Quizás hoy el drama de las migraciones irregulares y los desplazamientos forzados de personas nos lleven a poner la mirada muy lejos de un pedacito de tierra perdido en el Índico. La frontera mejicana con los Estados Unidos hoy ocupa la primera plana de los medios de comunicación. Pero también se habla de migración “ilegal” cuando africanos, en una patera, intentan llegar a Europa desafiando las bravas aguas del Pacífico. También cuando apilados por montones se cuentan los cadáveres en la cerca que separa África de Europa en Ceuta o Melilla.
Hoy intentaremos desandar el camino de otro drama de “migrantes y desplazados”, donde el colonialismo juega su partido. Los intereses franceses lejos, a miles de kilómetros de la bastilla, se dirimen en una pequeña porción de tierra entre Madagascar y el continente africano. La isla Mayotte, en el collar de islas de las Comoras.
Las tensiones están aumentando entre las Comoras y la isla de Mayotte, que como hemos dicho es colonia francesa, debido a los esfuerzos de Mayotte para deportar inmigrantes irregulares de las Comoras a su país de origen. La Operación Wuambushu (‘recuperación’) de Mayotte se lanzó el mes pasado para expulsar a los inmigrantes irregulares de los barrios marginales de Mayotte y enviarlos unos 70 km a la isla comorana más cercana de Anjouan. Pero esto se estancó porque el gobierno comorano del presidente Azali Assoumani se negó a aceptar a los deportados.
Mayotte es geográficamente parte del archipiélago de las Comoras, en la entrada norte del Canal de Mozambique frente a la costa este de África. Era parte del territorio colonial francés de las Comoras. Pero en 1975, cuando las otras islas, Gran Comora, Mohéli y Anjouan, formaron la república independiente de las Comoras, el pueblo de Mayotte eligió por referéndum popular seguir formando parte de Francia.
Comoras todavía reclama Mayotte y cuenta con el apoyo de las Naciones Unidas y la Unión Africana. Pero los Mahorais, los pobladores de Mayotte prefieren seguir siendo franceses porque aunque Mayotte es el más pobre de los 101 departamentos colonizados de Francia, todavía está mejor que las Comoras. De ahí su atractivo para los inmigrantes comoranos, que corren el riesgo de la aventura migratoria en botes “kwassa-kwassa”, típicos botes improvisados que cuentan con nula seguridad para navegar. Se estima que aproximadamente la mitad de los aproximadamente 350 000 habitantes de Mayotte son extranjeros, en su mayoría comoranos.
Comoras ha exigido que los deportados presenten una identificación comorana antes de permitirles desembarcar. Pero la mayoría no tienen esos documentos.
Assoumani criticó a París por la Operación Wuambushu y dijo que «va en contra del respeto por los derechos humanos y corre el riesgo de dañar las buenas relaciones entre los dos países». Dijo que la operación había interrumpido 20 años de cooperación entre las Comoras y Francia sobre el tema de la migración de Mayotte. Assoumani puede haberse envalentonado para desafiar a Francia por la reciente elección de Comoras como presidente de la UA. Mayotte todavía figura como un asunto pendiente en el discurso de descolonización. Y la UA tiene una posición política contra los retornos forzados.
Presionar a las Comoras para que acepten a miles sin ningún programa de reintegración no es bueno para Mayotte, las Comoras o África. Al igual que con la crisis migratoria más grande en el Mediterráneo, la saga Mayotte-Comoras parece difícil de resolver.
“El gobierno comorano conoció con asombro la noticia del mantenimiento del proyecto del gobierno francés (…) destinado a proceder, en la isla comorana de Mayotte, a la destrucción de los barrios marginales, seguida de la expulsión de todos sus ocupantes sin papeles, a la isla de Anjouan”, indica un comunicado de prensa de la presidencia de las Comoras. Las autoridades comoranas piden a las autoridades francesas que “renuncien” a ese plan, pero parece ser que los intereses de Macron de llevar adelante la Operación Wuambushu siguen en pie muy a pesar de las consecuencias que ello podría acarrear. En Mayotte se alzaron voces para expresar los temores que suscita tal operación.
El reclamo de Comoras
La disputa territorial entre Mayotte y la Unión de las Comoras sigue siendo un problema para Francia. De hecho, la soberanía del departamento francés más joven y más pequeño ubicado en el Océano Índico está en el centro de una disputa territorial y es objeto de acalorados debates desde varias décadas. También se mezcla en los discursos políticos dentro de Francia. Promesas y pomposos relatos de los principales actores que hacen de la política migratoria y de la colonización una herramienta para sumar electores se escucharon en la última campaña hacia la presidencia francesa. Marine Le Pen, la ultra derechista candidata también prometió durante su campaña ocuparse del tema incluso devolver Mayotte a las Comoras.
Si es indiscutible que las cuatro islas que forman el archipiélago de las Comoras tienen en común una geografía y gran parte de su población, es necesario volver brevemente a la historia del archipiélago para entender las tensiones entre Mayotte y sus vecinos.
En el siglo VII, las islas estaban pobladas por agricultores y pescadores bantúes de África, así como comerciantes malgaches y austronesios del archipiélago de indonesia. Desde el siglo XIII, familias de Shiraz, en Persia, se asentaron en el archipiélago y de inmediato trataron de establecer su dominación, imponer su cultura y reducir las poblaciones locales a su merced, el comienzo de la esclavitud se podría señalar en este punto de la historia. Luego, las islas son gobernadas por sultanes de diferentes familias chirazianas. El sultán de Mayotte, Andrian Tsouli, busca el apoyo de una potencia extranjera para consolidar su base política en la isla más malgache del archipiélago y en 1841, cedió Mayotte a Francia. La isla se convirtió en colonia francesa en 1843. El protectorado francés se estableció en las otras tres islas en 1886 y estas fueron erigidas como colonias francesas en 1912, casi 70 años después de Mayotte.
La determinación de los habitantes de la isla de Mayotte, los Mahorais, de lograr un anclaje permanente dentro de la República Francesa es anterior al período de descolonización. El año 1958 marcó una ruptura en la relación entre comoranos y mahorais. La Asamblea Territorial de las Comoras vota la transferencia desde la capital de Dzaoudzi (Mayotte) hasta Moroni (Gran Comora). Esta situación segrega una un cierto resentimiento entre los Mahorais y conduce a la fundación de Movimiento Popular de Mahoran (MPM) en 1966.
En 1974, los comoranos son consultados sobre su deseo de independencia. Es la descolonización lo que marca el punto de partida del «doloroso expediente que dura más de cuarenta años» entre Francia y las Comoras, como recordó Azali Assoumani, presidente de la Unión de las Comoras el 22 de septiembre de 2022 ante la ONU.
Mientras que los habitantes de las tres islas vecinas votan mayoritariamente «sí», los mahorais se destacan votando «no» y subrayan su deseo de permanecer dentro de la República Francesa.
Ante este resultado, la asamblea de las Comoras proclamó en 1975 la independencia de las islas del archipiélago, incluida Mayotte. Ante la protesta de los Mahorais y la preocupación de perder un territorio geoestratégico en el Índico, Francia toma nota de la independencia de las islas, excepto Mayotte, casi seis meses después de la proclamación de la independencia y unas pocas semanas después de que el nuevo estado de las Comoras se uniera a la ONU. En lugar de considerar esta votación en su conjunto según el derecho internacional en nombre de la intangibilidad de las fronteras, Francia organiza una segunda consulta de la población de Mayotte sobre su deseo de seguir siendo francesa o de integrarse en el nuevo Estado comorano. En 1976, el Mahorais elige Francia con más del 99% de los votos.
La Asamblea General de las Naciones Unidas abordó inmediatamente el asunto, condenó las acciones del Estado francés y afirmó la soberanía de las Comoras sobre la isla de Mayotte. A esta condena, Francia replica con el principio de la autodeterminación de los pueblos y, por tanto, considera que su decisión es conforme al derecho internacional.
De 1976 a 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó 18 resoluciones. Cada uno de ellos se refiere a la Resolución 1514 (XV) de 1960 afirmando la soberanía de las Comoras sobre la isla de Mayotte.
Sin embargo, en el transcurso de estos, las palabras utilizadas por la ONU son cada vez más matizados pasando de “condena” a “invita”, y la abstención de los Estados votantes para pronunciarse sobre este tema es cada vez mayor. Durante la última resolución, el «sí» sigue siendo mayoritario pero con sólo el 47,28% de los Estados.
A partir de 1996, la Unión de las Comoras ya no tomó las medidas necesarias para incluir la cuestión de Mayotte en la agenda final de la Asamblea General de la ONU. A pesar de ello, las tensiones diplomáticas siguen muy presentes y el tema se plantea regularmente en los discursos de los presidentes de las Comoras.
Por su parte, Francia afirma claramente su voluntad de preferir la opinión del pueblo a la de los organismos internacionales.
El estatus que le otorga a Mayotte ser el territorio número 101 bajo la tutela francesa (colonización) se obtuvo tras una votación unánime del Consejo Europeo. Lo llamativo es que ninguno de los Estados miembros notó ninguna contradicción con su propia posición en la ONU.
Aunque la Mayotte francesa aún no tiene ningún reconocimiento internacional, parece que este tema ya no está en el centro de las preocupaciones globales y que cada vez toma más el camino de la aceptación, excepto por Comoras.
Comoras y su inestabilidad política
Tras sufrir una veintena de golpes de estado entre 1975 y 2001, el Estado de las Comoras ha experimentado una larga inestabilidad política e institucional desde su independencia. La crisis separatista la más profunda reside probablemente en la declaración de secesión de las islas de Anjouan y Moheli en 1997. Las islas declaran su independencia y solicitan sin éxito su adhesión a Francia. Al no poder recuperar su autoridad por la fuerza, el gobierno central de las Comoras inició un largo proceso de reconciliación que terminó con la ratificación de la nueva constitución de la Unión de las Comoras de 2001.
Sin embargo, en 2018, Azali Assoumani organizó una reforma constitucional para poder extender la duración de la presidencia de uno a dos mandatos. Más allá de la inestabilidad política e institucional del país, las Comoras también se enfrentan a eventos climáticos y ambientales (ciclones, inundaciones, etc.), eventos económicos (escasez de productos de primera necesidad) o en temas relacionados con la atención primaria de la salud. Hoy, el país es uno de los 47 estados cuyo nivel de desarrollo es el más débil y ocupa el puesto 21 como Estado más corrupto según el Índice de Percepción de la Corrupción en 2020.
Esta situación ofrece pocas perspectivas felices a los comoranos, y los empuja incluso a querer migrar clandestinamente a Mayotte. Prefieren pertenecer a una colonia francesa que a una nación libre que no les garantice el sustento. Las condiciones bajo las cuales viven en Mayotte tampoco son garantía de subsistencia, pero al parecer el “status francés” es muy atractivo.
Hoy, casi uno de cada dos habitantes es nacionalidad extranjera y el 77% de los habitantes vive por debajo del umbral de pobreza, a menudo en barrios marginales.
Las desigualdades sociales y la explosión demográfica, ligadas a una alta natalidad y a importantes flujos migratorios, generan muchas tensiones en esta pequeña isla de tan solo 375 km2. Inseguridad diaria y brote de violencia de los últimos años han cristalizado los debates en torno al tema migratorio.
Para comprender completamente la naturaleza explosiva de la situación de Mayotte, se necesitan algunas cifras clave. La tasa de natalidad en Mayotte es extremadamente alta: en 2021 fue de 4,6 hijos por mujer. Además, la mitad de la población tiene menos de 18 años. Datos oficiales aún más inquietantes del INSEE: en Mayotte, un sorprendente cuatro de cada diez residencias son viviendas precarias hechas de materiales extraídos de la basura, como piezas de madera contrachapada y láminas de metal corrugado; tres de cada diez viviendas carecen de agua corriente; en 2022, la tasa de desempleo de Mayotte fue del 34 por ciento; por último, pero no menos importante, en 2018, el 77 por ciento de la población vivía por debajo del nivel de pobreza de Francia.
En este sentido, Francia es hoy el principal donante de las Comoras y le concede una importante ayuda financiera, a cambio de una lucha contra salida de estos nacionales a Mayotte.
No es que el presidente Macron y su administración necesitaran una nueva crisis para aumentar la agitación de su segundo mandato en el poder. A diferencia de Malí o Burkina Faso, donde las juntas militares pidieron sin rodeos a las tropas francesas que se fueran, Mayotte es, en efecto, un departamento francés de pleno derecho. La reminiscencia de un vasto imperio que ha desaparecido casi por completo. Todos los imperios se desvanecen en sus respectivos marcos históricos.
Algunos terminaron abruptamente, como el imperio otomano inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial cuando los vencedores imperiales (el Reino Unido y Francia) lo desmantelaron a través del tratado secreto Syke-Picot de 1916 que determinó sus respectivos botines coloniales de guerra en toda la Edad Media. Este. Algunos imperios , como los imperios británico y francés en tiempos más recientes, se enfrentan a una lenta erosión tras el flujo de las luchas por la autodeterminación y, finalmente, la independencia de las poblaciones indígenas de los poderes coloniales.
Incluso en los imperios que desaparecen, la lucha contra el colonialismo continúa y se hace oir fuertemente aun perdidos en un rincón olvidado de un continente olvidado por años, hoy como territorio en disputa de los nuevos y viejos imperios.
La migración y los desplazamientos irregulares de personas que buscan oportunidades para una mejor vida, muchas veces es solo supervivencia y no mucho más, también es un tema de la lucha inter imperial en la que se está sumergiendo el continente africano. La isla Mayotte no escapa a esta lógica, aún con la escasa influencia de un imperio francés que hace agua por todos lados. Lo cierto es que el de Mayotte debe ser comprendido no solo como neocolonialismo, sino también como una causa más de la crisis migratoria global debido al creciente impacto catastrófico del colapso climático y a la desigualdad económica y cultural a la que están hundiendo a una parte (cada vez mayor) de la población los dueños del mundo.
*Beto Cremonte es docente, profesor de Comunicación Social y Periodismo, egresado de la UNLP, Licenciado en Comunicación Social, UNLP, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política, FPyCS UNLP.
Foto de portada: banderas de Comoras y Mayotte