Asia - Asia Pacifico

China y las medidas necesarias ante las provocaciones occidentales

Por Mijail Gamandiy-Egorov*. –
Sin lugar a dudas, China enfrentará múltiples presiones y provocaciones nuevas que emanarán del espacio atlantista-occidental. Dichos ataques contra Beijing tendrán por supuesto como objetivo el ámbito económico-comercial, pero también afectarán cada vez más al ámbito de la seguridad.

En el contexto de los últimos acontecimientos, todo indica que el eje OTAN-Occidente de los nostálgicos de la unipolaridad seguirá aferrándose al final de todas las opciones que mantengan alejado el fin definitivo del dictado de la minoría planetaria en los asuntos internacionales. Todos los Estados que se adhieren al concepto multipolar del orden mundial contemporáneo se encuentran en la mira de los regímenes occidentales y sus seguidores.

China, como uno de los dos principales defensores y promotores del orden multipolar internacional, aunque hasta ahora se enfrenta a una confrontación mucho menos intensa que Rusia, ya es fuertemente blanco de los ataques multifacéticos de Occidente. La negativa a alejarse del aliado ruso, el posicionamiento firme a favor del mundo multipolar, la participación en procesos que apuntan a liberarnos del control occidental en muchas direcciones clave de los asuntos mundiales, particularmente de naturaleza geoeconómica, representan, entre otras, las razones de la intensificación de los ataques occidentales contra Beijing.

Por lo tanto, no es coincidencia que los representantes de los regímenes occidentales en general, no sólo los de Washington, sino también sus vasallos europeístas, mencionen abiertamente a la República Popular China como un desafío principal. Y como tal, aparte de la guerra comercial, ya de facto están en marcha y que podrían aumentar en intensidad, sin olvidar las sanciones unilaterales dirigidas a empresas chinas en diversos ámbitos, todo hace pensar que los ataques occidentales contra la seguridad de China y sus intereses regionales e internacionales también irán en aumento.

Las provocaciones en relación con Taiwán, pero también en el caso de Filipinas, planteando temas de seguridad para Beijing en el Mar de China Meridional, están presionando a la República Popular China para que alce su voz, incluso a través de sus representantes militares. Esto sin olvidar que los eventos en Medio Oriente, particularmente en Siria, donde la diplomacia china está en modo de observación, pero con el firme entendimiento de que el caos que se extiende en esta región representa un importante desafío de seguridad adicional para China. Sabiendo aún más que entre los grupos terroristas que operan en esta región se encuentran, entre otros, ciudadanos chinos.

Todo esto lleva a la conclusión de que sólo respuestas más firmes pueden detener la propagación del caos occidental a diferentes partes del mundo. Y para ello conviene considerar varias medidas, también en el aspecto militar. En este sentido, uno de los grandes retos para China, como para Rusia, es que la actual confrontación con el eje OTAN-Occidente, confrontación actualmente limitada en el caso chino y que se limita a provocaciones multifacéticas e intentos de desestabilización por parte de Occidente, un conflicto de alta intensidad en el caso de Rusia, es que se desarrolla lejos de las fronteras del principal instigador. En este caso el régimen washingtoniano.

Los regímenes europeístas pueden quejarse de un desafío a la «seguridad europea» contra Rusia, pero ahora, con la mención de la República Popular Democrática de Corea, lo cierto es que los representantes de estos regímenes en realidad sólo se han comprometido a garantizar la seguridad en Europa, siendo su única consigna, aplicar al pie de la letra las exigencias del maestro americano. Todo con una escalada que ya está alcanzando su punto máximo y que, en el peor de los casos, impactará esta vez directamente en el espacio europeo de Bruselas.

Sin embargo, ¿es suficiente la disuasión de los partidarios del mundo multipolar frente al citado espacio europeo de Bruselas? Sí y no. Por un lado, el debilitamiento de los europeístas favorece los intereses de Washington, particularmente en el nivel económico, con miras a absorber y aniquilar aún más toda la capacidad económica e industrial europea. Por otro lado, una derrota militar de los regímenes de Bruselas, en el peor de los casos en términos de escalada, también tendrá un impacto en Washington, porque sin sus vasallos europeístas, el régimen americano volvería a convertirse en una simple potencia regional.

Dicho esto, y en un momento en el que el eje de la OTAN habrá demostrado claramente que está dispuesto a hacer cualquier cosa para impedir el reconocimiento oficial del orden mundial multipolar, incluida una escalada importante y una alianza formalizada con los peores grupos terroristas en varios lugares. En el mundo, los partidarios de la multipolaridad se ven obligados a imponer la calma a la minoría planetaria occidental. Además de europeísta, pero no sólo.

En un momento en el que resulta evidente la necesidad de formar una alianza militar antioccidental, como ya se ha hecho entre Rusia y Bielorrusia o entre Moscú y Pyongyang, esta alianza también debe oficializarse mediante la participación declarada de China, con otras naciones que asumen abiertamente su pertenencia al mundo multipolar, particularmente en África y América Latina. En lo que respecta a América Latina, ciertamente ha llegado el momento de que el dúo ruso-chino se establezca firmemente militarmente en esta región del mundo. Muchos de los aliados de Rusia y China en la región están decididamente preparados para esta opción. Sólo allí el principal propagador del caos a escala global sentirá la disuasión ya no a miles de kilómetros de distancia, sino justo a sus puertas.

Mijail Gamandiy-Egorov* Director asociado en Agencia Afro-Wave. Periodista independiente

Este artículo ha sido publicado en el portal reseauinternational.net

Foto de portada: reseauinternational.net

Dejar Comentario