Colaboraciones Europa

Chipre y los defensores de un mundo basado en reglas

Por Duarte Correa*. –
Chipre es una isla del Mediterráneo, que fue colonia británica hasta su independencia en 1960; pero esa independencia es un poco extraña, dado que tres Tratados firmados el mismo día de la independencia, previamente a su proclamación, por Gran Bretaña, Turquía y Grecia les permite a estos tres estados ejercer determinados derechos sobre la nueva República de Chipre.

Uno de los derechos recogidos en esos Tratados es el que ejerce aún hoy Gran Bretaña manteniendo bajo su soberanía exclusiva varias zonas de la isla, en las que tiene dos bases militares, la Base Soberana de Akrotiri y la Base Soberana de Dhekelia.

Catorce años después de la independencia, el 20 de julio de 1974, las tropas turcas invadieron la isla acogiéndose a los tratados firmados, y argumentando que la comunidad turco-chipriota de la isla corría peligro debido a un golpe de estado promovido por sectores de la comunidad greco-chipriota.

Pasados cincuenta años la República de Chipre sigue teniendo su territorio dividido, puesto que el ejército turco mantiene la ocupación sobre un 37% de la isla. Hay un muro, llamado Línea Verde, que desde 1963 separa las dos zonas, y desde 1964 un contingente militar con bandera de las Naciones Unidas permanece en la isla con la función de proteger a las dos comunidades enfrentadas. Turquía proclamó en 1983 la República Turca del Norte de Chipre, un estado declarado ilegal por la ONU y que solo cuenta con el reconocimiento de la propia Turquía.

Pese a las diversas tentativas para solucionar el conflicto la tensión sigue viva y no hay visos de una salida que permita la reunificación. Turquía no hace más que poner palos en las ruedas, y no parece haber mucho interés por parte de la comunidad internacional en encontrar una solución.

La hipocresía de la Unión Europea

El 1 de enero de este año se cumplieron veinte años de la entrada de Chipre como miembro de pleno derecho de la Unión Europea, pero aunque toda Chipre es miembro de la UE, la propia Unión Europea dice claramente que «la legislación de la UE está suspendida en las zonas donde el Gobierno chipriota (Gobierno de la República) no ejerce el control efectivo.»

Ante esta situación tan anómala, llama la atención que aquellos que se llenan la boca hablando de la necesidad de mantener un mundo basado en reglas, tan preocupados en su momento por la división de Alemania o en la actualidad tan activos en la condena de la invasión de Ucrania por Rusia, no adopten medidas contundentes contra un ataque a la soberanía de uno de los estados miembro de la Unión Europea. De ser otros los agresores habría tiempo que estarían aprobados contundentes paquetes de sanciones, pero la Turquía hasta el momento no se le impuso ninguna.

Claramente la situación estratégica, y el hecho de que Turquía sea un importante miembro de la OTAN, llevan tanto a la Unión Europea como a Gran Bretaña y los Estados Unidos a considerar que dar pasos hacia la recuperación de la soberanía chipriota sobre la totalidad de su territorio no les conviene, pues provocaría una situación de tensión que podría derivar en un enfrentamiento con un miembro de la  OTAN que lleva tiempo buscando un papel propio en el complejo marco internacional, tal y como podemos ver en los movimientos que realiza al respeto de los conflictos en Ucrania y Oriente Medio.

La importancia de Chipre hoy

La isla lleva funcionando desde hace tiempo como base de entrenamiento de diversos ejércitos extranjeros, destacando las repetidas maniobras de las fuerzas especiales del ejército israelí en diversas zonas, que cuentan con unas condiciones orográficas muy semejantes a las del sur del Líbano en donde tiene importante presencia Hezbollah.

Los ataques aéreos británicos de los últimos meses contra el Yemen y en apoyo a Israel han salido de Chipre, y en la base de Akro­tiri hay un importante contingente de tropas norteamericanas que están en la isla ilegalmente.

En el Mediterráneo oriental, en concreto en la franja de agua que hay entre Chipre y las costas de Gaza, Israel y Líbano, hay importantes bolsas de gas a las que la guerra de Ucrania ha dado un gran valor. Chipre es imprescindible para poder llevar ese gas a Europa, ya sea por medio de un gasoducto proyectado con Grecia e Israel o como gas licuado.

Estos dados dan una idea de la importancia que tiene el control de Chipre para los intereses de la OTAN y de los Estados Unidos, y por eso consideran que mantener la división y la actual situación neocolonial es lo que más les conviene.

Duarte Correa*. Profesor de historia y analista internacional.

Este artículo fue publicado originalmente en Galicia, en el portal nosdiario.gal/

Foto de Portada: Getty Images

Dejar Comentario