar con el apoyo necesario de otros países de la región o de otros continentes como fue el ataque al convoy en el norte de Burkina, donde con apoyo de la inteligencia y tecnología ucraniana, murieron más de 80 soldados rusos junto a elementos del ejército burkinés.

Sin embargo, y entendiendo la complejidad del tema, la relación entre Occidente y los eventos en Burkina Faso puede considerarse de diversas maneras. Por un lado vamos a mencionar la intervención militar y la ayuda externa que quizás sea el más importante o al menos el que más se tiene en cuenta por los resultados inmediatos que arroja: muerte, violencia extrema y terror en varias zonas. Los países occidentales, como Francia y Estados Unidos, han estado involucrados en la región del Sahel a través de las misiones de seguridad y asistencia que nombrábamos anteriormente y que con resultados negativos a la vista a pesar de los “esfuerzos”. Esta tipo de intervención y apoyo suele estar dirigido a combatir el terrorismo y apoyar a los gobiernos locales en su lucha contra los grupos extremistas. Pero claramente las intervenciones occidentales en la región tuvieron efectos indirectos sobre la dinámica local. A veces, las acciones militares o políticas de los países occidentales pueden influir en la radicalización de ciertos grupos o individuos, aunque esto no significa que estos países estén directamente implicados en los ataques, pero sí detrás de su financiación o de los intereses que se persiguen.

Es allí donde los intereses geopolíticos de Occidente en la región, como el acceso a recursos naturales y la estabilidad regional, también pueden tener un impacto en la situación local. Las políticas y estrategias de los países occidentales pueden influir en la forma en que se desarrollan los conflictos y en cómo los grupos extremistas responden acorde, claro, a intereses fuera de África.

Confederación, soberanía, independencia y más terrorismo

La reciente creación de la Confederación de los Estados del Sahel parece haber exacerbado los intereses occidentales en la región, también sus líderes inquietan a los antiguos y actuales colonizadores. Es por ello que la Confederación de Estados del Sahel, una organización regional que busca promover la cooperación y el desarrollo en el área del Sahel y el Sahara, pueda ser uno de los principales motivos de los ataques terroristas en la región llevados a cabo por grupos armados vinculados a Al Qaeda, Jama’at Nusrat al-Islam wal-Muslimin (JNIM).Si bien esta afirmación arroja elementos de análisis complejos y multifacéticos, tiene una serie de puntos a los que debemos prestar especial atención.

La cooperación regional y seguridad es el punto de partida en principio de la AES (Asociación de Estados del Sahel) que si se quiere es el embrión de la Confederación recientemente formada y que busca fomentar la cooperación entre los países miembros en áreas como la seguridad, el desarrollo económico y la gestión de recursos. En teoría, una cooperación más estrecha podría ayudar a fortalecer la capacidad de los Estados para enfrentar las amenazas terroristas. Sin embargo, la eficacia de esta cooperación puede verse limitada por la falta de recursos, la falta de coordinación entre los Estados miembros y los desafíos políticos internos. Pero al estar recién dando sus primeros pasos es algo que pertenece al campo de las incógnitas para muchos analistas, aunque del lado de occidente claramente ven en la Confederación un peligro latente para sus intereses.

Para el periodista y líder de la organización social «Descendiente de Thomas Sankara» de Burkina Faso, Yusuf Yop “La Confederación del Sahel representa una voz más fuerte en la escena internacional y sería capaz de defender mejor los intereses de la región en las negociaciones globales, ya sea en cuestiones de seguridad y su postura frente a occidente. Además, su fortalecimiento da un sentimiento de solidaridad entre los pueblos de la región, creando una identidad colectiva y un objetivo común para la paz, la estabilidad y el progreso. No olvidemos que el Sahel es rico en recursos naturales, por lo que una gestión coordinada y equitativa de estos recursos en el marco de una federación está ayudando a maximizar los beneficios para todos los miembros, reduciendo las desigualdades y las tensiones entre los estados miembros que anteriormente mantenían relaciones conflictivas”

Entonces aquí podemos observar, según se desprende de las declaraciones que hizo Yusuf Yop, exclusivas para PIA Global, un segundo punto desde el que abordar el recrudecimiento de la violencia en Burkina Faso: el desarrollo económico que promete la Confederación incluido como uno de sus objetivos principales. El desarrollo económico puede ser una herramienta importante para combatir el terrorismo, ya que la pobreza y la falta de oportunidades a menudo contribuyen a la radicalización. Sin embargo, el impacto real de las iniciativas de desarrollo promovidas por la CES en la reducción de la violencia y el terrorismo es difícil de cuantificar y puede verse limitado por la inestabilidad política y la corrupción. Por otro lado debemos también mencionar los límites que tiene la Confederación para coordinar respuestas a crisis regionales, como los ataques terroristas en Burkina Faso. Aunque la Confederación tiene un mandato para abordar problemas regionales, las respuestas efectivas a las crisis de seguridad suelen requerir una coordinación más estrecha y una capacidad operativa que puede superar la de una organización regional con recursos limitados. Es allí donde las alianzas multilaterales con otros actores externos se tornan fundamentales para la Confederación.

Traoré y el “eje del mal” para Occidente

La figura de Ibrahim Traoré, el actual líder del gobierno de transición en Burkina Faso, ha tenido un impacto significativo en la región del Sahel, tanto en términos de política interna como de seguridad regional. Desde su llegada al gobierno luego de un golpe de estado en septiembre de 2022, derrocando al entonces presidente Paul-Henri Sandaogo Damiba. Su gobierno ha impulsado una agenda centrada en la seguridad y la soberanía nacional, en un contexto donde el país enfrenta una creciente insurgencia yihadista. Esta política ha generado tanto el apoyo de una gran parte de la población dentro de Burkina Faso. También ha captado la atención de otros líderes mundiales, tal el caso de Vladimir Putin. El presidente de la Federación Rusa se ha mostrado muy receptivo y colaborador con las políticas llevadas adelante por el presidente burkinés.

Traoré ha priorizado la lucha contra los grupos terroristas en el Sahel, y su gobierno ha tomado medidas para aumentar la presencia militar en las zonas afectadas por el conflicto. La percepción de que el gobierno de Traoré es más agresivo en la lucha contra el terrorismo puede tener implicaciones tanto positivas como negativas. Por un lado, una mayor acción militar podría ayudar a combatir a los grupos extremistas. Por otro lado, también puede haber riesgos asociados, como el incremento de la violencia o la posible escalada del conflicto. En este sentido Yusuf Yop señala que: “La resurgencia del terrorismo en Burkina Faso, marcada por una serie de ataques recientes, parece apuntar directamente a la revolución liderada por el presidente Ibrahim Traoré. Estos ataques, orquestados por grupos extremistas, tienen como objetivo debilitar al gobierno y sumir al país en una espiral de violencia. Al atacar a las fuerzas de defensa y seguridad (FDS), a los voluntarios para la defensa de la patria (VDP) y, sobre todo, ahora a los civiles, estos grupos buscan sembrar el miedo y socavar los esfuerzos de estabilización y desarrollo del gobierno burkinés. Esta violencia amenaza con obstaculizar las reformas e iniciativas destinadas a reforzar la seguridad, desarrollar la infraestructura digital y promover la independencia del país frente a las influencias externas.”

La política exterior de Traoré ha sido marcada por un cambio en las alianzas. Su gobierno ha mostrado un interés creciente en buscar asociaciones más estrechas con países como Rusia, mientras que las relaciones con actores tradicionales como Francia y otros socios occidentales se han enfriado  o directamente se han cortado. Este giro puede tener un impacto en la dinámica de seguridad en la región, ya que las alianzas internacionales y el apoyo militar pueden influir en la capacidad de Burkina Faso para enfrentar los desafíos terroristas. Pero aun así el líder burkinés asume los riesgos del caso convencido en el camino que ha tomado es el correcto para su pueblo y en ello sabe que los acuerdos y asociaciones serán posibles en tanto y en cuanto no esté en juego la soberanía de su país. este es un cambio sustancial en la política continental incluso

La figura de Traoré también influye en la región del Sahel en términos de estabilidad y cooperación regional. Los cambios en el liderazgo en Burkina Faso pueden mejorar la cooperación con otros países vecinos en temas de seguridad y desarrollo. La región del Sahel enfrenta desafíos compartidos, como el terrorismo, la inseguridad alimentaria y el cambio climático, y la postura de Traoré podría influir en las iniciativas de cooperación regional. En su carta fundacional la Confederación establece que aquellos Estados dispuestos a integrar dicha organización serán bienvenidos. El acercamiento de países como Chad y Senegal hace pensar en la ampliación cercana CES.

Occidente insiste en la narrativa de la ilegitimidad del gobierno de Traoré aduciendo que su ascenso al poder fue a través de un golpe de Estado, en este sentido lo que se busca es vaciar de legitimidad al hacia el interior del país y por supuesto horadar su figura ante los actores externos. Traoré es percibido tanto a nivel nacional como internacional como una figura que vino a cambiar la forma de hacer política y no solo en las formas sino además en hacer efectivos esos cambios en la vida diaria de los burkineses.  Es aquí donde, para algunos analistas con un sesgo netamente occidentalista, surgen dudas en cuanto a la capacidad de Traoré de comandar el país y llevarlo a la paz. Retomando los dichos de Yusuf Yop: “Estas crecientes tensiones ilustran los desafíos importantes a los que se enfrentan el presidente Traoré y su gobierno para mantener la estabilidad, proteger los logros de la revolución y garantizar un futuro de paz y prosperidad para Burkina Faso”

La figura de Ibrahim Traoré ha tenido un impacto notable en la dinámica de seguridad y política en Burkina Faso y la región del Sahel. Su enfoque en la seguridad y las alianzas internacionales, junto con su ascenso al poder a través de un golpe de estado, han moldeado tanto la política interna como la interacción regional en un contexto de creciente conflicto. La influencia de Traoré en la región es un factor importante que debe ser monitoreado para comprender mejor los desarrollos futuros en el Sahel y su naciente Confederación hoy convertida en un enemigo a combatir por las fuerzas occidentales.

Es por ello que, como dice Yop: “La importancia de la Confederación del Sahel radica en la colaboración para enfrentar desafíos comunes como el terrorismo y la inestabilidad política. Al unirse, los países del Sahel pueden fortalecer su capacidad para responder colectivamente a estos desafíos. Esta federación permitiría una mejor coordinación de los esfuerzos militares y de seguridad, esencial para luchar eficazmente contra el terrorismo y los grupos armados que operan más allá de las fronteras nacionales.”.

*Beto Cremonte,  docente, profesor de Comunicación social y periodismo, egresado de la UNLP, Licenciado en Comunicación social, UNLP, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS UNLP.

Acerca del autor

Beto Cremonte

Docente, profesor de Comunicación social y periodismo, egresado de la Unlp, Licenciado en Comunicación social, Unlp, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS Unlp

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