Colaboraciones Colombia

GUERRA QUÍMICA, ECOCIDIO Y PUNTILLAZO FINAL AL ACUERDO DE LA HABANA 2016

Por Alberto Pinzón Sánchez*.- Forzado por el pentágono estadounidense, empeñado en recuperar de cualquier modo su imagen decadente en el Mundo y dentro de su geoestratégia para mantener estable el precio de la cocaína en las calles del primer mundo mediante la coacción de la “War on Drugs”, o guerra contra las drogas en la región andino amazónica; el pelele Duque que funge como subpresidente en Colombia, con su ministro de guerra el bravucón Molano, han emitido este 12 abril 2021 el decreto 380 que reactiva en el territorio colombiano las fumigaciones (en jerga posmoderna correcta: “aspersiones”) del poderoso veneno químico Glifosato producido por la multinacional Monsanto-Bayer que está prohibido en todos los países del Centro capitalista y reservado solo a hacerlo llover sobre los pobres países de la periferia atrasada o subdesarrollada.

Como se dice en el título de esta nota, no es solo la continuación de la guerra química por otros medios con toda la secuela de males, daños y alteraciones que trae a los tres reinos de la naturaleza o ecocidio generalizado y científicamente comprobado; sino el puntillazo final al ilusorio “Acuerdo de Paz Santos- Timolión 2016”. Un golpe definitivo a ese pacto, amenazado de destrucción desde el momento de su firma por la perfidia de la clase dominante, que tenía como uno de sus ejes una tímida “reforma rural integral” articulada con un plan de sustitución voluntaria de cultivos ilícitos, acogida por unas cien mil familias campesinas colombianas.

Plan integral, sectorial con programas de desarrollo con enfoque territorial para un desarrollo alternativo que bien mirado ahora, después de la miseria, la crisis social agravada por la Pandemia covid, el genocidio social que se está viendo de las zonas escogidas para tal plan, la reactivación del narco paramilitarismo oficial y, del exterminio sistemático gota a gota de los ex guerrilleros acogidos para la reinserción; no pasó de ser una atractiva carnada lanzada por Santos al equipo negociador guerrillero, tragada entera (no se sabe si de buena o mala fe) por el comandante, máxima autoridad político-militar y sus más “íntimos colaboradores”, quienes la impusieron con amenazas de expulsión a sus contradictores que no se tragaron la carnada y después fueron estigmatizados con la ayuda de la falsimedia adicta como disidentes. ¿Disidentes de qué o de quién?

Estamos pues ante la culminación de una estrategia de demolición tan exitosa como perversa y fríamente calculada de la clase dominante colombiana unida, que tenía como único fin tres objetivos concretos sobre los que basó su perfidia e incumplimiento posterior, o “conejo al acuerdo”:

 1- Demoler y fraccionar militar, política y moralmente la más antigua organización de resistencia antiimperialista y antioligárquica en toda sudamérica y sus liderazgos. Lo cual está conseguido.

 2- No hacer “ningún” cambio dentro de la Estatalidad dominante, por ejemplo el más notorio, eliminar la Asamblea Nacional Constituyente como medio para la refrendación del Acuerdo como siempre fue la meta superior de los fundadores de las Farc; reemplazada a última hora  por un extraño Plebiscito sacado de la manga del “Tahúr gobernante”, aceptado dócilmente por el jefe máximo de las guerrillas y sus íntimos de armas en el equipo negociador guerrillero; plebiscito que como se sabía de antemano iba a ser derrotado electoralmente y para evitarlo no se movió un dedo, y al ser derrotado como sucedió, deslegitimó e ilegalizó totalmente dicho Acuerdo y sus liderazgos. Este otro objetivo también está conseguido.  

3- Pero tal vez lo más importante, hacer compatible las dos anteriores metas con la orientación (orden) emanada desde Washington por el gobierno de los EEUU, adecuada en Colombia en las 7 bases militares USA y en los cuarteles de la OTAN recientemente traída a Colombia por el presidente Santos, para continuar con la fallida “guerra contra las drogas” como medio de controlar la región andino-amazónica según lo establecido en 1997 en el Plan Colombia de Pastrana, aprobado en pleno tanto por Republicanos como por Demócratas en el Congreso de los EEUU, y más recientemente, desde el 9 de marzo de 2015, cuando el presidente Obama determinó la eliminación del gobierno bolivariano de Venezuela por constituir una amenaza a la Seguridad de los EEUU y  a su mejor aliado el gobierno actual de Colombia. Este tercer objetivo está a punto de lograrse con el reciclamiento del conflicto interno, los recientes ataques “combinados” contra el gobierno venezolano, la compra de aviones de guerra ultramodernos, y la expedición del mencionado decreto sobre reinicio de las fumigaciones.

Pero como todo en la realidad se mueve dialécticamente, el blindaje buscado por la oligarquía colombiana y el imperialismo para su Régimen contrainsurgente y narco paramilitar de dominación y explotación, con los anteriores tres objetivos también ha generado su contrario: el contra blindaje popular Veamos:

1-Con la demolición militar de la otrora monolítica Farc, han surgido un sin número de grupos guerrilleros (casi todos de carácter regional y Territorial) como restos de la “federación de Frentes, y columnas”  antes mandadas por mandos medios que al haberse deslegitimado el liderazgo superior y central con la “firma” del Pacto de Santos-Timolíon, empezaron a responder a las demandas hechas por sus comunidades de seguridad, supervivencia  y en especial de Resistencia al ataque sistemático Oficial y narco paramilitar oficial, ahora agravado con la guerra química y ecológica que  está en marcha.

2- Con la demolición política de esa dirección guerrillera proclive, han surgido una cantidad importante de dirigentes sociales jóvenes y frescos con propuestas alternativas de movilización social, y realización práctica de alianzas políticas incluso con alcances electorales a futuro.

3- Y con la demolición ético- moral y la deslegitimación de la máxima dirección insurgente, ha surgido a la discusión pública uno de los aspectos que estuvo largo tiempo escondido o subestimado, como fue el de la autocrítica y el reconocimiento público de los graves errores de guerra y de conducción cometidos durante el conflicto por lo que no fueron corregidos, sino que se persistió en ellos llevando a lo que se conoció como “degradación de la confrontación” y a la masiva infiltración militar enemiga con cuadros importantes en la dirección guerrillera. Asistimos a una saludable discusión pública al respecto y al renacimiento del valor ético moral de la lucha de rebeldía y resistencia comunitaria al fascismo dominante.

¿Quién (excepto la pequeña camarilla beneficiada que los rodea) da una lenteja por el liderazgo político, militar o moral de la “Rosca de las tres eles” de Londoño, ¿Lozada y Lascarro y sus buchones antiguos en medio de los vapores alcohólicos y la condescendencia los dejaron hacer lo que hicieron?  

Hoy el antiguo trípode vietnamita (partido, ejército, frente de masas) que se exhibía cuando se era prácticamente la amenaza más consistente al Estado colombiano, ha cambiado con las condiciones socio políticas que ha generado la demolición del Acuerdo Santos-Timolíon 2016, y han surgido nuevas perspectivas de resistencia territorial y comunitaria.

Ha aparecido en la realidad social un nuevo trípode de lucha que obedece a esa nueva realidad. Hoy la lucha social en Colombia tiene a la vista de todos, tres grandes componentes OJO independientes entre sí, pero articulados en su finalidad estrategia incluso de largo plazo que sin duda deben estar inquietando a los estrategas y spinn doctors del régimen:

1- Un potente, heterogéneo, multiclasista y multicolor Movimiento Social que está en receso, pero en ningún caso inactivo. 2- Un frente electoral alternativo en proceso de consolidación con múltiples liderazgos y propuestas en discusión que el régimen y su falsimedia busca por todos los medios romper y enemistar entre sí, y que muy seguramente después de las elecciones del año entrante (exitosas o no) dejará importantes experiencias y liderazgos consolidados.  3- También hay un proceso, a toda vista, que diversos analistas y sociólogos presentan en sus informes como “la expansión acelerada de las disidencias y de los rearmados”, que deja ver un proceso en marcha de aglutinamiento y unificación de mandos medios de las antiguas Farc, que al quedar sin liderazgo legítimo y sintiéndose traicionados por ellos, han empezado a asumir su propio papel en defensa de las comunidades donde actuaron por largos años.

Así pues, que estos tres nuevos elementos conjugados que mirados de manera realista y sin idealismos o ingenuidades triunfará por separado o solo. No se triunfará por elecciones solamente; como no se triunfará con la sola movilización social, y menos aún, la resistencia armada sola, como antiguamente se pensaba, va a dar con el régimen en el suelo. Serán los tres, los determinantes en los próximos desenlaces sociales que la aguda lucha de clases de Colombia va a presentar. Así que no hay por qué desesperar.

Notas:

*Médico, antropólogo y ensayista colombiano