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China y su política laxa de visados hacia Sudamérica

Por PIA Global* En medio de una intensa disputa comercial con Estados Unidos y en pleno proceso de reposicionamiento internacional China ha dado un paso audaz para consolidar su influencia en América Latina.

A partir del 1 de junio, ciudadanos de Brasil, Argentina, Chile, Perú y Uruguay podrán ingresar a territorio chino sin necesidad de visa por un período de hasta 30 días, ya sea por turismo, negocios o visitas familiares.

Esta decisión, anunciada por el Ministerio de Relaciones Exteriores chino, es mucho más que un gesto de cortesía diplomática: representa una estrategia geopolítica clara para ampliar su influencia en el “patio trasero” de Washington.

Una señal clara en la competencia global

El anuncio ocurre tras una reunión entre China y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), donde el presidente Xi Jinping prometió continuar con políticas de apertura de alto nivel e impulsar los intercambios transfronterizos.

En palabras del portavoz Lin Jian, se busca “facilitar aún más los intercambios transfronterizos” y que más ciudadanos extranjeros “vengan a China a explorar y ver más, y a experimentar la vitalidad, la diversidad y la calidez del país”.

Sin embargo, el trasfondo es innegable: China está usando la diplomacia de visados como una herramienta de seducción geoeconómica, en un momento en que Washington redobla su discurso contra la influencia asiática en la región, especialmente en áreas clave como el Canal de Panamá, que Donald Trump ha acusado de estar “controlado por China”.

El gran ausente: México

Llama poderosamente la atención que México —país con uno de los mayores intercambios comerciales con China en la región— quede excluido de esta lista. ¿Por qué esta omisión?

La respuesta parece estar en la posición ambigua del gobierno mexicano, que pese a buscar vínculos económicos con China, mantiene una alineación estructural con Estados Unidos debido al T-MEC y a su dependencia económica.

Además, la exclusión puede leerse como un mensaje directo de Pekín: los beneficios del acercamiento están reservados para quienes se posicionan a favor de un mundo multipolar y no para quienes siguen atados a la hegemonía anglosajona.

Visados y diplomacia comercial

El contexto no puede ignorarse. La guerra arancelaria entre China y Estados Unidos —aunque en una fase de tregua temporal— ha empujado a Pekín a buscar nuevos aliados comerciales. América Latina y el Caribe emergen como el escenario clave en esta batalla silenciosa por la influencia global.

En ese marco, la política de exención de visados es apenas un “primer paso”, según Xi, quien aspira a que la próxima década sea una “década dorada” en las relaciones entre China y la región.

La inclusión de países como Argentina y Brasil, grandes potencias del sur, y de Uruguay y Chile, tradicionales aliados del libre comercio, revela un diseño fino: atraer socios confiables y estables que ya tienen intereses consolidados en China y que además pueden ofrecer respaldo en temas sensibles como Taiwán.

¿Un mensaje para Taiwán?

De hecho, el encuentro de la CELAC en Pekín tuvo entre sus asistentes a Haití y Santa Lucía, dos de los pocos países del mundo que aún mantienen relaciones diplomáticas con Taiwán.

El gesto diplomático de invitar a estos países a la mesa de negociaciones con China muestra el nivel de presión que Pekín quiere ejercer para aislar a Taipéi y consolidar el principio de una sola China.

En paralelo, se refuerzan acuerdos comerciales, se promueve el uso de tecnologías chinas (como Huawei) y se estrechan los lazos en infraestructura, educación y turismo, todo con un objetivo claro: reducir la dependencia de América Latina del dólar y de los organismos financieros controlados por EE.UU.

La expansión de políticas sin visado hacia Sudamérica marca un nuevo capítulo en la diplomacia china, basada en la cooperación, la no intervención y el beneficio mutuo, pero también en la astucia estratégica.

En un momento donde Estados Unidos insiste en militarizar la región, hablar de intervención en el Canal de Panamá y aumentar su presencia de la OTAN en zonas cercanas, Pekín avanza con otra narrativa: la del libre comercio y la integración pacífica.

Foto de la portada: Xinhua

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