El gobierno de Petro – Márquez es uno que propone llevarnos a lo que ellos denominan la Paz Total. El término y la propuesta en sí, ha recibido varias críticas merecidas, no menos por equiparar a la insurgencia del ELN con los grupos armados de narcotráfico. Pero hay otro aspecto de su gobierno que nos invita a reflexionar sobre lo que Petro – Márquez entienden por paz y una sociedad desmilitarizada que rompe con el pasado y presente de un Estado represivo donde la respuesta a todo es lo militar. Un primer paso sería quitar espacios civiles a los militares.
Pero Petro ya hizo declaraciones que dan a entender que él y Márquez no piensan así. Nada más asumir la presidencia declaró que la respuesta a la deforestación de la Amazonía no sólo era militar sino gringa. En la campaña electoral su propuesta era distinta, no se habló de militares en ninguna parte, sino de democracia, autonomía, medidas contra el narcotráfico, lavado de activos.
Detendremos la deforestación y la quema de la selva. Desmontaremos los motores de la deforestación, entre ellos: el desplazamiento a la Amazonia de población sin empleo y campesinos sin tierra en el interior del país; los acaparadores de tierra y promotores de la ganadería extensiva y otros monocultivos; la corrupción en las entidades públicas; el lavado de divisas mediante la compra de tierras deforestadas, fruto del narcotráfico y de la corrupción; la extracción de madera sin control; etc.[1]
Y dijo que los pactos para proteger a las selvas serían con las comunidades y no con militares nacionales o extranjeros.
Construiremos un gran pacto nacional de trascendencia regional y global para la defensa ambiental de la Amazonia, la Orinoquía, y el corredor biogeográfico del Pacífico. Daremos forma a acuerdos comunitarios para la regeneración, restauración ecológica, protección y preservación de estos ecosistemas con base en procesos organizativos, propendiendo por la ampliación de territorios colectivos, titulación de predios y fortaleciendo las autoridades tradicionales y ancestrales. Reconoceremos las formas de vida propias de comunidades rurales en ecosistemas estratégicos y sus formas de producción ecológica y económica en estos entornos, así como el manejo ambiental propio.[2]
Todo suena bonito, pero va de la mano de la militarización. Propuso una especie de alianza militar con los EE.UU. para evitar la quema de la selva, copiando el modelo ya existente en Brasil donde los EE.UU., que ya tiene una base militar, para apagar incendios. Claro en Brasil, las empresas mineras, madereras etc., incursionan en el territorio con el visto bueno del gobierno. La presencia de militares norteamericanos nunca impidió nada de las políticas extractivistas de los gobiernos de Lula, Dilma y Bolsonaro, y mucho menos de la pobreza.
Como han señalado otros, es nada más que la militarización del ambientalismo y es un viejo refrán de los imperialistas que ellos deben mandar donde quieran y eso incluye a la Amazonia. Antes esgrimían la lucha anti-narcótica como excusa, y ahora el calentamiento global. Al Gore una vez dijo que “La Amazonia no es su propiedad, nos pertenece a todos.” Claro, por todos, este sátrapa, entiende el imperialismo gringo: los EE.UU. Es el mismo discurso que tienen frente al petróleo, no pertenece a los países que lo tienen sino a todos, es decir las empresas norteamericanas y europeas. La fama de Gore como ambientalista es inmerecida, pero su fama de viejo imperialista es completamente justificada. Otros gobiernos han expresado sentimientos parecidos, lo de Gore no fue un exabrupto individual. Macron, la OTAN como tal y la influyente revista Foreign Policy han argumentado a favor de una intervención militar en la región en aras de proteger al planeta.[3]
Petro no está a favor de que Colombia sea miembro de la OTAN, por el momento, más bien propone una alianza militar regional.[4] Contra quién o qué lucharía esa alianza no está nada claro, o si sería simplemente un apéndice no declarado de la OTAN. Pero nos debe preocupar y no poco. En noviembre se reunió con representantes de la Embajada de los EE.UU. y la Sub Secretaria para Asuntos Políticos, Victoria Nuland. Nuland tuiteó luego de la reunión:
Gracias Presidente de Colombia Gustavo por la productiva reunión en la que reafirmamos la importancia de nuestra alianza continua en materia de seguridad, paz, progreso para Venezuela y protección de nuestro planeta.[5] (La traducción es de la Embajada)
Teniendo en cuenta el pasado tenebroso de Nuland en Ucrania en 2014, habría que tener mucho cuidado con ella, pero existen quienes creen que Petro manda.
No es el único asunto donde propone soluciones militares y no civiles. Ante la falta de acceso a la salud en los territorios del Pacífico también propuso militarizar la respuesta. El Pacífico es una de las regiones con los peores indicadores en materia de salud. Nadie duda de la necesidad de una respuesta urgente e integral para la región. El barco militar USNS Comfort visitó Colombia para prestar ayuda médica. No es la primera vez que dicho barco haya visitado el país, lo hizo 4 veces como parte de la misión Continuing Promise,[6] una iniciativa médica y de relaciones públicas desplegando el Soft Power de los EE.UU. También, este barco, participó en las dos guerras en Iraq como hospital militar, y en la invasión de Haití en 1994. La respuesta de Petro en Twitter fue:
Agradezco este apoyo en salud que hace el gobierno de los EEUU al pueblo del caribe. Importante que pensemos también en el pacífico. Una misión para la armada nacional además de la construcción de la primera fragata “made in Colombia” será la construcción de un barco hospital.[7]
En un Estado no militarizado la salud debe estar a cargo del Ministerio de Salud y no del Ministerio de Defensa, pero Petro – Márquez quieren llevar la salud al Pacífico mediante las instituciones militares y no las civiles. ¡Qué incoherencia con el discurso público! En otros gobiernos los militares han usado su poder económico y las jornadas cívico militares como parte de sus operaciones de inteligencia y bélicas. Se justifica la movilización de tropas y la exigencia de la cooperación de la población civil en pro del acceso a servicios médicos que prestan civiles en Bogotá y otras partes del país sin tener que rendir cuentas a una institución militar en medio de una guerra.
El gobierno Petro – Márquez también va a seguir con la propuesta del gobierno de Santos de construir una base militar en la Isla Gorgona. Valga recordar que Santos fue otro de esos hombres de paz que abundan en Colombia: los halcones vestidos de palomas. La Isla Gorgona fue durante muchos años un centro penitenciario, la versión colombiana de la infame Isla del Diablo inmortalizada en la película Papillon con Steve McQueen. En 1982, la UNESCO declaró la Isla Gorgona como Patrimonio de la Humanidad por su alto valor ecológico. Ahora quieren seguir con el plan de poner una base militar allá. Lo novedoso en el gobierno de Petro – Márquez es que corre el rumor que los EE.UU. tendrán acceso a esa base. No es nada descabellado pensar así, pues el mismo proyecto tiene fines anti-narcóticos y es financiado por la Embajada de los EE.UU. en el país.[8] Con total seguridad, cómo mínimo tiene acceso la DEA. Existen alternativas, como un buque de guerra como centro de operaciones. Petro quiere que la Armada construya un barco hospital, pero no es capaz de decirles que hagan un barco para lo que sí les corresponde.
Dice que quiere la paz, pero quiere fomentar lo militar en todo momento, hasta apareciendo cada vez que pueda con cachuchas de las instituciones militares. Hasta el momento no ha hecho el ridículo como Iván Duque vistiéndose de policía en medio del Paro Nacional de 2021, pero como dicen sus colaboradores sólo lleva algo más de 100 días como presidente y hay que darle tiempo. En todo circo siempre hay que esperar a que aparezca el payaso. No siempre podemos ver el domador de leones, pero payasos y payasadas nunca faltan.
Varios arribistas de las organizaciones sociales y de derechos humanos corrieron a ocupar puestos en los ministerios de Defensa y también del Interior. Antes eran críticos de las fuerzas militares y policiales del Estado, ahora velan por su buen nombre en materia de derechos humanos y derecho internacional humanitario. Ellos también promueven lo militar en cada momento. La recién nombrada Alexandra González, otrora funcionaria del Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, quien actualmente funge como Secretaria de Gabinete del Ministerio de Defensa Nacional publicó un tuit efusivo en sus loas a las fuerzas militares por la construcción de obras civiles. Proclamó que “Estamos construyendo una Fuerza Pública para la paz.” Y lo acompañó con una imagen de un tuit del Ministerio de Defensa que decía “Ingenieros militares construirán vías terciarias en beneficio de la población campesina”.[9] No entiende ella que las fuerzas militares no son para más nada que la guerra, aun en tiempos de paz, se preparan para la guerra, es su única función. De todas formas, nadie nos explica porque tienen que ser los militares quienes construyen esas vías. Pero resulta que como buena politiquera reclama como propio lo ajeno. Le contestaron en Twitter que ese proyecto es de vieja data. Un militar retirado y exasesor del Alto Comisionado para la Paz le señaló un artículo del periódico regional El Quindiano, de su propia autoría, hablando de los inicios de los proyectos cívico – militares en los años 60.[10]
Todos los gobiernos han ejecutado obras de infraestructura a través del Ministerio de Defensa y en todos los gobiernos los han llamado proyectos de paz. Quizás los evadidos de las organizaciones de derechos humanos sienten la necesidad de decir que es nuevo para no dejar en evidencia que existe una continuidad entre este gobierno y todos los anteriores. No entiendo para que firman la declaración no vinculante de escuelas seguras, si van promoviendo la presencia militar en todos los demás aspectos de la vida civil. Lo ideal sería no permitir a los militares usar escuelas como bases o escudos humanos en medio de combates y tampoco emplearlos para construir obras de infraestructura.
Si realmente fuera progresista (término poco preciso) quitaría contratos civiles a los militares, la salud sería la responsabilidad exclusiva de las entidades de salud y no de militares, no propondría una alianza militar en un mundo donde sobran las alianzas bélicas y los símbolos que exaltaría serían los símbolos civiles, de la gente, de las comunidades, hasta de algún sindicato, aunque solo fuera por pura nostalgia, pues cuando era alcalde de Bogotá no creía mucho en los sindicatos.
Gearóid Ó Loingsigh* es un activista político, analista del conflicto colombiano y autor de varios libros sobre el conflicto, entre ellos La reconquista del Pacífico, Extractivismo y muerte en el nororiente y Machuca.
Referencias:
[1] Véase https://gustavopetro.co/programa-de-gobierno/temas/propuestas-por-territorio/amazonia/
[2] Colombia Potencia Mundial de la Vida, Programa de Gobierno 2022 – 2024 pp 14 y 15 (disponible en https://gustavopetro.co
[3] Harris, R. (28/10/2022) NATO in the Amazon: Petro Plays with Fire https://www.counterpunch.org/2022/10/28/nato-in-the-amazon-petro-plays-with-fire/
[4] Véase https://twitter.com/mperelman/status/1592165003154853889?s=20&t=lUaSWKgD_-bO6wY-w4ELQA
[5] Véase https://twitter.com/USEmbassyBogota/status/1593757340737601544?t=bRqM8J-icRG6EKJuQMhCZA&s=35
[6] Véase https://www.msc.usff.navy.mil/Ships/Comfort/History/
[7] Véase https://twitter.com/petrogustavo/status/1592199983943802880?s=20&t=nEMFaz_35YUU4LQXXZz0zA
[8] El Tiempo (26/10/2022) Pese a cuestionamientos, la Armada construirá muelle en Gorgona https://www.eltiempo.com/vida/medio-ambiente/gorgona-pese-a-cuestionamientos-la-armada-construira-muelle-712305
[9] Véase https://twitter.com/alexandraG_Z/status/1593927119352078336?s=20&t=wY2X-DPk17I-e4hnsLAJ3w
[10] Castaño, C. (24/03/2022) Un plan militar para la paz https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/un-plan-militar-para-la-paz
Este artículo fue publicado en www.elsalmon.com.co y otros medios
Imagen de Portada: Presidente Gustavo Petro/ Internet